10 bloques de Madrid se ponen en huelga de alquiler

«Probablemente, el mayor conflicto colectivo que hemos organizado hasta hoy», así anuncia el sindicato de inquilinos de Madrid la huelga de alquiler que han organizado desde Vallecas y que se extiende a 10 bloques de la ciudad, todos parte de las 42 propiedades de la empresa Nestar. Según explica el grupo, más un colectivo de protesta que un sindicato tradicional, se debe a un aumento de hasta 200 euros que se le realiza a los inquilinos de los pisos de estas empresas al tercer año de alquiler, una medida que ellos mismo confirman se incluye en los contratos iniciales. 

El problema es que no todo el mundo llega al tercer año en la posibilidad de asumir este aumento, que además consideran injusto. Por eso el grupo ha conseguido que varios vecinos se nieguen a pagar el alquiler hasta que se realice una negociación colectiva con ellos. Es una medida de protesta clave, que además se suma a varias que han ocurrido en Madrid en los últimos meses, empujadas por el problema de vivienda que la capital comparte con toda España. 

Es realmente una consecuencia de una situación extrema, más allá de los contratos de Nestar, y de los problemas de estos vecinos, es fácil entender la molestia dada la situación en Madrid. Sumado a un aumento en los precios de las periferias, causado por una migración de inquilinos y propietarios del centro a las zonas que en teoría debían ser más baratas, pero con precios que han aumentado en los últimos años. La situación de la vivienda en las grandes ciudades es un problema difícil de superar, pero si se mantiene se seguirán viendo protestas como la de Vallecas. 

Según pública la organización se trata de 10 bloques repartidos entre Parla, Móstoles, Pinto, Villaverde, Carabanchel y Vallecas. En total son unos 900 inquilinos los que de momento se consideran en huelga de alquiler y que se niegan a pagar a la empresa los aumentos de precio. 

Es que no ha sido la única. Cada vez es más fácil conseguir casos de ciudadanos evitando desahucios, incluso si hay pruebas de que el inquilino no ha pagado el alquiler, y cada vez es más complicado para un fondo de inversión comprar edificios sin tener que lidiar con el escrutinio de vecinos y prensa. Se suma la rabia de zonas puntuales como Lavapiés, La Latina o Vallecas contra plataformas como Airbnb o contra la compra de pisos para que pasen a funcionar de forma turística.

LOS VECINOS RECLAMAN TAMBIÉN POR EL ESTADO DE LOS PISOS DE ALQUILER

En el caso de los vecinos de Valle Vallecas, la protesta no se reduce al aumento del alquiler, sino también al estado del edificio. «Nuestros hijos juegan entre escombros», declaró una de las inquilinas a través del sindicato, señalando que además de subir los costos, el fondo, al que califican de «buitre» no cumple de forma correcta las obligaciones como casero. 

Ciertamente, la imagen de algunos de los edificios, como de buena parte de Vallecas, es preocupante por el estado de las escaleras, de los patios o por las imágenes evidentes de goteras en algunos de ellos. Es un problema serio para los vecinos, que además complica todavía más la vida de los pisos alrededor, no solo de los edificios gestionados por la empresa.

Es una acumulación de problemas, que en el fondo representan los grandes problemas de vivienda en Madrid y en España. Es mucho más fácil negociar con un casero personal que con un gran fondo de inversión, y en estos casos la situación obliga a los inquilinos a negociar de forma grupal. Nestar, de momento, tiene además unos 80 pisos en oferta en Idealista, para alquilar, lo que puede hacer que los grupos de vecinos terminen por molestarse aún más. 

LA FUERZA DE LOS NÚMEROS

Para los vecinos que protestan contra Nestar será clave mantenerse organizados. La realidad es que es complicado resolver este tipo de situaciones, y requiere finalmente que ambas partes estén dispuestas a enfrentar la situación y negociar, de lo contrario puede alargarse demasiado y terminar siendo un problema tanto para los vecinos, como para los propietarios, como para el ayuntamiento.

 

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Pero, al mismo tiempo, también se trata de un problema generalizado en la vivienda en el centro de las ciudades. Si no fuese un problema generalizado, sería fácil que los inquilinos buscarán otras opciones antes de lidiar con una situación de este tipo, pero los precios siguen subiendo, y más allá de la discusión puntual de Madrid, es clave pensar en esto para el futuro inmediato de las ciudades europeas. 

Será interesante seguir este caso de cerca. Sumado a las protestas contra el turismo de masas y la molestia en barrios de las grandes ciudades hacen que sea complicado superar este tipo de crisis sin un gran acuerdo. Al mismo tiempo, este tipo de circunstancias ponen una lupa sobre la normativa actual, con una ley de vivienda que sigue sin funcionar como se esperaba y que aún no resuelve el problema de los ciudadanos.