Rodrigo Vázquez de Arce, el verdadero caballero de la mano en el pecho

El caballero de la mano en el pecho es uno de los más famosos retratos creados por El Greco. Un óleo sobre lienzo pintado en su primera etapa española, entre los años 1578 y 1580. Su mirada melancólica en el Museo del Prado ha pasado a convertirse en el prototipo renacentista del alma austera y franca de los castellanos.

Casi 500 años después, la identidad del caballero retratado todavía se desconocido, existiendo diferentes hipótesis sobre ello, como que era un autorretrato y que el gesto de la mano en el pecho era una especie de reivindicación del propio pintor.

Recientemente, un escritor ha establecido una nueva teoría sobre la identidad de El Caballero de la mano en el pecho en el curso de una investigación para escribir un libro sobre El Greco, en la que efectivamente, ha encontrado al mejor candidato.

Tras muchas especulaciones sobre la identidad desconocida del caballero de la mano en el pecho, tal y como asegura este escritor, parece bastante claro, después de revisar los retratos del genio de Toledo, El Greco, que se trata de Rodrigo Vázquez de Arce, amigo del pintor, que aparece a la derecha, más envejecido que en los dos primeros retratos pintados hacia 1580.

Entre ambos aparece San Mauricio, más joven, rejuvenecido por la idealización del mártir cristiano al que alude la leyenda de la legión tebana.

Sabíamos que El Greco utilizaba personajes reales en sus obras religiosas y, en cuanto a Rodrigo Vázquez de Arce, el resultado parece evidente: los mismos ojos, nariz, boca, barba y pelo. Además, los tres llevan una joya emblemática colgada.

Siguiendo con estas pesquisas, otro detalle curioso de este personaje, revelado tras una restauración, es que el hombro izquierdo está más hundido que el derecho, apreciable también en la figura de cuerpo entero de San Mauricio a pesar de su capa.

La cronología coincide, ya que el retrato del anciano presidente del Consejo de Castilla se realizó en la década de los noventa, podría tener por tanto veinte años más que el misterioso caballero, nadie mejor para representar el espíritu castellano.

Y finalmente, el rasgo que más llama la atención, dando nombre a la obra, es la mano en el pecho, una pose testimonial para destacar su nobleza, que se quiso entender como revelador del oficio del retratado, Jurista de la era Vázquez de Arce, con un gesto forzado, uniendo los dedos anular y corazón, característico del manierismo grequiano.

Si te interesa, puedes encontrar toda la información sobre el caballero de la mano en el pecho en este PDF original sobre la investigación, en la que cuenta todo sobre la identidad de este mítico personaje desconocido.

¿Quién fue Rodrigo Vázquez de Arce?

Rodrigo Vázquez de Arce fue un destacado jurisconsulto de su época, que provenía de una familia arraigada en el ámbito académico y legal de Valladolid, siendo hijo de un respetado catedrático de leyes. Sus estudios los realizó en el prestigioso Colegio Mayor Santa Cruz de la Universidad de Valladolid.

Su carrera profesional lo llevó a ocupar importantes cargos en la administración de justicia y en la política de la época. Ejerció como oidor de la Real Chancillería de Granada y fue miembro de influyentes instituciones como el Consejo Real de Castilla y el Consejo de la Inquisición.

En 1579, fue enviado como embajador a Portugal para abogar por los derechos de Felipe II al trono portugués en medio de una crisis sucesoria tras la muerte del rey Sebastián I.

A su regreso a España, continuó ascendiendo en su carrera, siendo nombrado consejero de la Cámara de Castilla y distinguido con la orden de Alcántara, donde desempeñó roles destacados.

En 1584, ocupó la presidencia del Consejo de Hacienda, y en 1592, la del Consejo de Castilla. Durante su carrera, también participó como juez en importantes procesos, como el caso contra el secretario del rey, Antonio Pérez.

Sin embargo, su influencia política se vio afectada por intrigas palaciegas, lo que resultó en su destierro de la corte. Fue entonces cuando se retiró a El Carpio, donde falleció en agosto de 1599, poco después de ser cesado de sus cargos debido a complicaciones de salud. Sus restos descansan en el panteón familiar de la iglesia de Santiago Apóstol en esa localidad.