Los médicos nuevamente alertan a la población sobre el uso correcto del aceite. El uso cotidiano de un ingrediente tan común en nuestras cocinas como el aceite de cocina podría estar pasando factura a nuestra salud de manera silenciosa y preocupante. Los médicos han lanzado una advertencia sobre los riesgos asociados con el consumo de aceite reutilizado, una práctica extendida en España, especialmente en tiempos de aumento de precios del llamado ‘oro líquido’.
A través de un estudio realizado por investigadores de la Universidad Central de Tamil Nadu en colaboración con la Universidad de Illinois en Chicago, se ha revelado que el uso repetido de este tipo de aceites puede causar daños graves en el hígado, los intestinos y, sorprendentemente, también en el cerebro.
Este descubrimiento pone de manifiesto la importancia de reconsiderar nuestros hábitos en la cocina, ya que freír alimentos con aceite reutilizado no solo afecta a su calidad nutricional, sino que también conlleva la formación de compuestos nocivos como acrilamidas y grasas trans. Además, según los hallazgos del estudio, este tipo de aceites recalentados puede desencadenar estrés oxidativo e inflamación en el hígado, así como daños significativos en el colon, lo que afecta negativamente al metabolismo de las grasas y, en última instancia, a la salud cerebral.
Estos resultados plantean interrogantes sobre la seguridad de una práctica tan arraigada en la cultura culinaria española y destacan la necesidad urgente de abordar este problema desde una perspectiva de salud pública.
3Impacto en la salud cerebral

El impacto del aceite reutilizado en la salud cerebral es motivo de creciente preocupación entre la comunidad científica. Investigaciones recientes han revelado una conexión directa entre el consumo frecuente de aceites de freír reusados y un mayor riesgo de neurodegeneración y daño neuronal. Estos estudios han demostrado que los compuestos nocivos generados durante el proceso de fritura y recalentamiento del aceite pueden afectar negativamente a áreas cruciales del cerebro, aumentando así el riesgo de trastornos neurológicos y cognitivos.
El estrés oxidativo y la inflamación causados por el consumo de aceites reutilizados pueden desencadenar una cascada de eventos perjudiciales en el cerebro, incluida la degeneración de las neuronas y la disminución de la función cognitiva. Además, la investigación ha revelado que las dietas que incluyen aceites recalentados pueden conducir a un aumento de los niveles de colesterol malo (LDL), triglicéridos y marcadores inflamatorios, todos los cuales están asociados con un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
Para proteger la salud cerebral, es crucial tomar medidas para reducir la exposición a estos aceites reutilizados y optar por alternativas más saludables en la cocina. Esto puede incluir el uso de aceites frescos y de calidad, así como limitar el número de veces que se reutiliza el aceite para freír alimentos. Además, seguir una dieta equilibrada rica en antioxidantes, ácidos grasos omega-3 y otros nutrientes esenciales puede ayudar a mitigar los efectos negativos del consumo de aceites recalentados y promover la salud cerebral a largo plazo.