Ansiedad y depresión: dos problemas endémicos en la sociedad actual

La vida en el siglo XXI parece más fácil de llevar, gracias a unos avances tecnológicos y a unas comodidades que hace solo dos décadas eran inimaginables. Sin embargo, el nuevo siglo también ha traído consigo una pesada carga cuya relevancia es abrumadora, en forma de trastornos como ansiedad y depresiones, que afectan a la salud mental y emocional de millones de personas.

Según Katia Giménez Molins, máxima responsable de un grupo de psicólogos en Barcelona que ejercen su actividad profesional en el centro Psicología Montjuic, estas dos afecciones son el pan nuestro de cada día y requieren de una atención especializada y personalizada.

La magnitud del problema

En este sentido, esta psicóloga especialista en ansiedad nos comenta que la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha publicado recientemente algunos datos preocupantes acerca de la prevalencia de este tipo de trastornos y que evidencian la magnitud del problema:

  • Se calcula que más de 250 millones de personas, a nivel mundial, sufren trastornos de ansiedad o depresiones, siendo el porcentaje de afectación más alto entre las mujeres que entre los hombres.
  • Durante la pasada pandemia de COVID-19, la prevalencia mundial de este tipo de trastornos aumentó en torno a un 25 %, debido sobre todo al estrés, el miedo y la incertidumbre que se generó.
  • Entre el 8 % y el 9 % de quienes tienen entre 10 y 18 años padecen trastornos de ansiedad, que se manifiestan en forma de fobias, obsesiones, pánico o estrés postraumático.
  • En torno al 3 % de las personas de esas mismas edades tienen depresión o presentan síntomas depresivos, los cuales contribuyen a una baja autoestima y falta de motivaciones.
  • La depresión grave puede conllevar ideas suicidas, siendo esta una de las causas de fallecimiento más habituales entre el grupo de población de entre 15 y 30 años.

Causas

Aunque los síntomas de ambos trastornos son similares en todos los grupos de edades, no ocurre lo mismo con las causas que influyen en su aparición, como podemos ver a continuación:

  • En niños y adolescentes, la alta presión académica, los divorcios de los padres, el acoso escolar y un exceso de exigencias extraescolares pueden desencadenar trastornos de ansiedad y depresión.
  • En los adultos jóvenes y de edad madura, los principales factores desencadenantes son las responsabilidades profesionales, la búsqueda de estabilidad laboral y los conflictos de pareja.
  • En personas mayores y ancianos, los parámetros de mayor peso son el aislamiento social, la pérdida de seres queridos y el deterioro de la salud asociado a la edad.

¿Qué se puede hacer?

Lo primero es concienciarse de la gravedad de esas dos afecciones. Y es que, por desgracia, no es infrecuente que los propios allegados de los afectados minimicen la importancia de los síntomas.

A este respecto, es habitual escuchar frases como “no hay quien lo aguante”, en los trastornos de estrés o ansiedad, o “no sale de la cama porque no quiere”, en los casos de depresión.

Estos comportamientos deben ser erradicados. Ante cualquier síntoma que apunte a un posible trastorno de ansiedad o depresivo, es necesario:

  • No restar importancia a los síntomas.
  • Conversar abiertamente con el afectado acerca de sus sentimientos y emociones.
  • Buscar el apoyo de un profesional de la psicología y/o, en algunos casos, de la psiquiatría.

En este sentido, los psicólogos disponen de las herramientas necesarias para manejar la mayoría de los trastornos de ansiedad y buena parte de las afecciones depresivas, sin necesidad de recurrir a medicación.

Y para aquellos casos en los que esto no es posible, las terapias llevadas a cabo sinérgicamente por un psicólogo y por un psiquiatra suelen ofrecer excelentes resultados.