Rayden construye rebelión desde el intimismo en ‘Votos en contra’

Desde que anuncio su retiro de la música, aunque no de la industria, Rayden, el nombre artístico de David Martínez Álvarez, no ha parado de trabajar. Su preaviso de diez días se ha alargado más de un año por la gira de ‘La victoria imposible’, que terminará tras su paseo por varios de los grandes festivales del verano. 

Así, el artista mantiene ocupado su año con su gira, el lanzamiento de su nuevo libro de protesta, ‘Votos en contra’, y su trabajo como asesor musical del Benidorm Fest. Aun así, tuvo tiempo para hablar con Diario Qué!, sobre todo ello, así como su relación con la creación artística, tanto musical como novelesca, y sus inspiraciones de su nueva novela.

Pregunta: ¿Por qué nace la idea de hablar de un tema tan político, tan social, desde un punto de vista tan pequeño, sobre todo en un principio del libro?

Respuesta: Bueno, refleja muy bien cómo una persona se acaba de enterar de que la van a echar de su casa, justo cuando acaban de echarla de la realidad que había tenido durante casi diez años, que no diez años, que era una relación, y donde ella está, vamos, en la fase más inicial del duelo, que se está negando la mayor, tanto es así que no es que hable con el fantasma de la pareja que ya no es, sino que está hablando con su ropa interior, porque al final tiene como una pequeña esperanza de volver con esa persona y le cuidan hasta la ropa.

Entonces, me parece que era un momento donde estás desorientado, que te pasa que cuando toda tu realidad se resquebraja, pues estás desorientado e intentas hacer como pequeños automatismos.

Me parecía que era una forma muy visual, ese plano detalle de cómo una persona que no se quiere enfrentar a la realidad, lo único que puede hacer es recluirse hacia adentro, haciendo lo que hacemos nosotros en cualquier casa, que es poner una lavadora o un tendedero 

P: ¿Cómo construyes un personaje como Inocencio y los detalles de la enfermedad?

R: Nace de cosas que me han tocado de cerca, pero también de preguntar a muchos enfermeros, muchos trabajadores de oncología. Mucho doctor, también muchos expertos en aseguradoras, para ver cuál es la evolución de este tipo de enfermedad, cómo es el proceso, qué ocurre, porque es curioso como si lo tienes en la parte trasera, el tumor no te afecta en tu identidad, pero si lo tienes en la parte delantera, te cambia y borra todo atisbo de la persona que era y vuelve a lo mejor a ser un niño o una persona un poquito más agresiva o según qué cosas.

¿Y cómo se daba? Pues esto, la degradación de esta enfermedad. Y una cosa muy bonita que me gusta del libro, también lo he escrito yo que te voy a decir, pero hay una cosa que me gusta mucho que es que nunca se dice la palabra cáncer, se habla como un personaje más, el cangrejo. Es un personaje que siempre está presente y que a veces tiene más voz que otras, pero bueno, creo que es una forma de llevarlo.

P: ¿Por qué usas la cultura pop tan cerca en tu libro? ¿Te preocupa que lo amarre mucho a su tiempo?

R: Justamente lo veo como una virtud, a mí me gustan los libros que cuando los vuelves a abrir es como una cápsula de tiempo, consigo que elementos, también hay una virtud dentro de utilizar la cultura pop del momento que me permite fijarme en matices que el resto de las personas no se fijan, es decir por ejemplo, lo de Spike Jonze y Sofia Coppola como con esta mitología que tienen con la película de ‘Her’ y con la película de ‘Lost in Translation’, en ambas el timbre de voz que habla de amor siempre es Scarlett Johansson, entonces me parece que la cultura pop como el mayor careo y duelo artístico que ha habido.

Es curioso porque si ves todos los documentales hoy en día Morgan Freeman es la voz de Dios, pero para reflejar al amor la voz es Scarlett Johansson entonces me parece que son como hay mitología romana, griega, hay una nueva mitología pop donde hay un dios que es esto hay otra diosa del amor que es esto me parecía como muy curioso utilizarlo, pero sobre todo creo que presenta oportunidades muy bestias en el momento que para hacer referencias a cosas del pasado utilizas elementos de la cultura de cuando eras niño como por ejemplo ‘Sailor Moon ‘y una serie de cosas que permite al lector o a la lectora que cuando vuelva a revisitar estas páginas se ubique y eso me gusta bastante.

P: ¿Cuándo decides rescatar la historia del «Reino de Cerro Belmonte»?

R: Pues mira, es curioso porque hace dos semanas que ha salido la novela y hay cosas de la novela que están ocurriendo, ahora en Lavapiés hay cosas de manifestaciones y tal como se ha articulado se están dando ahora en ese barrio, entonces creo que dibuja una trayectoria que es normal que ocurra lo que está ocurriendo y creo que es un momento de desafección es un momento sobre todo que siempre ha habido un abuso de burbuja inmobiliaria.

Es inaguantable en el momento que te metes en plataformas como Idealista y que estás viendo qué estudios de 30 metros cuadrados te cuesta 1000 euros de alquiler y que incluso ves que son particulares o que son inmobiliarias, que lo que hacen es incluso hay algunos que se inventan fotos y engordan los precios para subir el nivel de oferta y demanda de precio de esa zona para luego cuando te quieran vender un piso de alquiler cuando te lo quieran alquilar sea un precio mayor cuando ves esos atropellos se entiende.

Yo vivo muy cerca de este barrio del barrio que era una barriada que era Cerro Belmonte. Cuando investigas y ves que en efecto durante una semana se independizó de España, que casi quitan una de las estrellas de la bandera de Madrid, todo lo que se lio, que incluso casi forma parte de Cuba. Habría ahí como el Madrid cubano. Entonces es como una movida que encima lo ves y lo recibes como la última gran victoria del pueblo porque sí que pusieron en jaque al alcalde de Madrid, tanto que tuvo que sentarse a negociar y que mejoraran las condiciones. Fue la última gran victoria del pueblo. 

Creo que era necesario recordar esto del poder que tenemos si nos juntamos, que no es algo ingenuo, que no es algo’ mindfulness’, sino que es una cosa real, que al final nosotros, si tenemos el control del relato, cambian cosas. Por mucho que a día de hoy cada vez se las empresas se blinden más para evitar que se vuelvan a repetir sucesos como ocurrió con Reino Belmonte.

P: Hay una referencia directa que no llegas a nombrar que es ‘Goodbye Lenin’ ¿Te preocupó el parecido entre ambas historias?

R: No, porque también bebe mucho del Quijote y Goodbye Lenin bebe mucho del Quijote. También bebe mucho de ‘El Inconveniente’. Si nos vamos al cine patrio y al final, pues bueno, en el momento que sabes lo que quieres contar y que sabes el camino de la heroína en el caso de Lea y de Estrella o en el camino del héroe en el caso de Inocencio, pues buen te das cuenta de que es diferente.

Me empapé mucho de las referencias para no transitar los mismos lugares. Así que es cierto qué bueno, se habla de zonas muy comunes, zonas muy comunes que sí que pueden dar a este tipo de cosas, pero para mí Inocencio es un personaje más quijotesco que otra cosa y me parece que ahí sí que se lleva por ese lado.

Sí que entiendo que incluso creo que yo subí como una triada de estos círculos de influencias y donde transitan, donde fluctúan y demás, y sí que puse como referencia’ Goodbye Lenin’, el Quijote, Big Fish, El inconveniente, toda la filmografía de Wes Anderson, para jugar con esto, para que la gente se hiciese una idea antes de abrir el libro por donde iba. Que en el momento que se abre ya se ve que va por otros derroteros.

P: Dado que vas desde el reguetón a Rage Againts The Machine ¿Como defines las canciones que aparecen en la banda sonora de tu libro? 

R: Había tres canciones que sí que quería meter. Sí que tenía claro que tenía que empezar con lo de Dua Lipa, lo de ‘New Rules’, porque me parece que es el himno de la fase del duelo, del contacto cero. Me parecía muy bonito. Había otra canción que sí que quería meter que era de Julio Iglesias, la de ‘Begin the Beguine’, pero porque el personaje del niño lo construí para que tuviese cabida contar este suceso. 

Hay un suceso que cuento de Julio Iglesias que quería meterlo en el libro, porque creo que es un suceso que me parece tan loco que no quiero que se pierda. Entonces sabía que se tenía que construir con esto y sí que quería meter algo de Antonio Machín, pero porque para mí Inocencio es como la representación de mi abuelo y mi abuelo siempre ponía en un radiocassette rojo una terraza cerrada que tenían en Canillejas, siempre ponían Machín ahí en cinta y me parecía que tenía que quedarse. 

Lo demás no, lo demás sí que se iba dando y buscaba qué era lo que más pegaba. Incluso el himno que se hizo, el himno punk de Reino Belmonte, no sabía si quería meter. Luego, cuando vi cómo se desarrolló el capítulo, le digo, pega todo, pega todo. Porque es una letra que es un poquito agresiva, pero me pareció que, me parece luego muy estimulante crear un juego con el lector y con la lectora de dar pistas. Dar pistas, ¿por dónde puedo ir al siguiente capítulo?

También soy una persona que intenta, intenta trabajarse mucho los títulos para que no te deje indiferente. Yo creo que cuando ves el título y cuando ves la letra descontextualizada es, ¿qué carajo va a pasar ahora? Y como es una lectura fácil que se va construyendo todo, que te va llevando, y que no sabes lo que va a ocurrir, me parece muy bonito crear como un juego. 

P: ¿Cómo ha sido esta gira de despedida? ¿Cómo la sigues sintiendo y cómo sientes este momento que tienes las dos cosas en paralelo? 

R: Desde marzo del año pasado que fue cuando dije que con la salida del disco iba a ser el último y con la gira que empezó en abril pues lo estoy viviendo intentando abrazar mucho el momento, intentando ser muy consciente, estando muy presente, celebrando mucho con mis amigos. Tengo la suerte de que todas las fechas están agotadas y bueno, es bonito ir a ciudades y despedirte cuando estás viendo las salas más llenas que nunca. Y sobre todo mucho cariño, mucha emoción, mucho en carne viva. Y nosotros encima que incluso hemos crecido en la banda, sobre todo para esta recta final metiendo a un músico más y la verdad que lo estoy disfrutando muchísimo. 

Muchísimo porque ya me he quitado la presión de lo que se refiere a la música. Tanto es así que también tengo un grupo de Telegram donde con los seguidores como más cercanos como voy compartiendo cosas y ayer subí la maqueta de una canción que es lo que hubiese sido la banda sonora de la novela y lo dejé como regalo. 

De hecho, en ninguna red social lo digo. Digo, oye, si os metéis aquí hay una sorpresa. Pero en esa red fue como un gracias. Entonces me quita todo tipo de presión con la música y eso me gusta. 

P: ¿Qué tienen en común hacer un disco y una novela?

R: En común, por la forma que yo entiendo de hacer discos, es defender un concepto y que el concepto te sirva como excusa, como tapete para desarrollar ciertas temáticas de índole social y por social no es un tono panfletario quejicoso, aunque haya canciones que puedan rozar eso, sino todo, toda la cuestión de que me abordan de todas mis aristas. Entonces en eso sí que guarda similitud. 

Yo la novela, a ver, los que están llevando novela a protesta, pero la primera novela también lo hacía, que es utilizar una excusa de una historia para poner sobre, bueno, poner las cuestiones que abordan a la sociedad hoy en día. En la novela anterior ‘El acercamiento de la mujer cactus y el hombre lobo’ era la ‘Ley Rider’, bueno, esa radiografía de padres ausentes, las relaciones hoy en día desde la sociedad, estas emociones líquidas, como el amor líquido, que decía Bauman, y desde los apegos ansiosos evitativos y que vienen de nuestra idea de niño, cómo fluctúan.

En esta novela pues se rompe el edadismo, es, ostia, qué pasa con el papel de la mujer, que cuanto más realizada se siente, todavía seguimos con la potestad de decir, oye, te falta el niño o la niña, o si has promocionado mucho en tu trabajo, qué egoísta eres, que no piensas en ser madre.  También el tema del concepto de la patria, de los nacionalismos y de estas cosas. Y son cosas que me gustan, que me gusta reflejar, que también lo hago en los discos. 

P: ¿Qué tiene de diferente?

R: Pues que tú vas a hacer una canción, enlazas cuatro frases muy pegadizas, que dicen mucho, que para cada persona quieren decir algo diferente, y son esas canciones que llenan salas de gente que están esperando a corear, a gritar, a vociferar esa frase, y si van con una persona a gritar salen a la cara. Y creo que este estado de gracia, esta alquimia, en la novela, tienes que hacerlo, si no en cada página, en cada capítulo.

Creo que es un túnel de minería, con arquitectura y tal, que tienes que hilar muy fino para que no se te caiga todo encima. Vale. 

P: Vienes de ser asesor musical del Benidorm Fest, uno además muy reñido ¿Cómo viste la selección de canciones? ¿Qué crees que puede ocurrir con Zorra?

R: Pues mira, yo lo que he visto es lo que tú dices, que ha sido la edición más reñida. De hecho, yo me perdí la final porque tenía que cantar en Zaragoza y yo salí con una camiseta del Benidorm. Tenía una camiseta de ‘Zorra’ y dije, no me voy a salir con la de ‘Zorra‘ porque yo soy asesor. Tengo que ser profesional y aunque quiero hacer la coña va a haber gente que no lo va a entender. Y estaba teniendo el concierto y estaba saludando al público, así estamos así, y alguien saca un móvil y pone, «Zorra, Nebulossa». Y digo, «¡ha ganado, ha ganado!».

Las más de mil personas del público se ponen a corear ‘Zorra’. Me parece que este año ha sido el año que ya se ha sentado como acontecimiento. Y había mucha gente, voces críticas que no querían que se sentase como acontecimiento y solo hay que ver lo que está pasando. Con la designación de ‘Zorra’. Y no solo en España, sino en Europa. Y abriendo un debate de hace 40 años como, por ejemplo, pasaba con Las Vulpis. Motivo de censura y de gente rasgándose las vestiduras.

Al igual que en el libro crítico al edadismo, pues viene una mujer de 57 años hablando de una liberación. Hablando de, oye, lo único que puedes hacer es criticar, pero yo estoy de vuelta de todo. Y es un mensaje tan necesario, tan potente respecto a Eurovisión.

Yo creo que cosas de la final había varias propuestas que nadie podía imitar. Propuestas como lo de Almacor, porque se ve el mercado de música hispana por donde está yendo el urbano. El bolero de St Pedro, porque solo España puede hacer un bolero dentro de Europa. Y lo de Nebulosa, porque nadie se ha atrevido. Lo está hablando con gente de medios especializados y, ostras, es que nunca sabes qué enviar.