La salud mental le juega una mala pasada a este profesor de universidad, con infarto cerebral

Cuando una persona tiene problemas de salud mental muchas veces se siente aislada, frustrada y abrumada. Todas las áreas de su vida se ven afectadas, incluso su forma de pensar, sentir y actuar, hasta llegar a casos más extremos, como hemos visto con el caso de un profesor de universidad.

Pero antes, un inciso; es bastante común escuchar que las personas utilizan estos términos como si fueran sinónimos, sin embargo, salud mental y enfermedad mental son dos cosas muy diferentes.

La salud mental incluye el bienestar emocional, psicológico y social de una persona. También determina cómo un ser humano maneja el estrés, se relaciona con otros y toma decisiones.

Las enfermedades o trastornos mentales representan el porcentaje más alto de problemas de salud en países como Estados Unidos, y España no estamos tan lejos. Alteran la forma de pensar de una persona, su comportamiento y su estado de ánimo. Las más conocidas son la depresión, la esquizofrenia y el trastorno bipolar.

Este profesor de universidad sufrió un infarto cerebral agravado por sus problemas de salud mental

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), «antes de la pandemia en 2019, se estimaba que una de cada ocho personas en todo el mundo vivía con un trastorno mental.»

La pandemia ha contribuido según la OMS a empeorar la situación ya que las estimaciones, «sitúan el aumento tanto de la ansiedad como de los trastornos depresivos en más del 25% durante el primer año de la pandemia. Al mismo tiempo, los servicios de salud mental se han visto gravemente interrumpidos y la brecha de tratamiento para las afecciones de salud mental se ha ampliado.»

Los investigadores señalan en este estudio que los pacientes que padecen trastornos mentales presentan una esperanza de vida más reducida que la población general, que no puede atribuirse a factores como el consumo de drogas o el suicidio.

En las últimas décadas, esta brecha en la mortalidad ha aumentado, lo que ha generado una necesidad de mejorar el pronóstico clínico de los pacientes con trastornos mentales, en concreto, de salud mental, como experimentó José María Madiedo, un profesor de universidad.

Así, tal y como ha sucedido con José María, sus problemas de salud mental llegaron agravaron la situación de un infarto cerebral «como consecuencia de una situación tóxica en la universidad que me llevó hasta el hospital».

Las personas con elevados niveles de ansiedad son más propensas a fumar y no ser físicamente activas, lo que posiblemente explique en parte la relación entre ansiedad y derrame cerebral. Niveles más elevados de hormona del estrés, frecuencia cardíaca o presión arterial también podrían ser factores.

Cómo puede evitarse

Los expertos trasladan una serie de conductas para tratar de incorporar a la vida diaria rutinas saludables que permitan reducir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. El primer factor de riesgo a controlar es la presión arterial. Por ello, es esencial dejar de fumar, controlar el peso y seguir una dieta equilibrada.

  • Asimismo, es muy importante la práctica del ejercicio físico de forma regular y controlar el consumo de azúcar.
  • El consumo de alcohol debe ser muy moderado y no hay que dejar de lado el cuidado de la salud mental ya que los estados de ansiedad o estrés tienen impacto en la tensión arterial.
  • Para finalizar es recomendable tomarse el pulso regularmente para tener la tensión controlada y vigilar las grasas en sangre con análisis periódicos.

Una de las nuevas estrategias de prevención pasa por involucrar a los niños. Por eso, es importante que sepan que si su uno de sus abuelos se cae al suelo y no puede mover parte de su cuerpo o no habla de forma adecuada, pueden ser ellos los que activen el proceso asistencial, que debe ser urgente.