Palpar, observar y controlar los testículos: cómo prevenir el cáncer testicular

El sistema reproductor masculino está formado por el pene, el escroto, los testículos, el epidídimo, donde madura el esperma, el conducto deferente, que transporta el esperma hasta las vesículas seminales en la eyaculación, la próstata y las vesículas seminales, que producen el semen.  Los testículos son dos glándulas en forma de huevo localizados en el escroto, un saco de piel flácida que está debajo del pene. Se encargan de producir los espermatozoides y la hormona sexual masculina, la testosterona. Son fáciles de lesionar, porque no están protegidos por huesos o músculos, y por eso es conveniente examinarse esta zona mensualmente para detectar posibles cambios o señales como dolor, inflamación, enrojecimiento o bultos. Si esto ocurre, hay que acudir al médico para descartar que se pueda estar desarrollando un cáncer testicular.

El cáncer de testículos es poco frecuente, ocurre en uno de cada 250 hombres y es más habitual entre los 20 y los 35 años de edad. Existen dos subtipos, el seminoma y el non-seminoma, cuya presentación y tratamiento en líneas generales es similar, y ambos con una altísima tasa de curación. El síntoma principal es notar, al palparse la zona, un bulto indoloro en alguno de los testículos. A veces el tumor es tan pequeño que no se nota, pero sí puede haber producido metástasis, es decir, que las células cancerosas han crecido rápidamente y se han dispersado por otras partes del cuerpo. Las células del cáncer testicular pueden migrar a los ganglios linfáticos, el hígado y los pulmones y, cuando esto ocurre, se ha desarrollado lo que se conoce como cáncer testicular metastásico. Normalmente este cáncer se presenta en un solo testículo revelando, además de un bulto, sensación de pesadez e hinchazón en el escroto, dolor abdominal y de espalda, así como sensibilidad y abultamiento del tejido mamario.

La causa por la que se produce este tipo de cáncer no se sabe con exactitud. “No existen factores de riesgo como tal, pero aquellos chicos en los que el testículo se haya quedado en la ingle, que no haya bajado al escroto, tienen más posibilidades de tener un cáncer testicular”, indica el doctor Juan Carlos Quero, especialista en Oncología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón. Por tanto, todo bulto, agrandamiento, endurecimiento, dolor o sensibilidad en la zona testicular o mamaria debe ser evaluado lo antes posible por un médico.

Cáncer Testicular
Doctor Juan Carlos Quero, Especialista En Oncología Del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón.

Una vez se ha confirmado el diagnóstico, el siguiente paso es comprobar si el cáncer se ha desarrollado más allá del testículo. Esto se conoce como estadio del cáncer y sirve para entender el pronóstico, realizar el tratamiento adecuado y saber la probabilidad de curación. Los estadios del cáncer testicular van de 0 a III. En los primeros estadios, es decir 0 y I, sólo afecta al testículo y no se ha propagado a los ganglios linfáticos ni a otras partes del cuerpo. Si se encuentra en estadio II es porque ya está en los ganglios linfáticos. El estadio III significa que se ha dispersado por otras partes del cuerpo, aunque a veces quiere decir que solo está en los ganglios, pero los marcadores tumorales son muy elevados.

El tratamiento depende del tipo de cáncer (seminoma o non-seminoma) y del estadio en que se encuentre. “En general, el tratamiento inicial es la cirugía del testículo, aunque existan metástasis”, explica el oncólogo del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón. Esta extirpación del testículo, se conoce como orquidectomía inguinal radical. En estos casos, el paciente puede solicitar que se le inserte una prótesis testicular rellena de gel. Si el cáncer se ha propagado a los ganglios linfáticos adyacentes, se podría extirpar los ganglios linfáticos mediante cirugía. Sin embargo, esta cirugía puede tener complicaciones como la disfunción eréctil, motivo por lo que en la mayoría de los casos se opta por la quimioterapia.

La quimioterapia se utiliza para destruir las células cancerígenas y se recurre a ella, normalmente, después de la cirugía, en estadios avanzados, o de alto riesgo de recaída. Los efectos secundarios de la quimioterapia suelen ser caída de pelo, cansancio, aumento del riesgo de infecciones y también puede provocar que el cuerpo deje de producir espermatozoides. En ocasiones, la producción de espermatozoides suele reanudarse, pero muchas veces es irreversible, lo que puede influir en la fertilidad del varón. “Si es un tumor localizado no debe tener efecto en la actividad sexual, pero la posibilidad de que un paciente que va a recibir una quimioterapia en altas dosis pierda la fertilidad es muy grande. “Por eso aconsejamos que antes de la quimio hagan una preservación de semen por si en un futuro quieren tener hijos”, puntualiza el doctor Juan Carlos Quero.

Otro tratamiento tras la cirugía, pero solo en el subtipo seminoma, puede ser la radioterapia, que utiliza altas dosis de radiación para destruir las células cancerígenas y reducir el tumor. La radiación puede llegar a través de rayos X, protones, iones u otras fuentes de energía.

Y si el cáncer no responde a los tratamientos convencionales, ensayos clínicos con la inmunoterapia pueden ayudar al sistema inmunitario del cuerpo a destruir las células cancerosas. El sistema inmunitario combate las enfermedades, ataca los gérmenes y otras células que no deberían estar en el cuerpo. Aunque las células cancerígenas se esconden del sistema inmunitario y por eso sobreviven a su defensa, la inmunoterapia ayuda a las células del sistema inmunitario a encontrar y destruir esas células cancerígenas. Un tipo de terapia biológica que utiliza sustancias producidas por organismos vivos, normalmente del propio paciente, para tratar el cáncer.

Múltiples opciones para combatirlo una vez detectado. Sin embargo, recuerda el Dr. Quero, lo más importante es estar atento a las posibles señales para obtener un diagnóstico precoz y mejorar las posibilidades y la calidad de vida del paciente.