La difícil detección del cáncer de ovario

El cáncer de ovario representa solo el 3 % de los tumores en la mujer, pero ocupa el quinto lugar como causa de muerte por cáncer entre las mujeres y es el responsable de más fallecimientos que cualquier otro cáncer del sistema reproductor femenino. En España, en 2021, se diagnosticaron 3.500 casos nuevos.

La causa de la elevada tasa de letalidad de este cáncer es su borrosa sintomatología, como señala la doctora Raquel Jiménez, especialista del servicio de Ginecología del Hospital Quirónsalud Murcia: “Los síntomas del cáncer de ovario son muy difusos. A medida que el tumor crece, pueden comenzar a aparecer algunos, y ello exige una especial vigilancia”.

Causas desconocidas

Los ovarios forman parte esencial del sistema reproductor de la mujer. Cada mujer tiene dos ovarios, uno situado a cada lado del útero, a la altura de la pelvis. Un ovario de una mujer madura tiene la forma y el tamaño de una pequeña ciruela y pesa entre 7 y 14 gramos.

El cáncer de ovario, como otros tumores malignos, se produce como consecuencia de una acumulación de alteraciones genéticas que causan un crecimiento y proliferación incontrolada de las células epiteliales, pero continúan sin conocerse las causas que inducen dichas alteraciones.

Se sabe que es muy relevante la edad, puesto que se trata de una enfermedad más frecuente en las mujeres postmenopáusicas, con la máxima incidencia entre los 50 y 75 años.  La media se sitúa alrededor de los 63 años.

Cuentan también los factores hereditarios, aunque se desconocen cuáles, e influyen también otros factores como son los tratamientos hormonales, la lactancia, el sobrepeso y obesidad, la ausencia de embarazo o la mala alimentación, pero aún no se ha determinado en detalle la influencia de cada uno de estos factores.

Como en la mayoría de los cánceres, el de ovario puede desarrollarse en diferentes tipos de células del órgano reproductor femenino, lo que puede llevar a diversos tipos de tumores.

Síntomas inespecíficos

En las etapas iniciales, el cáncer de ovario no suele presentar síntomas, o aparecen síntomas muy leves e inespecíficos, que pasan desapercibidos y pueden confundirse con otras enfermedades. Los síntomas pueden ser pérdida de apetito, sensación de plenitud abdominal tras la comida, distensión abdominal, molestias pélvicas, dolor al orinar o al realizar deposiciones o sangrado vaginal, síntomas que se hacen más patentes a medida que el tumor avanza. “El problema es que, al principio, esta sintomatología no hace sospechar de una enfermedad tan grave como el cáncer de ovario y esa es la razón por la que aproximadamente un 70 por ciento de los casos son diagnosticados en estados avanzados, disminuyendo la posibilidad de curación”, lamenta el Dr. Víctor Martín, jefe de Cirugía ginecológica del Hospital Quirónsalud Valencia.

A la falta de síntomas iniciales se añade la inexistencia de un test eficaz de detección precoz, al contrario de lo que sucede en el caso del cáncer de mama, en el que existe la mamografía, en el de colon, con la colonoscopia, o en el de cérvix, con la citología.

La conjunción de ambos factores -la falta de síntomas precisos y de herramienta propia de detección precoz- hace que un cáncer de estas características puede llegar a convertirse en un asesino silencioso si no se vigila estrechamente. La revisión ginecológica anual se hace imprescindible, incide el Dr. Martín, así como la consulta con el ginecólogo ante cualquier sospecha que pudiera surgir.

La consulta deberá tener en cuenta la historia clínica de la paciente, la exploración física y la realización de una analítica que incluya marcadores tumorales. Como pruebas complementarias, añade el especialista, debería realizarse una ecografía transvaginal, la prueba diagnóstica que mayor rendimiento ofrece y, en caso de dudas, un TAC. En caso de diagnóstico clínico de cáncer de ovario siempre se debe realizar una biopsia, la prueba clave para realizar a la vez el diagnóstico definitivo y la estadificación de la enfermedad.

Cirugía con apoyos

Hasta el momento, la única herramienta eficaz para la curación del cáncer de ovario es la cirugía, pero una cirugía entendida en toda su complejidad, es decir, abordada de manera interdisciplinar, con la participación de cirujanos, ginecólogos y oncólogos.

Es preciso, por supuesto, extirpar la mayor cantidad de tumor visible, pero la cirugía debe ir complementada por un tratamiento oncológico específico a base de quimioterapia y de otras técnicas que están demostrando su eficacia. A este respecto, merecen destacarse la inmunoterapia, dirigida a pacientes con alteraciones genéticas importantes, los inhibidores de PARP y los antigiogénicos, fármacos que ayudan a mantener el control de los vasos sanguíneos.