El poder de los últimos mitos del rock: Andrés Calamaro en Noches del Botánico

Rival de una dictadura, revolucionario del rock, cantautor, defensor de los toros y de Vox. Andrés Calamaro es, como a su modo todas las estrellas de rock, una contradicción con piernas. Pero si hay dudas del lugar que ocupa en el panteón del género tanto en España como en Argentina, solo hay que pasar uno de sus conciertos. Si alguna reflexión se puede sacar de su presentación en las Noches del Botánico en el jardín de la Universidad Complutense es que, como los Argentinos a Maradona, los Madrileños están dispuestos a perdonarle todo al Salmón. 

Por casi dos horas el nacido en Buenos Aires repaso un catálogo que salta de la protesta ‘Alta Suciedad’ a la canción de amor ‘La Parte de Adelante’. A su modo al cantautor siempre se le ha considerado el estudiante menor de la escuela de Sabina y Charly Garcia, superado entre los protegidos de sus tutores por Jorge Drexler y Fito Paez, pero lo cierto es que es una estrella de rock mucho más clásica que ellos. Lentes de sol de noche, defensa del solo de guitarra y poesía nacida del fondo de la cuarta botella de vino o de la frustración del barril de cerveza vacío, no hay artistas nuevos como Calamaro.

Pero en vivo su catálogo sigue capturando la garganta de los espectadores de todas las edades y nacionalidades. Lo cierto es que es evidente el motivo, canciones como ‘Paloma’, ‘Sin Documentos’ y ‘Flaca’ pueden saltar entre generaciones sin ninguna dificultad, el final de todas ellas puede despertar en una audiencia el mismo tipo de energía que una gran jugada de Messi, Vinicius o Maradona, «Oe Oe Oe Andres» se escuchó varias veces durante una noche madrileña que, tras un Primavera Sound lleno de estrellas extranjeras y lluvia, parecía el reclamo de las leyendas locales por su protagonismo. Es que aunque sea nacido en Buenos Aires a estas alturas Andres Calamaro es madrileño, sin dejar de ser argentino.

ANDRÉS CALAMARO Y EL CATÁLOGO DE UNA LEYENDA

Se pueden discutir muchas cosas sobre el argentino, desde su ruptura con otras leyendas de la edad de oro del rock argentino como Charly Garcia o Fito Paez, hasta una lista de posiciones políticas contradictorias, que parecen definidas por la necesidad de mantenerse en el centro del escenario. Pero su presentación en Noches del Botánico recuerda su extenso catálogo de canciones míticas, empezando como miembro de Los Abuelos de la Nada, saltando a una carrera como solista y el éxito español junto a Ariel Roth en Los Rodríguez lo cierto es que por momentos en su show parece que puede elegir una canción al azar de su repertorio, y dar por sentado que el público la conocerá.

Es que desde su tributo a ‘Maradona’ pasando por ‘El Salmón’ (Hay botellas vacías de marcas extrañas las debo haber tomado, uh que resaca) el público estuvo entregado al 100% a un artista que devolvió y agradeció el gesto, sumándole al repertorio la explosión que simboliza un tema como ‘Estadio Azteca’ junto al guitarrista Niño Josele. Calamaro conoce sus clásicos, y su efecto tanto en quienes los acaban de descubrir, como en quienes tienen años llevándolos en la espalda, enfrentando despechos, fiestas y resacas con acento de Buenos Aires.

NOCHES DEL BOTÁNICO SIGUE CRECIENDO

Además de la impecable presentación de Andrés Calamaro, vale señalar la impecable puesta en escena del festival. Al funcionar como un siclo de conciertos Noches del Botánico se puede evitar los problemas de sonido de otros festivales, pero además suma varios motivos para llegar temprano al terreno del festival.

Más opciones de comida que los últimos años, una extendida zona Alhambra, que contó con sesión de DJ después del show y con Maximiliano Calvo antes del mismo y el encanto natural del espacio siguen haciendo del evento una cita obligatoria para los melómanos madrileños, y para los artistas curiosos por presentarse de la mejor forma en Madrid.