El dodgeball es una actividad de ocio muy completa. Este juego, cuyas raíces se encuentran en el popular balón prisionero, reúne tanto a adolescentes como niños y mayores. Se trata de una propuesta donde la diversión está asegurada sin necesidad de aprenderse reglas difíciles y ni siquiera de reunir una determinada condición física.

La evolución es tan expansiva que ya se organizan torneos a nivel internacional. Desde los Estados Unidos a las escuelas del Reino Unido y, por supuesto, en España, un país referente en el desarrollo y práctica de este juego. El balón prisionero marcó muchas infancias en generaciones anteriores. Ahora, el dodgeball, esa evolución de un juego costumbrista se imparte en escuelas como materia de educación física.

Juego saludable

Como decíamos anteriormente, este juego está muy recomendado a nivel saludable. Esa diversión se basa en los continuados movimientos que deben ejecutarse: laterales y verticales, tanto saltando como agachándose. Es un juego cardiosaludable, aunque quizá deberíamos hablar de deportes. No sólo hay juegos internacionales, sino que incluso existe una federación que se encarga de regular las normas y reglas.

Dos equipos, partidas ágiles

Basado en el balón prisionero, el dodgeball llega a nuestras vidas con unas reglas sencillas. Se desarrolla con dos equipos, cuyos integrantes puede ser desde los 6 mínimos (según normas federativas) hasta un número ilimitado de jugadores. Los equipos, eso sí, deben ser equitativos. El motivo está en que uno de los bloques gana cuando se elimina a los oponentes del otro equipo. Y esto se consigue lanzando un balón tratando de ‘golpear’ (o mejor dicho, tocar) al adversario.

Sobre esa pista de 18×9 metros (según medidas federativas), aunque puede desarrollarse sobre cualquier espacio, se lanza el balón sin invadir el campo rival y sin ejecutar lanzamientos agresivos. De lo contrario, habrá sanciones. El tiempo de cada partida ronda los 20 minutos oficiales con un tiempo de descanso. Y suelen sucederse entre 7 y 9 partidas durante ese tiempo.

En caso de empate (por eso de equilibrar los integrantes de cada equipo), se desarrolla una partida exprés de 4 minutos y si persiste esa igualdad se lanzan una especie de penaltis. La puntería contra la habilidad. La diversión como seña de identidad.

Los ‘quemados’

No obstante, el juego puede acabarse antes dependiendo de la habilidad de los participantes, tanto para lanzar el balón como para esquivarlo. O cogerlo.

Sí, porque si se coge el balón al aire, el jugador que lo consiga dispondrá de una especie de vida extra para su equipo. Es decir, recuperará a uno de los participantes eliminados. Lo que se conoce como ‘quemados’ en el argot del dodgeball.

El riesgo de lesión apenas existe salvo que realicemos movimientos muy bruscos, que no es el objetivo. Además, ahora, los esféricos se fabrican con materiales de espuma o de goma reticulada, lo que evita un posible dolor intenso en caso de un ‘toque’ brusco al tiempo que favorece el agarre.