Oscar 2023: el motivo por el que Hollywood estaba en deuda con Brendan Fraser

Cualquiera que siga el peculiar mundo del cine norteamericano, así como la farándula que lo rodea, sabrá que muchos actores tienden a triunfar y desaparecer. Incluso aquellos que han logrado mantener el éxito durante un tiempo considerable. El caso de Brendan Fraser, por lo tanto, no ha sido único en ese sentido, pero sí en muchos otros. Sobre todo si se tiene en cuenta que Hollywood no siempre ofrece una segunda oportunidad a sus particulares juguetes rotos.

Algunos actores, de características muy distintas entre sí, lo han conseguido. Después de años o incluso décadas lejos de producciones ambiciosas, un papel fundamental ha resucitado a leyendas de tiempos pasados. Así pasó, sin ir más lejos, con John Travolta, totalmente desnortado antes de la llamada de Tarantino para Pulp Fiction, Michael Keaton, a quien Birdman volvió a recuperar para las grandes producciones después de unos años noventa muy flojos, o el propio Bill Murray, quien antes de Lost in Translation era incapaz de quitarse la etiqueta de “cómico de otro tiempo”. El protagonista de Los Cazafantasmas estuvo nominado y se quedó a las puertas del Oscar, premio que Brendan Fraser sí ha conseguido obtener.

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Otros, por el contrario, no han tenido tanta suerte. Bien fuese por descalabros en taquilla, o bien por escándalos en sus vidas personales (algo que penaliza sobremanera en la políticamente correcta industria del cine), algunos no han obtenido la ocasión de “regresar” a la primera división, por así decirlo. ¿Dónde están ahora grandísimas estrellas de otras décadas como Tobey Maguire, Tom Selleck o Dan Aykroyd?

Brendan Fraser, del cielo al infierno

Con todo, el caso de Brendan Fraser es verdaderamente único en la historia de Hollywood, prácticamente desde sus comienzos. El actor empezó a darse a conocer a principios de los años noventa con comedias todavía muy ochenteras, como Private School o El hombre de California. En esta última, Fraser interpretaba nada más y nada menos que a un troglodita que dos adolescentes encuentran accidentalmente en el patio trasero de su casa, y a quien intentan adaptar al mundo moderno (de entonces).

Tal vez por su aspecto, el intérprete parecía condenado a este tipo de desenfadas comedias sin muchas pretensiones. Al menos hasta que una de ellas, precisamente, le hizo convertirse en una estrella de renombre: George de la Jungla. Una parodia de Tarzán que, por algún motivo y gracias a su buena promoción, se convirtió en todo un éxito de taquilla. Aún así, su gran momento no llegaría hasta el estreno de La momia (1999), film que catapultaría a Fraser a lo más alto de la industria con un papel para total lucimiento, en el que daba vida a un aventurero atractivo, carismático y graciosete, con mucho de Indiana Jones.

Brendan Fraser, una ballena devuelta al mar

El éxito no es fácil de asumir para todo el mundo, y parece que Brendan Fraser no lo digirió especialmente bien. Después de sus años dorados, el actor empezó a encadenar un fracaso en taquilla con otro, a engordar, a tener problemas de adicciones (todo un clásico en Hollywood) e incluso confesar ser víctima de acoso, en declaraciones que generaban más incomprensión que lástima.

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Pero no hay que olvidar que Brendan Fraser, convertido en un cómico caído en desgracia durante años (prácticamente sin trabajo como actor y encadenando episodios patéticos en su vida privada) sí estuvo en buenas películas. Y no, no hablamos de La momia, por mucho que fuese su momento de mayor popularidad. A finales de los noventa y principios de la década siguiente, Brendan Fraser co-protagonizó dos cintas injustamente olvidadas y maltratadas por crítica y público que, no obstante, han pasado de maravilla la prueba del tiempo: Dioses y monstruos (1996) y El americano impasible (2002). En una compartió protagonismo con Ian McKellen, y en la otra con Michael Caine.

Tal vez ya en aquel momento el actor nacido en Indiana mereciera, al menos a nuestro juicio, un mayor reconocimiento por su trabajo. No ha sido hasta ahora, en cambio, cuando su decadencia física le ha permitido brillar en La ballena, hasta el punto de hacerle ganar un Oscar. Algo impensable hace solo unos años. El estreno, eso sí, no ha logrado convencer a todo el mundo, mezclándose los elogios con quienes lo acusan de excesivamente victimista.

Sea como fuera, Brendan Fraser ha vuelto, incluso con menos kilos y más pelo, lo cual demuestra que, esta vez sí, Hollywood parece haberle dado una nueva oportunidad. Lo que suceda a partir de ahora, posiblemente dependerá del propio actor, y de cómo este haya sido capaz -o no- de espantar a sus demonios del pasado.