San Martín de Tours es el santo al que veneramos el 11 de noviembre

San Martín de Tours fue un joven que estaba haciendo su carrera militar, cuando dejó la milicia para hacer el trabajo de Dios, llegando a convertirse en el Obispo de la ciudad de Tours, labor a la cual dedicó 27 años de su vida.

No sólo se trata de un santo que es venerado en Francia, sino que, su veneración ha sido extendida por todo el planeta, además, es el Santo Patrono de Ourense, en honor del cual se realizan grandes celebraciones.

De acuerdo con los datos que nos aporta el Instituto Nacional de Estadística, en España hoy alrededor de 59.200 caballeros que han sido bautizados con el nombre de Martín, celebran su onomástico y no estamos incluyendo a las Martinas, que también hay muchas, así que su conoces a alguno de ellos, no puedes dejar de felicitarlos por celebrarse su santo el día de hoy, además de la felicitación que ya les dimos el 20 de marzo, por San Martín de Dumio.

San Martín de Tours

San Martín De Tours

San Martín de Tours nació en el territorio que hoy se conoce como Hungría, y a través de quince siglos se ha recordado el encuentro que lo cambio, cuando era un joven militar y estaba ejerciendo su cargo en la ciudad de Amiens, en Francia. Una cruda noche invernal, San Martín de Tours se encontró en su guardia con un hombre que estaba pasando mucho frío y que se encontraba medio vestido.

Entonces San Martín de Tours se dio cuenta de que no tenía nada para poder ofrecerle al hombre, de modo que sacó su espada y dividió su manto en dos mitades, dándole una al hombre que estaba sufriendo del frío que hacía, para que tuviera algo con lo que pudiera taparse.

Al terminar su jornada, después de haber demostrado ser un hombre piadoso, se cuenta que en sueños se le apareció Jesús, trayéndole la mitad de la capa que le había regalado al hombre con el que se había encontrado y se dice que San Martín de Tours pudo escuchar que le dijo: «Martín, hoy me cubriste con tu manto».

Después de haber pasado por esa visión, San Martín de Tours decidió bautizarse, porque era catecúmeno, presentándose después a su general, quien se encontraba dándoles regalos a sus militares, entonces le informó de su propósito de abandonar la milicia y dedicarse a servir a Jesús, llevando su palabra por los pueblos para que se propagaran sus enseñanzas y la religión cristiana.

La respuesta que le dio el general fue darle varios obsequios, pero San Martín de Tours se negó a aceptarlos, contestándole que era mejor que diera esos obsequios a los que iban a continuar luchando en el ejército, ya que él se iba para engrosar las filas del ejército de Jesucristo, y que, por tanto, sus premios iban a ser de tipo espiritual.

En los años que siguieron, San Martín de Tours llegó ser aceptado como discípulo de San Hilario, quien se encargó de su instrucción religiosa, y como su propósito era la dedicación a la meditación y a la oración, San Hilario le entregó unas tierras en las que pudo fundar su primer convento en tierras francesas.

En 371 se le invitó a que visitara Tours, pretextando que tenía que salvar a un enfermo muy grave, no obstante, al entrar en la Catedral, toda la feligresía lo aclamó como su Obispo, a lo cual en principio San Martín de Tours se rehusó, pero fue obligado a aceptar el puesto.

Asentado en Tours, pudo fundar un nuevo Convento, que en muy poco tiempo ya tenía 80 monjes. Aunque fue muy criticado por sus excompañeros de milicia, San Martín de Tours se dedicó a recorrer el territorio francés, y dejaba a un sacerdote en cada poblado, lo que hizo que se convirtiera en el gran fundador de las parroquias rurales en Francia.

27 años ejerciendo el Obispado de Tours

27 años ejerciendo el Obispado de Tours

Ejerció como Obispo de Tours por 27 años, ganándose el afecto de su población, con excepción de aquellos que querían seguir viviendo con sus vicios, pero este santo no se los permitía. Se dice que tuvo una revelación en la que se le informó el día que iba a morir, informándolo a varios de los discípulos que lo acompañaban, días antes del suceso, y se dijo que Dios se había dado cuenta de que había sufrido y trabajado lo necesario y se lo llevó al cielo como premio por su gran trabajo en este mundo.

A su fallecimiento, su manto, el mismo que cortó en dos partes, se guardó como reliquia en una urna, y se construyó un santuario para guardarlo y a día de hoy todavía es venerado. Pero el 11 de noviembre no sólo se recuerda a San Martín de Tours, sino que el Santoral Católico se completa con los nombres de:

San Bartolomé el Joven de Rossano, San Bertuino de Malonne, San Cristiano, monje y mártir, San Juan el Limosnero, Santa Marina de Omura, San Menas de Egipto, San Menas el solitario, San Teodoro el Estudita, San Teodoro Estudita, San Toribio de Cantabria, San Verano de Vence, Beata Alicia Kotowska y Beato Vicente Eugenio Bossilkov.