¿Sabías que existen algunos alimentos que por regla general no metemos nunca en el frigorífico y que sin embargo, se conservan en mejores condiciones si los guardamos dentro de la nevera? Vamos a ver cuáles son algunos de ellos.
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Un invento que todavía no se conoce al 100%
La nevera ha sido un invento revolucionario que llegó para cambiar nuestras vidas para siempre. Y aunque es un electrodoméstico que todo el mundo maneja a diario desde hace más de cien años, su utilización todavía genera debates y dudas. Una de las principales es sobre qué frutas, por ejemplo, se deben dejar fuera o dentro de ella.
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También hay excepciones
A no ser que tengas un aparato que sea poco eficiente, cuyo ambiente sea demasiado seco o cuya temperatura se encuentre rozando la congelación, en un principio ningún alimento se va a estropear dentro de la nevera. A excepción de los vegetales climatéricos como son los aguacates o los tomates. De hecho, el frío puede hacer que su proceso de maduración natural se detenga antes de que alcance el punto de degustación óptimo.
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Las frutas desecadas
Las pasas o los orejones son alimentos muy recomendables como seguro ya sabes. Son una fuente excelente de vitaminas y de energías y se conservan bastante bien en prácticamente cualquier situación. Pero eso no significa que sean inmunes totalmente al calor típico del verano. Por eso, en esta temporada, si no te vas a comer estas frutas inmediatamente, lo mejor será que las metas en la nevera.
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Frutos secos
Exceptuando aquellos frutos secos que tienen su propia cáscara dura como pueden ser las avellanas o las almendras, los frutos secos son un alimento muy sensible que se ponen rancios con mucha facilidad por su elevada cantidad de grasa. Lo más adecuado es comprar frutos secos en crudo para freírlos, molerlos o tostarlos en casa y después guardarlos en la nevera si no se van a consumir en unos pocos días o si el calor es excesivo. Además, suelen atraer insectos especialmente en verano.
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Mantequillas vegetales y cremas
La crema o mantequilla de cacahuete así como todas sus semejantes de semillas o frutos secos, es mejor mantenerlas en el refrigerador, especialmente si son caseras, ya que en este caso además, no se les ha aplicado ninguna técnica de protección o conservación especial. Y es que la enorme cantidad de aceites naturales que contienen hacen que sean especialmente sensibles al calor, la humedad e incluso al oxígeno. Sin olvidar que absorben todos los olores. Aunque las conserves a una temperatura ambiente, es raro que se lleguen a estropear hasta el punto de no poder comerlas, pero lo que sí puede suceder es que se vuelvan rancias.
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Café
El café, aunque mucha gente lo desconozca, es un producto muy delicado y sensible que se suele tratar mal. Desde el momento en que se tuesta comienza a perder propiedades y esta degradación se va acelerando muy rápidamente después de la molienda. Ya sea café molido, o en grano, le afectan a su aroma y su sabor tanto el oxígeno, como el calor, los olores fuertes y la humedad. Pero es que el frigorífico puede llegar a estropearlo más aún si no se guarda bien. Para que no le afecten los olores del resto de alimentos que hay en su interior, hay que envasarlo en un recipiente totalmente hermético y bien limpio en la zona que haga menos frío y lejos de aquellos alimentos que tengan aromas fuertes o que generen etileno.
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Las harinas
Aunque en este caso va a depender del tipo de cereal, si las harinas son más o menos refinadas o de un origen determinado, van a perder con el paso del tiempo sus propiedades y sabor. El motivo es que contienen una gran cantidad de aceites naturales que las hace especialmente sensibles al calor, la humedad y al oxígeno, además de absorber muy fácilmente los olores. No suelen volverse incomestibles, pero lo cierto es que se pueden volver rancias si no se conservan en el frigorífico.
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Patatas fritas y otros snacks
Cuando un aperitivo salado como las galletas saladas, las patatas fritas, los nachos o los pretzels pierden su crujiente textura ya no sirven para nada y no tiene sentido comérselos. Una vez se abre el envase o la bolsa en la que están, si no se van a consumir pronto, lo más conveniente es guardarlos en el frigorífico bien cerrados. O mejor todavía, en un recipiente con efecto vacío o cierre hermético. Sobre todo es durante el verano cuando se vuelven más rancios con mayor rapidez, quedándose sin sabor y volviéndose blandos. Aunque puede suceder en cualquier temporada si existe mucha humedad.
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Trigo y tortillas de maíz
Las tortillas típicas de la cocina mexicana que se usan para hacer quesadillas, burritos, fajitas y tacos, se resecan cuando se encuentran expuestas al aire. Es decir, les sucede lo contrario a los snacks, en lugar de reblandecerse, se endurecen. Por eso, una vez se abre el paquete en el que se encuentran y si no se van a gastar inmediatamente o como mucho en un par de días, lo mejor será cerrarlo herméticamente o usar otro envase que se debe guardar en la parte menos fría del frigorífico. De esta manera se van a mantener más frescas y flexibles durante más tiempo. Aunque hay que tener un especial cuidado con los refrigeradores que resecan mucho el ambiente, porque entonces el resultado no sería el que buscas.
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Granos y cereales
Quinoa, centeno, cebada, arroz, trigo, cuscús, avena, espelta… todos los granos, ya sean enteros, partidos o pelados, aunque son algo menos sensibles que las harinas, también sufren con el calor excesivo y con la humedad por lo que lo más conveniente es guardarlos en la nevera. Tampoco hay que olvidar que atraen insectos como las hormigas por lo que estarán más frescos y mejor protegidos en una zona no demasiado fría del frigorífico.
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