Cuando el suicidio se disfraza de uniforme

¿Sabían ustedes que el suicidio es una de las principales causas de muerte en España?

Duplica a los fallecimientos por accidentes de tráfico y se multiplica por once en comparación con los homicidios, pero dando por hecho que todas las muertes son iguales me llamaron especialmente la atención unas cifras cuando esos fallecimientos se visten de uniforme.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en el año 2019, último del que ofrecen datos, se suicidaron en España 3.671 personas, una cada dos horas y media, diez al día. Esta cifra, se supone que habrá aumentado en los últimos meses como consecuencia de los efectos que la pandemia ha tenido también en la salud mental de la ciudadanía. El Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid alertaba que las tentativas de suicidio han aumentado un 250% entre los niños y adolescentes. El impacto de esta muerte inesperada es todavía difícil de calcular.

El suicidio es considerado un problema de Salud Pública creciente a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (O.M.S), por cada suicidio se registran 20 intentos. La O.M.S afirma que las tasas de suicidio han aumentado un 60% en los últimos 50 años, y ese incremento ha sido más marcado entre los jóvenes. El suicidio a nivel mundial se encuentra entre las tres primeras causas de muerte en las personas de 15 a 44 años. En los últimos veinte años, la tasa de mortalidad por suicidio creció considerablemente en los grupos más jóvenes entre 15 a 34 años

Dentro de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, estas cifras, si cabe, preocupan todavía más. Entre 2001 y octubre de 2020 se produjeron 395 suicidios entre miembros de la policía nacional y de la guardia civil. Este dato aparece reflejado en una respuesta remitida por Interior por un diputado que había formulado varias preguntas para tratar de determinar el número de agentes que se habían suicidado en los últimos 20 años. El Ministerio del Interior, respondió que del total, 235 eran guardias civiles y otros 160, policías. El resto es información clasificada como «reservada» bajo el amparo de la Ley de Secretos Oficiales. 

¿Por qué se ceban en los uniformes, donde están los motivos?

De la Memoria de la Primera Jornada para la Prevención del Suicidio en el Ámbito Policial, fechada en 2018 y elaborada por el Sindicato Unificado de Policía, la Asociación Unificada de Guardias Civiles y Comisiones Obreras, se extrae que el índice de suicidios en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad es notablemente superior a la media del resto de la población, el triple en el caso de la Guardia Civil y el doble en el de la Policía Nacional.

En este sentido, en el periodo que va de 2008 a 2015, la tasa por cada 100.000 habitantes en nuestro país osciló entre los 6,8 y los 8,4 casos. En esos mismos años, la incidencia en el seno de la Policía Nacional se elevó a entre 8,7 y 16,4 casos, superando a las muertes por acto de servicio. De hecho, en el periodo que comprende los años 2013 a 2017, solo en la Policía Nacional constan trece fallecimientos en acto de servicio y siete cuando el agente se desplazaba o regresaba de su trabajo. En cambio, en ese mismo periodo, el suicidio fue la causa de la muerte de 53 agentes. La Guardia Civil, por su parte, estima que entre sus filas un agente se quita la vida cada 26 días. 

Aunque tradicionalmente se tiende a buscar siempre una causa determinada a cada suicidio concreto, la realidad es que detrás de este tipo de muertes se hallan un cúmulo de factores que van produciendo en la persona ansiedad, estrés, depresión… que llevan ante un episodio detonante, a materializar la intención suicida.

Hablaba de 2020 El año pasado fue un año malo por definición para todos. Y en este ámbito no iba a ser diferente: 31 muertos, dos más que los 29 registrados en el año 2019. La proporción de suicidios ha sido la siguiente: once en la Policía Nacional, diez en la Guardia Civil, seis en las policías locales de diferentes municipios de España, tres en los Mossos d’Esquadra y uno en la Ertzaintza.

Las cifras son relativamente similares a las del año anterior. La Policía Nacional sigue siendo el cuerpo con más víctimas, aunque el número ha descendido respecto a 2019, de trece a once. Sube un caso la Guardia Civil (de diez a once) y ascienden en dos los de las policías locales (de cuatro muertes a seis). La Ertzaintza se mantiene en un caso y Mossos d’Esquadra pasa de un solo suicidio en 2019 a tres casos en 2020. 

Entre estos factores, las condiciones del trabajo, en particular en algunas unidades y funciones con un mayor impacto socio psicológico, que figuran en muchos casos como un factor más de riesgo. Debido a su profesión, el trabajador de la seguridad pública se ve abocado a participar activamente en vivencias que muestran el lado más desolador de la experiencia humana. Asesinatos, agresiones, accidentes con heridos, violaciones, pederastia, terrorismo, catástrofes…; es decir, una exposición a intervenciones violentas que pueden facilitar la desensibilización al miedo. 

También existen razones de desarraigo, muy presentes por la movilidad de los agentes, las fracturas familiares, o la dificultad en muchos casos de una adecuada conciliación, que se traduce en un elevado índice de separaciones y divorcios.

Medidas al respecto de vigilancia y prevención de la salud psíquicamente son vitales

En noviembre de 2020, la Dirección General de la Policía aprobaba el primer protocolo para prevenir los suicidios, un ambicioso plan que incluía, entre otras medidas, la puesta en marcha de un teléfono de atención psicológica “gratuito y confidencial” en funcionamiento las 24 horas del día durante todo el año para prestar atención “inmediata”. A pesar del enorme paso que supone para el Cuerpo, desde los sindicatos apuntaban la necesidad de dotar al plan de medios humanos suficientes para hacerlo efectivo. Una reclamación que también hacen desde la Guardia Civil, cuyo protocolo, aprobado en 2002 y en constante actualización, no cuenta con los recursos suficientes. El suicidio policial es un mal silencioso y que debía ser una preocupación social de cierta relevancia.

Cuando El Suicidio Se Disfraza De Uniforme

No distingue el cuerpo, afecta a policías nacionales, municipales, autonómicos, guardia civiles y fuerzas de seguridad. Con datos del 2020, la Policía Nacional por ejemplo, con 65.000 efectivos tuvo 11 casos en 2020, y este año, son ya 14 los policías que se han suicidado en tan once meses. El suicidio en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado es de esos temas incómodos que siempre se procura silenciar por todas las partes. Los catorce policías nacionales se han suicidado, un número que supone casi el 50% de los suicidios dentro de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, 31 suicidios se dieron en 2020 y 29 en 2019.No es noticia de titulares de los medios de comunicación.

Nuestros cuerpos de seguridad sirven de orientación para la conducta de nuestra sociedad. Deben tener una sólida estructura de integración e identidad. Son instituciones que tiene como objetivo principal el servicio público tomando en cuenta la seguridad ciudadana, el orden público y la sumisión a los derechos humanos y para la realización de tan importante labor debemos facilitarles su labor con las condiciones apropiadas.

Existe una canción muy popular y querida en las fuerzas armadas con el título “La muerte nos es final” escrita por Cesáreo Gabaráin considerada un auténtico himno para honrar a los caídos de las fuerzas armadas. En una parte de su letra dice:

“Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino.
Nuestro destino es vivir.
Busca en la fe su esperanza.”

Cuando El Suicidio Se Disfraza De Uniforme

El suicidio no debería ser nunca la solución, aunque a veces parezca la más fácil, vivir es lo difícil. Las personas parece que tenemos tener más miedo a la vida que a la muerte. Las personas debemos honrar toda nuestra vida. Jamás ha captado nadie la belleza de una rosa diseccionando sus pétalos.