Antonio Ungar publica ‘Eva y las fieras’: «Colombia, sin la ficción, no se acaba de entender»

El escritor colombiano Antonio Ungar ha publicado la novela ‘Eva y las fieras’, ambientada en la Colombia de los años 90 desgarrada por la guerra entre militares y guerrillas, y ha asegurado que el país sudamericano «sin la ficción, no se acaba de entender».

En rueda de prensa este lunes, el escritor ha afirmado que la ficción tiene un poder que la crónica periodística no tiene: «El periodismo puede entender, pero se necesita la otra línea» de la ficción, al considerar que el país vive en un drama permanente.

«Entiendo mejor el Caribe con Gabriel García Márquez que con un libro de historia. La ficción explica mejor», ha enfatizado el escritor.

En la novela, una joven «fuerte y al mismo tiempo muy frágil» que ha huido a las selvas del Orinoco de la vida en la ciudad con su hija se da cuenta del poder de atracción de la selva y que debe adaptar el carácter en un viaje interior trabajando con las comunidades indígenas.

La protagonista, ha explicado el autor de ‘Tres ataúdes blancos’, cree que en la selva está construyendo un hogar nuevo y se relaciona con un vigilante de minas ilegales de oro, una de las fuentes de riqueza de la guerra.

Preguntado por la situación actual del proceso de paz en Colombia, ha considerado que hubo una actitud «muy cínica» por parte del Gobierno, ya que está incumpliendo un acuerdo ambicioso que debía crear una sociedad más equitativa en las zonas de la guerra.

Ha considerado que el Estado colombiano debería estar protegiendo el acuerdo pero que el problema básico de Colombia es la desigualdad: «Es muy desigual e injusto, es, desafortunadamente, como la caricatura de la desigualdad en América Latina», a la que se le suma el combustible del narcotráfico, ha subrayado.

En su opinión, se están produciendo disidencias en las FARC que están volviendo a la selva, a hacer frentes, pero que no tienen «ambición de tomar poder nacional, pero sí regional», volviendo un poco al proceso de creación en los años 50.

Ungar ha dicho que en número de muertos la situación es mejor ahora que cuando se ambienta la novela, pero que la situación social «es una bomba de tiempo», ya que ha considerado que la pandemia ha hecho acrecentar la pobreza, la miseria y la inseguridad.