Héroes o villanos, la verdad sobre la casa Gryffindor de Harry Potter

En el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, la casa Gryffindor destaca por alojar estudiantes que se distinguen por su honor, su caballerosidad, su temple y su valentía.

Esto queda muy claro y detallado tanto en la documentación oficial de la saga como en la web Magia y Hechicería, una Página de Harry Potter con todo lo que necesitas saber sobre la saga.

Pero, en ocasiones, no es oro todo lo que reluce y para demostrarlo revelamos las “maldades” de dos de sus habitantes:

La vanidad de Romilda Vane

Romilda es un personaje que no tendría un papel relevante en la saga si no fuera por el pequeño detalle de que casi acaba con la vida de Ron.

En su afán por conquistar a Harry, le regala unos bombones de chocolate rociados con Amortentia para que caiga rendido a sus pies. Harry, alertado por Hermione, los deja en la habitación sin caer en la cuenta de que es el cumpleaños de Ron.

Cómo era de esperar, Ron lo ve como un regalo y se los come. Acto seguido cae en una enfermiza obsesión por Romilda ante lo que Harry le lleva ante el profesor Slughorn para que le proporciones un antídoto.

La mala fortuna hace que el profesor le proporcione un vaso de hidromiel que desconoce había sido envenenado por Draco para acabar con Dumbledore, y que pone a Ron a las puertas de la muerte.

Cierto es que no fue una acción premeditada, y que los despropósitos juegan un gran papel, pero, valorando las consecuencias que pudo tener el exceso de vanidad de Romilda está claro que su actitud roza la villanía.

El acoso de Cormac McLaggen

Este personaje, ya de por sí no es demasiado apreciado por su arrogancia y altanería, pero su caída en picado de honorable miembro de la casa Gryffindor a villano tiene su momento estelar en la fiesta de Navidad del Slug Club.

Asiste a esta acompañando a Hermione, que le invita para dar celos a Ron, ya que este rechazó acompañarla despreciando su invitación por considerar irrisorio y ridículo el Club de las Eminencias.

Hermione no había caído en la cuenta de que Cormac McLaggen estaba encaprichado de ella de la misma mala manera que Romilda de Harry, pero sin poción por medio, y que su natural impulsividad va a ser difícil de frenar.

En un momento dado ella se ve obligada a “escapar de sus garras”, ya que la actitud de Cormac bajo el muérdago se desboca rozando lo irrespetuoso y Hermione, al verse en un serio apuro, acude en busca de Harry para que la proteja mientras abandona la fiesta.

Es un claro caso de prepotencia, acoso y de falta de respeto a los límites que debe guardar un buen y honorable caballero de Gryffindor, y como puede observarse, se asimila bastante a la actitud de Romilda Vane.

Como vemos, al menos dos de los miembros de Gryffindor no captaron muy bien la filosofía de la casa al entrar a formar parte de esta. O quizás, la elección del Sombrero Seleccionador no fue acertada tal y como se espera debe ser. ¿Tú qué opinas?