El Sínodo de dos años que arranca en octubre perseguirá la escucha a los fieles en la Iglesia

La Secretaría General del Sínodo de los Obispos ha presentado el documento preparatorio del encuentro de dos años que arrancará el próximo mes de octubre en el que se persigue la escucha de los fieles en la Iglesia y, especialmente, dar voz a las minorías.

El texto ha sido presentado en conferencia de prensa por el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo de Obispos, y sus dos subsecretarios -la hermana francesa Natalie Becquart y el agustino español Luis Marín de San Martín.

La Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos estaba prevista para el mes de octubre del 2022, pero la pandemia y el deseo de que la escucha fuera más profunda obligaron a retrasarlo hasta octubre de 2023. Así, el Papa aprobó el pasado mes de mayo un nuevo itinerario sinodal para la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos con el lema: ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’.

Con esta reorganización en fases para garantizar la escucha, el Sínodo se abrirá por el Pontífice los días 9 y 10 de octubre en Roma y, por primera vez, el 17 de octubre en las Iglesias particulares, y concluirá en el Vaticano en 2023. La fase diocesana llegará hasta abril de 2022 y se realizará una consulta a todos los fieles a través del documento preparatorio, acompañado por un cuestionario y de un vademecum con propuestas; la continental tendrá lugar entre septiembre de 2022 y marzo de 2023; y la universal, en octubre de 2023. Las dos primeras fase dará lugar a dos documentos distintos (‘Instrumentum Laboris’).

«¿Qué espacio tiene la voz de las minorías, de los descartados y de los excluidos? ¿Logramos identificar prejuicios y estereotipos que obstaculizan nuestra escucha? ¿Cómo escuchamos el contexto social y cultural en que vivimos?», se cuestiona en el documento preparatorio del Sínodo que será remitido a las distintas realidades eclesiales de todo el mundo para favorecer un amplio proceso de consulta.

El objetivo de este itinerario es dar lugar a un «proceso eclesial inclusivo» que incluya la participación de los que «por diversas razones se encuentran en situaciones marginales». Otra de las finalidades es «sostener la comunidad cristiana come sujeto creíble y socio fiable en caminos de diálogo social, sanación, reconciliación, inclusión y participación, reconstrucción de la democracia, promoción de la fraternidad y de la amistad social».

La consulta será coordinada por el obispo y está dirigida «a los presbíteros, a los diáconos y a los fieles laicos de sus Iglesias, tanto individualmente como asociados, sin descuidar las preciosas aportaciones que pueden venir de los Consagrados y Consagradas», se lee en el documento. El Vaticano ha manifestado que será igualmente «valiosa la contribución de las otras realidades eclesiales» como también de aquellos que «deseen enviar directamente su propia aportación». «Será de fundamental importancia que encuentre espacio también la voz de los pobres y de los excluidos, no solamente de quien tiene algún rol o responsabilidad dentro de las Iglesias particulares», se apunta en el documento.

El Vaticano invita a reflexionar sobre cómo «son escuchados los laicos, en particular los jóvenes y las mujeres» o sobre cómo se promueve «dentro de la comunidad y de sus organismos un estilo de comunicación libre y auténtica, sin dobleces y oportunismos». Entre las preguntas que figuran en el texto que será enviado a todas las realidades eclesiales figuran: «¿Cómo funciona la relación con el sistema de los medios de comunicación (no sólo los medios católicos)?»; «¿Quién habla en nombre de la comunidad cristiana y cómo es elegido?»; «¿Cómo se afrontan las divergencias de visiones, los conflictos y las dificultades?»; «¿Cómo promovemos la participación activa de todos los fieles en la liturgia y en el ejercicio de la función de santificación?»; «¿Cómo promovemos la participación en las decisiones dentro de comunidades jerárquicamente estructuradas?».

CULTURA CLERICAL Y MÁS PROTAGONISMO DE LOS LAICOS

En el documento también se hace hincapié en la necesidad de que la Iglesia entera se confronte «con el peso de una cultura impregnada de clericalismo» mientras se confirma «el deseo de protagonismo dentro de la Iglesia por parte de los jóvenes, y la solicitud de una mayor valoración de las mujeres y de espacios de participación en la misión de la Iglesia».

Estos aspectos ya fueron señalados por las Asambleas sinodales de 2018 y de 2019. En esta misma línea se ha de considerar la reciente institución del ministerio laical de catequista y la apertura a las mujeres del acceso a los ministerios del lectorado y del acolitado.

El Vaticano ha manifestado que en la actualidad predomina por un lado «una mentalidad secularizada que tiende a expulsar la religión del espacio público» y, por otro, «un integrismo religioso, que no respeta la libertad de los otros, alimenta formas de intolerancia y de violencia, que se reflejan también en la comunidad cristiana y en sus relaciones con la sociedad».

«No es infrecuente que los cristianos asuman estas mismas actitudes, fomentando también las divisiones y las contraposiciones también en la Iglesia», se lee en el documento. De este modo, se pone en evidencia que la «acción evangelizadora y el mensaje de salvación» no serían comprensibles sin la «constante apertura de Jesús al interlocutor más amplio posible» ya que «no se dirige sólo a pocos iluminados o elegidos».

Del mismo, se critica la religiosidad vivida de «una forma sectaria y autorreferencial» del mismo modo que se muestra cómo la «insidia que divide -y por lo tanto contrasta un camino común – se manifiesta indiferentemente en las formas del rigorismo religioso, de la intimación moral que se presenta más exigente que la de Jesús, y de la seducción de una sabiduría política mundana que pretende ser más eficaz que el discernimiento de espíritus».

Finalmente, se deja claro que la acción apostólica realiza la voluntad de Dios «creando comunidad, derribando muros y promoviendo el encuentro».