El Papa critica «la política irresponsable de intervenir e imponer la democracia» en Afganistán

El Papa ha criticado la «política irresponsable de intervenir e imponer la democracia» en Afganistán citando al presidente de Rusia, Vladimir Putin, aunque en realidad dijo estar mencionando palabras de la canciller de Alemania Angela Merkel, en una entrevista a la Cadena COPE.

Preguntado sobre el nuevo mapa político en Afganistán tras la retirada de Estados Unidos y sus aliados en la nación, ahora controlada por el régimen talibán tras 20 años de guerra, el Papa ha atribuido esta frase a Merkel, a quien ha descrito como «una de las grandes figuras de la política mundial».

«Es necesario poner fin a la política irresponsable de intervenir desde fuera y de construir en otros países la democracia, ignorando las tradiciones de los pueblos», ha señalado Francisco en la entrevista, la primera que concede el Pontífice a un medio de comunicación tras su operación de colon el pasado julio.

No obstante, ha dejado claro que en la retirada de las tropas estadounidenses «no se tuvieron en cuenta todas las eventualidades» y que «ciertamente hubo mucho engaño de parte quizás de las nuevas autoridades. Digo engaño o mucha ingenuidad, no entiendo».

En este contexto, el obispo de Roma ha reconocido que el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, ha emprendido algunas iniciativas diplomáticas para contribuir a la estabilidad de Afganistán y ayudar a su población. «Es el mejor diplomático que yo he conocido. Diplomático que suma, no de esos que restan, que siempre busca, un hombre de acuerdo», ha asegurado. «Estoy seguro de que está ayudando o al menos ofreciéndose. Es una situación difícil», ha señalado.

Por otro lado, preguntado sobre las relaciones de la Santa Sede con China y el acuerdo para el nombramiento de obispos, Francisco ha reconocido que «te pueden engañar, puedes equivocarte» pero ha sentenciado que el diálogo «es el camino».

En cuanto a otros desafíos globales, Francisco ha ratificado su intención de participar, si no hay imprevistos, en la Cumbre del Clima de Glasgow, la COP26, prevista para noviembre.

NO CONTEMPLA RENUNCIAR

En la entrevista, Francisco también ha detallado cómo es su día a día después de la operación, indicando que puede llevar una «vida normal» y que puede «comer de todo», aunque ha reconocido que aún está tomando medicación «porque el cerebro tiene que registrar que tiene 33 centímetros menos de intestino».

Precisamente, los problemas de salud el Papa llevaron a algunos medios de comunicación en Italia a especular y lanzar rumores sobre su posible intención a renunciar al pontificado. El pontífice ha sido claro: «A mí ni se me pasó por la cabeza». «¡Yo no sé de dónde han sacado que yo iba a presentar mi renuncia!», ha apostillado.

Incluso ha pronosticado que el prójimo viaje a Hungría y Eslovaquia, del 12 al 15 de septiembre, «al final va a ser igual que los otros», aunque en un principio se lo intente tomar con más calma «porque uno tiene que reponerse del todo». Ante la posibilidad de encontrarse con el primer ministro Viktor Orban, de quien le separan algunas ideas sobre todo sobre inmigración, ha reconocido que no va «con libreto».

«Cuando está delante una persona la miro a los ojos y dejo que salgan las cosas» ha indicado, añadiendo que «cada país debe valorar, siendo muy honesto consigo mismo, cuántos inmigrantes puede acoger». Así, ha valorado que, por ejemplo «Italia tiene pueblos casi vacíos» y que la «inmigración es una ayuda» frente a esto, pero ha pedido que la acogida lleve consigo un proceso de integración. Si no, ha señalado, «es un peligro, porque se sienten extraños».

VIAJE A ESPAÑA

El Papa también ha abierto la puerta a realizar un breve viaje el año que viene a Santiago de Compostela con motivo del Xacobeo. En la entrevista, ha advertido en todo caso que la visita «está por decidir todavía» y que no habrá otras etapas en ciudades españolas durante su eventual estancia. «Si voy a Santiago, voy a Santiago, pero no a España, que quede claro», ha declarado en este sentido.

En clave nacional, también se ha referido a la situación en Cataluña al afirmar que lo verdaderamente «clave» es saber «si España está totalmente reconciliada con su propia historia, sobre todo del siglo pasado». Eso es, para él, «clave en cualquier país que tiene este tipo de problemas».

Para el Papa, abrir este proceso «no significa claudicar de la propia postura», sino más bien «huir de las ideologías». Así, ha sentenciado que el concepto de «unidad nacional» es «fascinante» pero nunca se valorará sin «la reconciliación básica de los pueblos», que implica luchar contra «ese inconsciente deshonesto que me hace juzgar al otro como enemigo histórico».

Al ser preguntado por la nueva ley de eutanasia impulsada por el Gobierno, el obispo de Roma la ha vinculado a la «cultura del descarte», que convierte a los ancianos en «material descartable» porque «molestan», mientras que ha subrayado que la Iglesia católica «lo que pide es ayudar a morir con dignidad.

Sobre el aborto, también ha considerado que en los manuales de embriología se especifica que, tras la tercera semana de concepción «ya están perfilados todos los órganos en el embrión, por lo que se trata de una vida humana». Y se ha preguntado invitando a la reflexión: «¿Es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo alquilar un sicario para resolver un problema?».

«NO LE TENGO MIEDO A LA TRANSPARENCIA»

Preguntado sobre las reformas en sus ocho años de pontificado, el Papa ha señalado que puso en marcha lo que los cardenales dijeron en las reuniones precónclave. «Yo estoy obedeciendo a lo que se marcó en aquel momento. Quizás algunos no se daban cuenta de lo que estaban diciendo o pensaban que no era tan grave, pero algunos temas provocan escozor», ha afirmado.

Así, por ejemplo, ha valorado positivamente los «pasos muy claros» que se han dado en la defensa de los menores frente a los abusos sexuales y el papel del cardenal Sean O’Malley.

Al hablar de la situación del cardenal Angelo Becciu, juzgado en el Vaticano por la compra opaca de un edificio en Londres, ha dejado claro que todo se descubrió por dos «personas que trabajan en el Vaticano y que en sus funciones vieron una irregularidad». «No le tengo miedo a la transparencia ni a la verdad», ha asegurado sobre el caso, que ha dejado un agujero de casi 400 millones de euros en las finanzas del Vaticano.

Sin evitar citar a Becciu, Francisco ha recordado que «él va a juicio según la legislación vaticana». «Yo quiero de todo corazón que sea inocente. Además, fue un colaborador mío y me ayudó mucho. Es una persona a la que tengo cierta estima como persona, o sea que mi deseo es que salga bien. Ahora, la justicia es la que va a decidir», ha apostillado.

Por último, el Papa ha reconocido que las críticas no le preocupan. «Yo también cuando era laico raso y cura me encantaba marcarle el camino al obispo, es una tentación hasta yo diría lícita si se hace con buena voluntad», ha advertido.

Asimismo, ha indicado que «delante de interpretaciones que nacen un poco distorsionadas de alguna palabra mía yo me callo, porque aclarar es peor». Y ha concluido pidiendo a todos los oyentes que recen por él, para que «el Señor me siga protegiendo y cuidando, porque si me deja solo soy un desastre».