Por la boca muere el pez: la ‘trola’ que ha metido Zidane en su salida del Real Madrid

Parece increíble, pero en solo unas horas Zinedine Zidane hizo saltar por los aires todo con respecto a su salida del Real Madrid al publicar esa carta abierta en ‘As’. La repercusión ha sido máxima, no solo por el simple hecho de ser una respuesta del entrenador francés a todo aquello que se decía sobre su adiós, también por el contenido en concreto de la misiva. Allí expresó el poco cariño que le había mostrado el club en esta segunda etapa, sobre todo en esta última campaña; pero además lanzó reproches muy directos tanto a Florentino Pérez, presidente de la entidad merengue, como a la propia institución, que a su entender no confiaron en él para hacer «un proyecto a largo plazo». Realmente la carta causó un gran impacto, pues las críticas no se han hecho esperar contra el equipo de Madrid.

Muchos son los que se han posicionado a favor del francés, pues en la misiva es muy claro y le echa más sal a una herida que sigue muy abierta por su marcha. Cierto que con el regreso de Carlo Ancelotti, cuyo arribo fue tan rápido que al principio no ilusionaba mucho y ahora ha ganado muchos adeptos, poco a poco se ido calmando la situación; no obstante, esta carta abierta de Zidane supone un dolor de cabeza para un Florentino Pérez que realmente no se lo esperaba al estar apesadumbrado con otros asuntos. La cosa es que el ya exentrenador merengue faltó un poco a la verdad en sus palabras, pues de verdad obvió muchas cosas y decidió echar culpas a los demás, que en cierto modo son ciertas; pero no quiso mirarse frente al espejo para percibir que mucho de lo que le pasó fue su culpa.

Zidane no cumplió su promesa de cambios

Zidane Salidas Cedidos Real Madrid
El francés dio pocas oportunidades

Lo primero y lo que más deja ver la carta de Zidane es que su marcha se debe a esa falta de confianza que el club puso en él, tanta que no le permitió crear un proyecto a largo plazo; sin embargo, su equivocación está allí, en esa afirmación. Durante estas dos campañas y media que estuvo en su segunda etapa si algo le permitieron al francés fue acomodar la plantilla tal y como mejor le pareciera, aún cuando muchas de sus medidas iban en contra de lo que Florentino Pérez pensaba. Si en su primer adiós alegó que lo hizo al no sentirse capaz de motivar y de hacer los cambios necesarios, en esta etapa prometió que la plantilla cambiaría y que se llevaría a cabo ese proceso para rejuvenecerla al que tanto le huyó; el problema es que en ese sentido mintió a lo grande.

Obviamente dijo lo que los madridistas querían escuchar, pero al final no cumplió; eso se puede comprobar en como repartió los minutos esta temporada y en como solo confió en las «vacas sagradas» sin darle oportunidad a los más jóvenes, algunos como Luka Jovic o Martin Odegaard que él mismo pidió. Salidas importantes como las de Marcos Llorente, Sergio Reguilón, Theo Hernández o Achraf Hakimi se dieron porque Zidane las pidió; al igual que las cesiones de los Bale, Brahim Díaz, Take Kubo, Dani Ceballos y los nombrados Jovic y Odegaard. Todos los que se fueron, salvo tal vez Kubo, hicieron una temporada grandiosa y a esos que él protegió, como Marcelo o Isco, al final él mismo tuvo que dejarlos en el ostracismo al ver su error. El cambio nunca llegó porque siempre confió en los mismo y de allí vinieron sus otros errores.

En su carta olvidó la autocrítica

Fin Era Zidane Entrenador Real Madrid
Zidane echó la culpa a otros

Con los jóvenes con los que supuestamente iba a llevar a cabo el cambio al equipo luciéndose en otros lares, Zidane se encerró y confió en esa vieja guardia que nunca lo dejaba solo; claro que allí se le puede dar la derecha, pues estos respondieron al llegar hasta la última jornada de Liga con posibilidades de ganarla y se metieron en la semifinal de la Champions League cuando nadie los esperaba. Lo malo es que todos esos minutos dejaron al equipo mermado de cara al final de temporada, pues sus propias decisiones de ceder a algunos buenos y vender a otros mejores, lo dejaron con una plantilla mal hecha y desbalanceada. Además de eso, no solo se agotaron, sino que al jugarlo todo quedaron más expuestos a las lesiones, como al fina sucedió. Así que con su negativa a dar oportunidades terminó por cavar su tumba.

Pese a que algunos puedan alegar que hombres como Vinicius, Lucas Vázquez o Militao disputaron muchos minutos; estos lo hicieron por las lesiones de los titulares inamovibles de Zidane, que a las primeras de cambio, tal y como se vio ante el Chelsea, deformó toda la plantilla para dar entrada a sus «vacas sagradas» y acabó se sepultar las pocas oportunidades que tenía con una alineación sin sentido. Un poco de lo mal que gestionó la plantilla, sus decisiones erróneas a la hora de rotar, esa confianza obsesiva en varios hombres que a leguas se veía que no funcionaban (Hazard, Asensio…) y la falta de fe en jóvenes que ya se vio que con minutos brillaron en otros clubes, si que hubieran quedado bien en su carta. Sin autocríticas y rajando del Madrid se despidió una leyenda, un entuerto que ahora Florentino Pérez debe solucionar.