La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha identificado un nivel bajo del indicador de estrés de los mercados financieros españoles por primera vez desde la irrupción de la pandemia del coronavirus, según constata en su boletín trimestral.
La expansión del virus a nivel global dio lugar a un periodo de turbulencias en los mercados financieros internacionales y nacionales especialmente intenso en marzo de 2020, un mes en el que el indicador que mide el estrés de los mercados financieros se disparó y pasó de un nivel bajo de 0,19 a un nivel alto de 0,56.
En mayo llegó a marcar un máximo de 0,64 y desde entonces ha ido descendiendo paulatinamente, con algún ligero repunte a finales de octubre por la segunda ola del coronavirus, cerrando el pasado año en 0,36, un nivel de estrés medio en el que pareció estabilizarse.
Según explica la CNMV, con la recuperación de las cotizaciones de las compañías, el notable descenso de los indicadores de volatilidad y la ligera disminución de la correlación del sistema (aunque esta última se mantiene en valores superiores a los registrados antes de la crisis del coronavirus), la tendencia del estrés de los mercados financieros españoles fue claramente a la baja, colocándose a principios de abril en un nivel de estrés bajo, concretamente del 0,25.
El descenso ha sido generalizado en todos los segmentos, situándose el de los intermediarios financieros en 0,5 y el de los mercados de renta variable no financiera en 0,3 en abril.
LA VOLATILIDAD SE MODERA PERO NO A NIVELES PREPANDEMIA
El boletín trimestral de la CNMV señala que la recuperación económica y el avance en la vacunación motivó avances en los mercados de renta variable nacionales en el primer trimestre, anotándose el Ibex 35 un ascenso del 6,3%, algo inferior a otros índices internacionales.
Por sectores, las ganancias fueron más débiles para quienes tuvieron un mejor comportamiento en 2020. Destacaron los bancos, las empresas de servicio de consumo, las empresas de ingeniería, las petroleras, los bienes de consumo, las telecomunicaciones y la tecnología, mientras que el comportamiento más débil lo presentaron las compañías del sector energético y las empresas fabricantes de bienes industriales.
El avance de las cotizaciones y la recuperación de los beneficios empresariales esperados para los próximos meses propiciaron un descenso de la ratio entre el precio y los beneficios por acción (PER) desde 18,2 en diciembre a 17,5 en marzo, manteniéndose el indicador en valores elevados y por encima de su media histórica.
Por otro lado, la volatilidad siguió moderándose, hasta alcanzar un promedio trimestral en torno al 17%, pero todavía se encuentra por encima de sus mínimos históricos cercanos al 10% en los que cerró 2019, antes de la crisis del coronavirus.
Según explica la CNMV, en este contexto de caída de la volatilidd y avances en las cotizaciones, la contratación de valores españoles siguió a la baja en el primer trimestre del año (-27,1% interanual), disminuyendo tanto la negociación en el mercado regulado español como en los centros competidores.
En cuanto a los mercados de deuda, que habían finalizado 2020 con los tipos en mínimos históricos, iniciaron el año con ligeras alzaspor las expectativas de que subiese la inflación.
Así, las emisiones de renta fija registradas en la CNMV aumentaron un 13,3% en el primer trimestre del año y las emisiones en el exterior descendieron pero mantuvieron un importe «considerable». El rendimiento de la deuda pública a corto plazo aumentó ligeramente, aunque continuó en valores negativos por sexto año, mientras que el rendimiento de la deuda privada a corto plazo mostró ligeros descensos.
RIESGOS PARA LA ECONOMÍA ESPAÑOLA
Por otro lado, el boletín destaca, entre los riesgos más relevantes para la economía española, aquellos relacionados con la posibilidad de quiebras empresariales en los próximos meses y con las vulnerabilidades financieras que puede traer consigo el aumento del endeudamiento público.
Según apunta la CNMV, la evolución de la pandemia es «clave» para la recuperación de la actividad española, que presenta una estructura «muy orientada a los servicios y con un predominio de empresas de tamaño pequeño». «Existe un riesgo de quiebras empresariales en los próximos meses, sobre todo en aquellas más pequeñas por ser más vulnerables en una situación de crisis tan profunda. Este riesgo afectaría negativamente tanto al entramado empresarial del país como al mercado laboral», señala.
Asimismo, la CNMV advierte de la vulnerabilidad para la economía española que deriva del notable aumento del endeudamiento público como consecuencia de la crisis y, por tanto, de la necesidad de garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas.
Como nota positiva, se puede destacar el impulso que los fondos europeos pueden tener sobre la economía española a medio y largo plazo, así como la posibilidad de que el aumento del consumo sea mayor del previsto si la evolución de la pandemia permite materializar decisiones de gasto aplazadas en 2020″, destaca el informe.