El nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, ha defendido la lucha de la Iglesia española contra los abusos sexuales a menores y ha indicado que «nadie puede poner en duda su credibilidad» ni «interpretar falta de transparencia o negativa» a seguir las directrices del Papa Francisco.
«Nadie puede interpretar falta de transparencia o negativa a secundar lo que el Papa pide al respecto. Los animo pues a la necesaria colaboración en este doloroso tema sobre el que, desde la Secretaría General, se ha manifestado justamente, hace pocos días, monseñor Luis Argüello ante la opinión pública. Con el espíritu de colaboración y honestidad bien expresado, nadie puede poner en duda la credibilidad de la Iglesia en sus declaraciones y actividades», ha precisado el nuncio.
Así lo ha expresado Bernardito Auza este lunes, durante la inauguración de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que se celebra a lo largo de esta semana en Madrid.
El nuncio ha puesto de relieve «el trabajo bien realizado» por parte de los obispos españoles ante los casos de abusos. «Secundando los deseos del Santo Padre, prestaron enseguida atención y dieron presto cauce institucional, a nivel diocesano, en materia de abusos de menores», ha afirmado.
En este sentido, ha destacado que los prelados españoles estudiarán durante esta semana la necesaria «puesta en marcha de un servicio de coordinación de las oficinas para la protección de menores» por parte de la Conferencia Episcopal Española.
Así se ha pronunciado el nuncio pocos días después del cruce de acusaciones que se produjo entre la nueva ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, y la Iglesia española, cuando la primera acusó a la Iglesia católica de haber sido «cómplice de la violencia sexual hacia los niños», con motivo de la aprobación en el Congreso de la Ley de protección a la infancia.
Los obispos publicaron al día siguiente un comunicado en el que calificaban de «gravemente injusta» la acusación de Belarra y le reprochaban, a su vez, un «clericalismo rancio» y un intento de «ensuciar la actividad de millones de personas durante décadas».
Por su parte, el exvicepresidente y ahora candidato de Unidas Podemos a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Pablo Iglesias, defendió a Belarra, asegurando en un tuit que «los que ensucian a la Iglesia son los curas violadores y los obispos que les protegen».
DERECHO EDUCATIVO DE LOS PADRES FRENTE A LA LOMLOE
Por otro lado, el nuncio del Papa en España también ha alentado a los obispos españoles a defender «el derecho educativo de los padres» frente a la Ley de modificación de la LOE, la LOMLOE, también conocida como ‘Ley Celaá’.
«Otro punto en el que les aliento por su enorme importancia para la misión de la Iglesia en el mundo y para el bien común de toda la sociedad, es el estudio del ‘Estado de la cuestión de la aplicación de la LOMLOE y las posibles vías de negociación de la enseñanza religiosa escolar en las comunidades autónomas'», ha indicado Auza.
En concreto, ha subrayado que «es muy cierto que importa resaltar el derecho educativo de los padres y la importancia del contexto sociocultural del individuo, al que la escuela ha de introducir, como método adecuado, para poder luego actuar con libertad».
A su juicio, la Conferencia Episcopal Española se ha referido con mucha frecuencia en las últimas décadas al tema educativo «aportando al entendimiento del bien común» y ha deseado que continúe el «esfuerzo de diálogo y de colaboración leal entre todos».
Asimismo, Auza se ha referido a otros de los temas que abordarán los prelados en su reunión de esta semana: la institución de laicos acólitos y lectores, con carácter estable, en virtud del Motu Proprio ‘Spiritus Domini’, del pasado 10 de enero, que amplía el acceso a las mujeres.
MUJERES SACERDOTES, UNA CUESTIÓN ZANJADA
En todo caso, el nuncio ha aclarado que, en este documento, «el Papa Francisco separa de raíz la cuestión del acceso de la mujer al sacramento del Orden, remitiéndose a la cuestión doctrinal zanjada en sentido negativo por san Juan Pablo II».
Asimismo, ha precisado que «no se trata de una ‘clericalización’ del laicado cristiano» y que tampoco es «un derecho personal ni un beneficio que pueda exigirse conforme al gusto o inclinación, sino el fruto de una necesidad pastoral, atendiendo a la cual, la Iglesia ha de llamar y preparar».