Médicos forenses del crimen de la niña Laia concluyen que murió asfixiada

Médicos forenses que inspeccionaron el cuerpo de la niña de 13 años asesinada en Vilanova i la Geltrú (Barcelona) en 2018 han confirmado al jurado que la causa de la muerte fue por asfixia, por la falta de oxígeno al cerebro «con un mecanismo mixto de estrangulación con las manos y una correa de perro».

La sesión de este viernes ha estado dedicada a las pruebas periciales informáticas y a las causas de la muerte, y los peritos y médicos forenses han expuesto los detalles de sus informes, como los archivos que había en los teléfonos móviles del acusado, el contenido del historial de búsqueda del ordenador portátil o la causa de la muerte y las heridas causadas posteriormente.

Un médico forense ha explicado que la muerte se produjo por asfixia, y que las lesiones por arma blanca del tórax y la zona genital «eran lesiones de cuando la víctima estaba cerca de la muerte» y las otras lesiones eran después del fallecimiento de la menor.

Otro profesional ha asegurado que «estrangular no es fácil, requiere un tiempo, no es una muerte instantánea, y más cuando la víctima está en movimiento», y que por parte de la víctima hubo lesiones indicativas de que había habido defensa.

Los médicos forenses encontraron una correa de perro muy ajustada en el cuello que había dejado marcas, lesiones en la cara y en los párpados, ocho cortes de arma blanca en la zona lateral pectoral y espalda –de 2,5 centímetros de diámetro aproximadamente, una de ellas afectaba a los vasos que provocaron la salida de sangre de forma masiva– y hematomas en el cuello, en los brazos, y también «un arma blanca que perforaba la zona auricular, atravesaba la mandíbula y salía por el otro lado de la cabeza».

Según un especialista, las lesiones de la cara que se localizaban eran causadas por «un intento de acallar los gritos de la víctima, tapando la nariz y la boca», y en el cuello también había la marca de una uña a causa de la presión en el cuello.

NO PUEDEN «DETERMINAR» SI LA VIOLÓ

Los médicos forenses que analizaron la zona genital han asegurado que en la búsqueda de posibles restos de semen o saliva «salieron todas las pruebas negativas, y se buscó ADN masculino, pero no se pudo identificar».

Un perito ha señalado que aunque no se encontraran restos de saliva ni de semen del acusado, las técnicas que utilizan, a pesar de que son sensibles, tienen un límite de detección, y ha añadido: «No estamos diciendo que no exista, simplemente decimos que no lo detectamos. Llegamos a un límite que no podemos determinar si hay o no».

Las lesiones de esta zona «eran compatibles con la manipulación por parte de un agente externo de carácter sexual», ha explicado, aunque otro profesional ha declarado que los labios menores y mayores de esta parte no presentaban lesiones y el himen estaba conservado, concluyendo que no existía ningún tipo de penetración, en sus palabras.

PERITOS INFORMÁTICOS

Varios peritos informáticos de los Mossos d’Esquadra extrajeron los datos que contenían los ordenadores y los teléfonos móviles del acusado y encontraron «búsquedas en internet de niñas follando con hombres, contenido erótico-sexual de vídeos grabados por el acusado donde aparecía desnudo hablando a cámara en dos vídeos, y en otros tres vídeos aparecía en una piscina hablando con alguien de voz femenina y quitándose el bañador».

En las imágenes de sus dispositivos se encontraron algunas no relevantes –de paisajes, de su hija o del propio acusado– y otras relevantes, como «una imagen de la maleta roja que presuntamente es la misma que se encontró en la escena del crimen».

Un perito ha destacado que en los navegadores Chrome y Explorer «puede ser que se borrara el historial de navegación o que el usuario tuviera programado que se borrase», ya que solo encontraron búsquedas del 2 de junio al 4 de junio del 2018, de contenido sexual, entradas con lencería china o contenido de cocina, y la tarde del crimen se encontraron búsquedas en páginas pornográficas de orgías transexuales.