El ‘sin techo’ que recibió un disparo de un guardia urbano sale del hospital

El hombre sin hogar que recibió un disparo de un agente de la Guardia Urbana de Barcelona, Marjan C., el pasado 21 de noviembre de 2020, ha salido del hospital tras más de cuatro meses ingresado, han informado fuentes cercanas al caso.

De 43 años y origen húngaro, la víctima estuvo «en peligro de muerte» por una herida de bala en el abdomen, según ha indicado el director de la Fundació Arrels, Ferran Busquets, pero el fin de semana del 27 al 28 de marzo fue dado de alta del Hospital de Sant Pau.

Fuentes de la entidad, que atendió al hombre antes del incidente y ha estado en contacto con él desde entonces, han indicado que el hombre ha vuelto a la calle tras declinar alojarse en un recurso asistencial y está valorando presentar cargos contra el agente.

Por su parte, la Fundació Arrels está a la espera de la decisión de la víctima, a quien se ha asignado una abogada de oficio, para personarse en el caso como acusación popular, aunque no descarta denunciar al agente igualmente si Marjan C. decidiera no hacerlo.

Paralelamente, la Guardia Urbana abrió diligencias contra el hombre por un presunto delito de atentado contra la autoridad, razón por la cual Marjan C. permaneció detenido y bajo vigilancia durante los primeros días que estuvo ingresado en el Hospital de Sant Pau.

El hombre, que tenía dos requisitorias de detención emitidas por dos juzgados de Algeciras (Cádiz), está en libertad con cargos desde el 24 de noviembre, tres días después del suceso, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).

EL INCIDENTE

Los hechos ocurrieron en el Paseo de Sant Joan el 21 de noviembre sobre las 19 horas, cuando el ‘sin techo’ se acercó con un cuchillo de grandes dimensiones y «en actitud muy agresiva» a los diversos agentes de la Guardia Urbana que lo rodeaban, según la versión policial.

Los agentes municipales acudieron al lugar a petición de los vecinos, que se quejaban de la actitud del hombre; y éste, según puede apreciarse en vídeos del suceso, se acercó a los policías hasta que uno de ellos disparó dos veces su arma, hiriéndole con uno de los tiros.

El director de Arrels ha negado que Marjan C. fuera agresivo con los policías y ha afirmado que el urbano «se excedió a causa de sus prejuicios contra las personas que viven en la calle y abordó de manera policial una situación que debía abordarse de manera social».

«Estos hechos no deberían haber ocurrido, era totalmente innecesario», ha dicho Busquets, que ha explicado que Marjan C. siempre se mostró pacífico con los voluntarios de la ONG y que, aunque no quiso acudir al centro de la entidad, mantuvo una relación cordial con ellos.

EL AGENTE

Según fuentes municipales, el agente que realizó el disparo no ha sido apartado del cuerpo, aunque dejó de trabajar un tiempo en la vía pública porque se le retiró el arma, considerada una prueba en el caso.

La Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra abrieron una información reservada al agente: «Es un incidente excepcional y es obligatorio hacer una revisión de protocolos», aseguró el teniente de alcalde de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle.

El conseller de Interior de la Generalitat, Miquel Sàmper, informó el 24 de noviembre que el atestado de los Mossos sobre la actuación de la Guardia Urbana no incluía «ninguna valoración» sobre si la actuación era correcta o no.

«Hace una recopilación de todos los elementos probatorios significativos necesarios para que el juzgado y la Fiscalía determinen», explicó en una rueda de prensa telemática al preguntársele por el atestado.

El codirector del Centre per la Defensa dels Drets Humans – Irídia, Andrés García Berrio, ha sostenido que el agente «debería estar retirado de funciones; no con suspensión de trabajo y sueldo pero sí con un destino diferente».

El centro incluyó el caso en su ‘Informe 2020 sobre violencia institucional’ destacando como vulneración «que se haya utilizado arma de fuego en espacio público con afectación a una persona sin hogar» y definiendo la acción policial como desproporcionada.