Cuando hay un córner a favor, el movimiento es automático. Luis Enrique se sienta y Jesús Casas, su segundo en la Selección española, se levanta (sólo una persona puede estar de pie en el área técnica). Casas es el supervisor de las jugadas de estrategia, pero de la que, a ojos de todo el mundo, no funcionó como se esperaba a una rival a priori factible como Georgia.
Porque a pesar del resultado favorable (1-2 in extremis), la Selección española de Luis Enrique dejó mucho que desear. Con un juego bajo mínimos, lo cierto es que se vieron grandes fallos en un partido que debería haber sido mucho mejor y más fluido para la clasificación del Mundial. Es por esto que ahora todo apunta a que el proyecto del seleccionador no da confianzas ni garantías. Lo repasamos.
4La mala costumbre del 4-3-3 del seleccionador
Algo de lo que se tiene costumbre a reprochar a Luis Enrique es su rigidez táctica, esa de la que no siempre funciona bien o, como poco, como le gustaría al seleccionador de la Selección española, como ocurrió con Georgia, pero también con Grecia, donde no se pasó del empate a 1.
En esto, se ha demostrado una vez más que el 4-3-3 que tiene a bien considerar el asturiano ya no da resultados, o al menos no los que se quisiera. Un ejemplo claro de ello se vio con Koke, quien sí jugó cómodo en la posición que le marcaron, que es diferente a donde lo hace con Simeone.
Jugar en campo contrario le hace mejor a Koke, que tiene que recorrer menos metros en la fase defensiva, que en 'La Roja' consiste en presionar al rival siempre en campo contrario. Así, un sistema con tres centrales y dos carrileros tendría mucho sentido para darle cabida jugadores que pueden sumar mucho a parte de la columna vertebral: Angeliño, Marcos Alonso, César Azpilicueta, Mario Hermoso…





