Una veintena de obras de Pinazo se quedan en Valencia tras su donación al Bellas Artes

El Museo de Bellas Artes de València ha recibido hasta 21 obras de Pinazo procedentes del extinto Círculo de Bellas Artes, cuatro de ellas por parte de un donante particular y el resto apartadas de una subasta para cumplir la decisión de la familia de que «debían permanecer en manos públicas». Al menos dos de los retratos pasarán a formar parte de la colección permanente del San Pío V.

Se trata de 16 pequeños dibujos a lápiz, cuatro óleos sobre lienzo (tres de ellos retratos) y un óleo sobre tabla. Todas pertenecen a la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, que ya tiene 44 óleos y 110 dibujos de Pinazo en su colección depositada en el museo.

Tras esta importante incorporación, el Bellas Artes está en conversaciones con el Ministerio de Cultura para «personalizar» la forma de distribuir las piezas a lo largo de las salas, siempre respetando el plan museístico 2022-2023 que está a punto de licitarse, dado que el museo es de titularidad estatal y gestión transferida a la Generalitat.

«Ante la duda, una obra siempre está mejor en sala que en el almacén: siempre es mejor ponerla a disposición del público que solo para el disfrute de los estudiosos», ha comentado el director del San Pío, Pablo González Tornel, en la presentación de estos ‘pinazos’ junto al presidente de la academia, Manuel Muñoz.

El objetivo es exponer el máximo número de piezas, con la previsión de que al menos dos retratos se incorporen a la colección permanente en los próximos años: el del pintor Fernando Richart (1884) y el del escritor Constantí Llombart (1884-1885). El primero refleja la inmediatez del post-impresionismo y el segundo es simbólico al tratarse uno de los fundadores de Lo Rat Penat. «Tenemos que hacer un esfuerzo para que estén», ha reconocido Tornel, que entró como director en septiembre.

SUBASTA PARALIZADA Y DONACIÓN ANÓNIMA

La recuperación de las 21 obras es fruto de un documento familiar de 2017, un año después de la muerte de Pinazo, que entregó el exdirector del museo José Ignacio Casar Pinazo y donde se establecía que no podían salir a subasta junto al resto de fondos del Círculo de Bellas Artes.

Algunas ya se habían vendido antes de la disolución de la entidad, por lo que se optó por la vía judicial con la colaboración de Gerardo Stubing, ultimo presidente del Círculo, y una jueza paralizó «inmediatamente» la subasta. Las otras cuatro (los retratos de Richart y Llombart y dos dibujos) han sido cedidas de forma voluntaria, altruista y anónima por un donante de fuera de la Comunitat Valenciana

Todo este proceso ha permitido que el conjunto esté al completo en la colección de academia, dado que el pintor de Godella también fue académico, y «mantiene viva parte de la memoria del Círculo de Bellas Artes» tras la disolución de la entidad en 2019.

A nivel artístico, las obras son de gran valor y repasan varias de las facetas de Pinazo, desde la de uno de los mejores retratistas de su época a la de paisajista. También llama la atención la colección de dibujos, muchos sin firmar, que pintó para sí mismo con elementos como niños, ancianos o estampas de Fallas. «Era su cuaderno de trabajo: cada detalle es una impresión o una emoción que le llamó la atención», ha ilustrado el presidente de la academia.

Estos dibujos no se pueden exponer permanentemente porque tienen que mantenerse en condiciones de oscuridad absoluta, por lo que solo servirían para muestras temporales. Junto a ellos hay una colorida pintura en tabla de la fachada del Palau de la Generalitat, también de pequeñas dimensiones que se podría exhibir junto a otras en un muro.

Todas las piezas están en buenas condiciones y solo requieren de limpieza y alguna pequeña intervención en el soporte (una tiene pequeños agujeros) y del acondicionamiento de los marcos. «Pero en un museo del nivel del Bellas Artes hay que procurar exponerlas en perfecto estado», ha remarcado el director.

A medio plazo, González Tornel ha garantizado que será respetuoso con el plan del Ministerio y que la elección de las piezas irá en función de cómo puedan funcionar dentro de la colección permanente. «Ignacio Pinazo Camarlench era bueno por delante, por detrás, el día que se levantaba torcido y cuando tenía una buena noche», ha constatado.