El Día Mundial del Agua conciencia este 22 de marzo sobre el valor de este recurso

Este lunes, 22 de marzo, se celebra el Día Mundial del Agua con el lema ‘Valoremos el agua’, una jornada que la ONU conmemora con el fin de crear conciencia de la importancia de cuidar de este elemento, tanto para la vida de los seres humanos como de las especies del planeta, y recordar que cerca de 2.200 millones de personas en todo el mundo carecen de agua o cuentan con agua de mala calidad, en un contexto en el que se ha convertido en un recurso clave para erradicar la expansión de la Covid-19.

El origen de esta jornada tuvo lugar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de Rio de Janeiro (Brasil) de 1992. En esta asamblea emanó la idea de celebrar un día internacional que pusieran en relieve la importancia de este valioso recurso natural. Ese mismo año, la Asamblea General resolvió que el 22 de marzo de cada año tendría lugar el Día Mundial del Agua, que se celebró por primera vez en 1993.

La ONU también instauró el Decenio ‘Agua para el Desarrollo Sostenible’, de 2018 a 2028, que remarca la idea de que el agua es fundamental para el desarrollo y la paz mundial. Además, la conmemoración de este día respalda la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 cuyo fin es garantizar el acceso al agua limpia y a un saneamiento adecuado a toda la población mundial antes de 2030.

Según la ONU, en España, el 98% de la población española dispone de servicio de agua potable y el 97% cuenta con un sistema de saneamiento adecuado, datos que contrastan con los recabados a nivel global: el 29% de la población mundial no dispone aún de un servicio de agua potable gestionado de forma segura y sólo el 45% cuenta con un servicio de saneamiento seguro, como revela Fundación Aquae.

En España, donde el 99% del agua es apta para el consumo y el 98% de la población está conectada a plantas de tratamiento de agua residual, la Fundación cree que se está a tiempo de alcanzar el sexto objetivo de la Agenda 2030, el principal marco de referencia para canalizar acciones de sostenibilidad, aunque alerta de dificultades como la brecha hídrica (relación entre la cantidad de agua dulce extraída para realizar las actividades económicas e industriales y la cantidad de agua dulce existente total) y pide coordinación para revertir los efectos del cambio climático.

Según la ONU, a nivel mundial la escasez de agua potable afecta a casi el 30% de la población y el estrés hídrico se sitúa en un 17%, con zonas de Asia y África en las que llega a alcanzar el 70%. En el mundo tres de cada 10 personas no disponen de servicios de agua potable y 6 de cada 10 no cuentan con unas instalaciones de saneamiento seguro.

La pandemia ha demostrado cómo el acceso al agua potable y a las instalaciones sanitarias son esenciales para protegerse contra los virus y todo tipo de enfermedades transmitidas por el agua, que pueden llegar incluso a causar la muerte. El agua insegura, la disponibilidad inadecuada de agua para la higiene y la falta de acceso al saneamiento contribuyen en conjunto a aproximadamente el 88% de las muertes por enfermedades diarreicas. Todavía hoy, casi 1.000 niños mueren cada día en el mundo por enfermedades relacionadas con el agua.

Además, por ejemplo, en el África subsahariana, el 75% de los habitantes (767 millones de personas) carece de instalaciones básicas para lavarse las manos, seguida de Asia central y meridional con el 42% (807 millones de personas), y de África septentrional y Asia occidental con el 23% (116 millones de personas).

«El derecho al agua es asimilable al derecho a la vida, porque sin agua la vida no sería posible. Es tan básico como eso», afirma María José Hernando, del departamento de Estudios de Manos Unidas que, en los últimos cinco años, ha aprobado 147 proyectos relacionados con el agua y saneamiento, por importe de 7,3 millones de euros, que han beneficiado de manera directa a alrededor de 600.000 personas.

«Pero los seres humanos, fundamentalmente en los países más ricos, seguimos sin ser conscientes de que nuestra manera de vivir y de consumir tienen graves repercusiones en las vidas de millones de personas en países con menos recursos. Y entre esas repercusiones, está la falta de agua para cosechar, para el ganado, para la higiene, e incluso, para el consumo humano», denuncia.

En la misma línea se manifiesta la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) al alertar de que miles de millones de personas en el mundo no tienen acceso al agua potable y, por tanto, no pueden lavarse las manos en plena pandemia, cuando precisamente esta es una de las medidas más importantes y aconsejadas por las autoridades sanitarias para evitar el contagio.

Más allá de la actual crisis sanitaria, la jefa de la Unidad de Gobernanza del Agua y Economía Circular de la OCDE, Oriana Romano, afirmó durante su intervención en el I Conversatorio del Agua en Chile, que la disponibilidad de agua a nivel mundial afronta «desafíos»: se espera que 240 millones de personas no tengan acceso regular al agua potable en 2050, una fecha en la que la demanda del recurso se habrá incrementado un 55 por ciento respecto a la actual. Por ello, reclamó un «marco de gobernanza multinivel» que responda a los retos y que se adapte a las cuestiones específicas de los territorios.

COLECTIVOS VULNERABLES

En todo el mundo, más de 1.420 millones de personas, incluidos 450 millones de niños, viven en zonas donde la vulnerabilidad hídrica es alta o extremadamente alta, según un nuevo análisis publicado por UNICEF, que revela que uno de cada cinco niños en el mundo carece de agua suficiente para sus necesidades diarias.

«La crisis mundial del agua no está simplemente por llegar, ya está aquí, y el cambio climático no hará más que empeorarla», asegura la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore. «Los niños son las mayores víctimas. Cuando los pozos se secan, los niños son los que faltan a la escuela para ir a buscar agua. Cuando las sequías disminuyen el suministro de alimentos, los niños sufren desnutrición y retraso en el crecimiento. Cuando hay inundaciones, los niños contraen enfermedades transmitidas por el agua. Y cuando los recursos hídricos disminuyen, los niños no pueden lavarse las manos para combatir las enfermedades», alerta.

Por ello, la ONG ha lanzado la iniciativa ‘Water Security for All’ para garantizar que todos los niños tengan acceso a servicios de agua sostenibles y resilientes al clima al movilizar recursos, alianzas, medidas de innovación y respuestas globales destinados a los lugares identificados como especialmente sensibles.

Para World Vision, la pandemia también ha evidenciado aún más la vulnerabilidad de las casi 850 millones de personas que no tienen acceso ni siquiera a un suministro básico de agua. «Por ello, las infraestructuras de agua y puntos de lavado, son áreas prioritarias de trabajo de World Vision cuyo objetivo es hacer del lavado de manos una realidad en la lucha contra la COVID-19», afirma el director de World Vision España, Javier Ruiz.

El simple hecho de lavarse las manos en momentos críticos puede reducir de forma significativa el contagio de la COVID-19 y el número de casos de diarrea hasta en un 35%, pero casi 850 millones de personas no tienen acceso ni siquiera a un suministro básico de agua. De estas personas, 263 millones viven a más de 30 minutos de la fuente de agua más cercana y 159 millones siguen bebiendo agua superficial no tratada de ríos y lagos, añade la ONG.

En 2020, World Vision proporcionó agua potable a 3,4 millones de personas, mejoró instalaciones de saneamiento para 2,7 millones de personas e impartió formación sobre buenas prácticas de higiene a 4,3 millones de personas.