Especial 20 Aniversario

Condenada por obligar a una mujer a prostituirse tras ofrecerle un falso trabajo

La Audiencia Provincial de Bizkaia ha condenado a una mujer de 37 años, natural de Nigeria, a una pena de 5 años y 1 día de prisión, como autora de un delito de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, en concurso medial con un delito de prostitución coactiva, por obligar a prostituirse a una compatriota a la que pagó el viaje desde su país a Bilbao, engañándola con una falsa oferta de trabajo de peluquera.

Además, la condenada deberá indemnizar a su víctima en la cantidad de 10.000 euros por daño moral sufrido, en concepto de responsabilidad civil.

Según recoge la sentencia, la condenada contactó en marzo de 2016 con la víctima, natural y residente en Nigeria, a quien trasladó una falsa oferta de trabajo como peluquera a desarrollar en Bilbao, «conocedora de la situación de necesidad y precariedad económica en que ésta se encontraba».

La mujer, por la situación en que se encontraba, aceptó la oferta, que iba acompañada del pago del viaje a cargo de su supuesta empleadora. El traslado a Bilbao comenzó en Nigeria, trasladándose en autobús hasta Niger. Desde allí continuó el viaje en un todo terreno a través del desierto hasta Libia y en Trípoli, donde permaneció dos meses.

Desde Trípoli viajó en un bote o patera en dirección a Italia, donde fue rescatada por un barco de salvamento junto con el resto de las personas que lo ocupaban. Dicho barco los trasladó hasta Nápoles y desde allí fue remitida a Caserta, en cuyo campamento fue registrado su paso clandestino el 1 de septiembre de 2019.

Tras llegar a Molinara, contactó con ella nuevamente la acusada, quien le indicó la persona que había de ocuparse del traslado de la mujer a Roma y de allí a España en autobús. Una vez en Termibús, en Bilbao, la víctima fue recogida y trasladada a una vivienda.

Transcurridos unos días, la mujer preguntó a la acusada por el trabajo convenido. Ésta le respondió que no había establecimiento ni trabajo, que debía abonar la deuda contraída con ella por importe de 35.000 euros, y que para ello debía dedicarse a la prostitución.

La víctima fue trasladada por la acusada a un piso de Bilbao, en el que tuvo que ejercer la prostitución en periodos de dos semanas, tras lo que volvía al domicilio inicial. En las semanas que ejercía la prostitución trabajaba sin horario, a disposición de la clientela.

El dinero producto de sus servicios sexuales era dedicado en su integridad al pago de la deuda, de forma que la acusada se quedaba con todo el dinero, al tiempo que amenazaba a su víctima con practicar el vudú y causarle mal a ella o a su familia.

Como la víctima lloraba mucho porque no quería ejercer la prostitución y estaba enferma, la acusada la echó de la vivienda en diciembre de 2016 y le conminó a pagar la deuda. La víctima, que entró y permaneció en España en situación irregular con la ayuda de la acusada, denunció posteriormente los hechos ante la policía.