Un estudio genético confirma el vínculo entre el Lewy, Alzheimer y Parkinson

Un estudio dirigido por investigadores de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) han evidenciado que cinco genes pueden desempeñar un papel fundamental a la hora de determinar si una persona sufrirá demencia por cuerpos de Lewy, un trastorno devastador que acribilla el cerebro con cúmulos de depósitos proteicos anormales llamados cuerpos de Lewy.

Los cuerpos de Lewy son también un sello distintivo de la enfermedad de Parkinson. Los resultados, publicados en la revista científica ‘Nature Genetics’, no solo respaldan los vínculos de la enfermedad con el Parkinson, sino que también sugieren que las personas que padecen demencia de cuerpos de Lewy pueden compartir perfiles genéticos similares a los de quienes padecen la enfermedad de Alzheimer.

«La demencia con cuerpos de Lewy es un trastorno cerebral devastador para el que no tenemos tratamientos eficaces. Los pacientes a menudo parecen sufrir lo peor de las enfermedades de Alzheimer y Parkinson. Nuestros resultados apoyan la idea de que esto puede deberse a que la demencia con cuerpos de Lewy está causada por un espectro de problemas que pueden observarse en ambos trastornos. Esperamos que estos resultados sirvan de base para comprender la enfermedad y desarrollar nuevos tratamientos», explica la autora principal de la investigación, Sonja Scholz.

La demencia por cuerpos de Lewy suele afectar a personas mayores de 65 años. Los primeros signos de la enfermedad son alucinaciones, cambios de humor y problemas de pensamiento, movimiento y sueño. A los pacientes que inicialmente tienen problemas cognitivos y de comportamiento se les suele diagnosticar demencia con cuerpos de Lewy, pero a veces se les diagnostica erróneamente la enfermedad de Alzheimer.

Por otra parte, muchos pacientes a los que se les diagnostica inicialmente la enfermedad de Parkinson pueden acabar teniendo dificultades de pensamiento y de ánimo causadas por la demencia de cuerpos de Lewy. En ambos casos, a medida que la enfermedad empeora, los pacientes quedan gravemente discapacitados y pueden morir en los 8 años siguientes al diagnóstico.

Cada vez hay más pruebas que sugieren que la genética puede desempeñar un papel en este trastorno y que algunos casos pueden ser hereditarios. Los científicos han descubierto que algunos de estos raros casos pueden estar causados por mutaciones en el gen de la alfa-sinucleína (SNCA), la principal proteína de los cuerpos de Lewy. Otros estudios han descubierto que las variantes del gen de la apolipoproteína E (APOE), que se sabe que desempeña un papel en la enfermedad de Alzheimer, también pueden desempeñar uno en la demencia de cuerpos de Lewy.

«En comparación con otros trastornos neurodegenerativos, se sabe muy poco sobre las fuerzas genéticas que subyacen a la demencia de los cuerpos de Lewy. Para entenderlo mejor, queríamos estudiar la arquitectura genética de la demencia con cuerpos de Lewy», señala otro de los autores, Bryan J. Traynor.

Para ello, compararon las secuencias de ADN cromosómico de 2.981 pacientes con demencia de los cuerpos de Lewy con las de 4.931 participantes de control sanos y de la misma edad. Las muestras se tomaron de participantes de ascendencia europea en 44 lugares: 17 en Europa y 27 en Norteamérica.

Inicialmente, descubrieron que las secuencias de cinco genes de los pacientes con demencia de cuerpos de Lewy eran a menudo diferentes de las de los controles, lo que sugería que estos genes podían ser importantes. Era la primera vez que dos de los genes, llamados BIN1 y TMEM175, estaban implicados en la enfermedad. Estos genes también pueden estar relacionados con las enfermedades de Alzheimer y Parkinson. Los otros tres genes, SNCA, APOE y GBA, habían sido implicados en estudios anteriores, por lo que reforzaron la importancia de los genes en la demencia de cuerpos de Lewy.

Los investigadores también observaron diferencias en los mismos cinco genes cuando compararon las secuencias de ADN de otros 970 pacientes con demencia de cuerpos de Lewy con un nuevo conjunto de 8.928 sujetos de control, confirmando sus resultados iniciales.

Otros análisis sugirieron que los cambios en la actividad de estos genes pueden provocar la demencia y que el gen GBA puede tener una influencia especialmente fuerte en la enfermedad. Este gen codifica las instrucciones para la betaglucosilceramidasa, una proteína que ayuda al sistema de reciclaje celular a descomponer las grasas azucaradas. Los investigadores descubrieron que tanto las variantes comunes como las raras del gen GBA están relacionadas con la demencia de cuerpos de Lewy.

«Estos resultados proporcionan una lista de cinco genes de los que sospechamos firmemente que desempeñan un papel en la demencia con cuerpos de Lewy», argumenta Traynor.

Por último, para examinar los aparentes vínculos entre la demencia por cuerpos de Lewy y otras enfermedades neurodegenerativas, los investigadores analizaron más a fondo los datos de estudios anteriores sobre el Alzheimer y el Parkinson. Descubrieron que los perfiles genéticos de los pacientes de este estudio tenían más posibilidades de padecer Alzheimer o Parkinson que los sujetos de control de la misma edad. Estas predicciones se mantuvieron incluso después de reducir el impacto potencial de los genes conocidos que causan la enfermedad de Alzheimer y de Parkinson, como APOE y SNCA. Curiosamente, los perfiles de riesgo genético de los pacientes para la enfermedad de Alzheimer, por un lado, o la enfermedad de Parkinson, por otro, no se superponían.

«Aunque la enfermedad de Alzheimer y la de Parkinson son trastornos molecular y clínicamente muy diferentes, nuestros resultados apoyan la idea de que los problemas que causan esas enfermedades pueden darse también en la demencia de cuerpos de Lewy. El reto al que nos enfrentamos en el tratamiento de estos pacientes es determinar qué problemas específicos están causando la demencia. Esperamos que estudios como éste ayuden a los médicos a encontrar tratamientos precisos para la condición de cada paciente», concluye Scholz.