La UCJC alerta de la brecha entre alumnos «socialmente aventajados» y los «desaventajados»

El director de la cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela, Francisco López Rupérez, ha prevenido de que «se van a generar brechas entre los alumnos pertenecientes a medios socialmente aventajados y los alumnos pertenecientes a medios socialmente desaventajados».

Según ha explicado en el webinar desayuno ‘Diálogo sobre Educación’, organizado por la Institución Educativa SEK, la pandemia ha provocado en el sistema educativo un «efecto de aceleración» y un «efecto de centrifugación».

Sobre el primero, López Rupérez ha explicado que había un conjunto de transformaciones pendientes, «en buena parte de los países, no en todos», para adaptar el sistema educativo al siglo XXI, «con esas transformaciones rápidas, disruptivas, con procesos de cambio permanente…», y que la pandemia ha actuado de «estímulo acelerador» en relación con esas reformas.

En cuanto al «efecto centrifugador», ha señalado que «se va a producir en función del nivel socioeconómico y cultural de los alumnos», es decir, «se van a generar brechas entre los alumnos pertenecientes a medios socialmente aventajados y los alumnos pertenecientes a medios socialmente desaventajados».

«No es casualidad que desde las investigaciones de la Cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela estemos poniendo el acento sistemáticamente en esa variable que tiene que ver con la equidad del sistema, que por otra parte es un objetivo que va más allá de lo estrictamente ideológico para abrazarse a un humanismo ideológicamente transversal que procesamos todos los países democráticos», ha constatado.

Así, ha detallado que «se está produciendo, y se va a producir más, una brecha, una centrifugación, y eso va a requerir el desarrollo de políticas específicas, de tal manera que el primer efecto que es el de aceleración de cambios en el sistema educativo, y el segundo efecto que es el de centrifugación o aparición y ampliación de las brechas existentes están relacionados entre sí».

«Es decir, vamos a tener que poner en marcha procesos de transformación de los sistemas educativos para atender ese efecto de centrifugación de generación de brechas ente los entornos aventajados y desaventajados desde el punto de vista socioeconómico», ha señalado.

Según López Rupérez, existe evidencia acumulada suficiente para saber cuáles son las políticas educativas que dan respuesta a esos desafíos, las que más impacto tienen en los resultados de los alumnos, y si se orientan preferentemente a los sectores desfavorecidos se producirá un «efecto compensatorio», del que al mismo tiempo «se beneficiarán todos los destinatarios del proceso educativo».

Además de subrayar la importancia de las políticas centradas en el profesorado, López Rupérez ha puesto de relieve la figura del director escolar y la implicación parental. Asimismo, ha apostado por un currículo «de conformidad con las exigencias del siglo XXI».

En este sentido, ha puesto de manifiesto condicionantes como «la globalización», en lo que concierne a la convivencia entre personas de distintas culturas, así como «la revolución tecnológica» y «las exigencias en términos de rigor, de pensamiento analítico, de capacidad de resolución de problemas complejos, de capacidad para aplicar el conocimiento en contextos distintos, el aprender a aprender, la metacognición…».

«Aunque algunos todavía no lo sepan o no lo quieran saber, estos desafíos del futuro afectan al currículo en la medida que elevan su nivel de exigencia cognitiva o intelectual, y a eso las instituciones educativas y las políticas correspondientes deben dar respuesta», afinando las metodologías, personalizando la atención a los alumnos, entre otros. «Pero que nadie piense que el nuevo enfoque por competencias, que parece que tiene una orientación menos académica, significa una reducción del nivel de exigencia intelectual de los currículos porque no es así», ha advertido.

En concreto, ha constatado la necesidad de evaluar el sistema de Educación Compensatoria de España, porque, a su juicio, hay una tarea pendiente de diagnóstico, de saber si los procedimientos que se aplican dan resultado o no dan resultado.

«Tenemos que saber si lo que tenemos funciona o no funciona; si funciona, potenciarlo, si no funciona habrá que corregirlo y orientarlo hacia esos objetivos ineludibles de mejora de la calidad del sistema de la igualdad real de oportunidades en la educación», ha aseverado.