Proyecto Esperanza y SICAR cat, ambos de Adoratrices, han lanzado un sistema de protección interno, con un código de conducta para sus empleados y colaboradores, y un protocolo de actuación frente a conductas inadecuadas o que puedan constituir un delito, con el fin de garantizar un «entorno seguro» a las mujeres víctimas de trata a las que atienden, y a sus hijos e hijas.
Entre las acciones que han llevado a cabo para conseguir este objetivo, destacan: la aprobación en noviembre de 2019 del Código de conducta, el Posicionamiento de Adoratrices en materia de protección y buen trato y el Protocolo de actuación de incidencias de protección.
En junio de 2019, se nombró a los representantes del Comité de Protección que se ha reunido periódicamente desde entonces y que vela por el buen funcionamiento del sistema. Además, se realizó una Auditoría de Protección.
Asimismo, se elaboró un Manual de Seguridad para proyectos de atención a víctimas de trata y un Mapa de riesgos que incorporó los riesgos asociados a enfermedades de carácter contagioso que en el nivel más extremo pueden originar situaciones de pandemia como la vivida este año, según informan desde Proyecto Esperanza.
Entre las actitudes que las Adoratrices definen como no aceptables y que se incluyen en el código de conducta, se encuentran: avergonzar, gritar o humillar a las mujeres; aceptar comportamientos violentos entre ellas; o tener conductas que inciten al odio, racismo, sexismo u homofobia.
Además, en el caso del trabajo con los hijos e hijas de las mujeres víctimas de trata, se prohíbe que el trabajador esté a solas con el menor sin justificación profesional así como participar en actividades sexuales, ya sean físicas o virtuales.
En caso de que se produzca algún incumplimiento del Código de Conducta, las propias mujeres usuarias así como los profesionales deberán notificarlo a los buzones de queja habilitados (proteccio@adoratrius.cat y proteccion@proyectoesperanza.org) y se garantiza total confidencialidad.
«Hemos dado un paso más para generar un espacio seguro y protector en todas nuestras actividades y relaciones. Se han de generar las condiciones para que el equipo tenga herramientas para cuidarse, atendiendo a las condiciones en las que desempeña su trabajo. Igualmente cuidar de las mujeres, desde un enfoque profundo de atención y respeto», ha explicado el coordinador de Gestión de Proyecto Esperanza y miembro del Comité de Protección, Antonio Rivas.