El Gobierno aprueba la Estrategia de Almacenamiento Energético

El Consejo de Ministros ha aprobado, a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la Estrategia de Almacenamiento Energético, con la meta de alcanzar los 20 gigavatios (GW) en 2030 y los 30 GW en el horizonte de 2050, permitiendo así respaldar el despliegue de energías renovables para que sean claves en garantizar la seguridad de suministro y en facilitar unos precios más bajos de la energía.

En rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, aseguró que esta estrategia forma parte «de la arquitectura» en la que trabaja el gabinete dirigido por Teresa Ribera y subrayó que representa «un paso más para hacer real y viable la estabilización de los precios de la luz en el medio plazo».

«Hoy se empiezan a poner esos cimientos para que haya una fórmula de almacenamiento de esa energía renovable que pueda entrar y hacer frente a las brechas que puedan surgir en un momento determinado, y que se almacene cuando haya excedente para tenerla reservada en los momentos que más se necesita o cuando haya déficits de generación por la situación del viento o por las situaciones climatológicas», dijo.

En este sentido, el documento, que ve la luz tras superar el trámite de consulta pública al que fue sometida el pasado mes de octubre, identifica y analiza los retos, define las medidas para su efectivo despliegue, evalúa las oportunidades y cuantifica las necesidades de almacenamiento para contribuir a la descarbonización del sistema energético.

En unas declaraciones remitidas por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, consideró que esta estrategia coloca a España «al frente de lo que se está haciendo en Europa». «España es una isla energética, lo que nos obliga a tener que adelantarnos para cumplir nuestro compromiso con la neutralidad climática», dijo.

Así, la estrategia cuantifica las necesidades de almacenamiento para contribuir a la descarbonización del sistema energético en coherencia con lo previsto en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 y con el objetivo de neutralidad climática antes de 2050, incluyendo el aprovechamiento de la energía disponible en el parque de vehículos eléctricos (26 GWh anuales para 2030), la capacidad adicional de almacenamiento detrás del contador (con un mínimo de 400 MW en 2030), así como el almacenamiento a gran escala que aportan las centrales termosolares.

El documento contempla disponer de una capacidad total de 20 GW en el año 2030, contando con los 8,3 GW de almacenamiento disponible a día de hoy, y de unos 30 GW de almacenamiento en 2050.

TANTO A GRAN ESCALA COMO DISTRIBUIDO.

Ambas capacidades consideran tanto almacenamiento a gran escala como distribuido, que serán aportadas por diversos sistemas, tanto diarios como estacionales.

La estrategia, que forma parte del conjunto de actuaciones destinadas a alcanzar los objetivos establecidos en el PNIEC y en la Estrategia de Descarbonización Largo Plazo 2050, incluye 10 líneas de acción y 66 medidas que abordan aspectos como la participación del almacenamiento en el sistema energético, la economía circular o las comunidades energéticas para generar espacios de participación ciudadana; o el impulso del hidrógeno renovable, entre otras.

El almacenamiento contribuye a la gestión de las redes eléctricas, fomenta la participación de la ciudadanía en el cambio de modelo energético y permite una mayor competencia e integración en el mercado eléctrico.

Además, el despliegue del almacenamiento brinda oportunidades relativas a generación de empleo, transición justa, recuperación económica y creación de nuevos modelos de negocio a lo largo de toda la cadena de valor.

Igualmente, estas tecnologías tienen aplicación en sectores como el de la movilidad eléctrica, la edificación o la industria, y favorecen el desarrollo de nuevos modelos de negocio como los agregadores independientes o las comunidades de energías renovables, que impulsan el papel activo de los consumidores.

Ribera valoró que el almacenamiento «permite la perfecta integración de tecnologías renovables en el sistema en lugar de tener que contar con una capacidad de respaldo equivalente a la energía renovable de la que disponemos».

«Así, podremos utilizar la energía usando los excedentes de producción donde hay mucho sol o mucho viento en aquellos momentos en los que hay poco sol, poco viento», dijo.