Fiscalía retira el delito de calumnias del que acusaba a Villarejo

La Fiscalía ha decidido retirar el delito de calumnias del que acusaba al comisario jubilado y en prisión provisional José Manuel Villarejo por haber dicho en televisión que el ex jefe del CNI Félix Sanz Roldán amenazó de muerte a la ex amiga del Rey emérito, Corinna Larsen, si bien ha mantenido la acusación por un delito de denuncia falsa, con lo que la pena que pide para el comisario pasa de dos años a uno.

El fiscal ha indicado que ha decidido modificar así su escrito de acusación inicial, retirando el delito de calumnias pero no porque se haya producido o no el hecho –las amenazas a Larsen en 2012– sino porque Villarejo se limita a explicar en el programa ‘Salvados’ lo que le refiere en una reunión en 2015 la examante del emérito.

Cabe recordar que el Ministerio Público pedía para él un total de dos años de cárcel: un año de prisión, la inhabilitación especial para el ejercicio del derecho al sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, y 20 meses de multa con una cuota diaria de 20 euros, por el delito de denuncia falsa; y otro año y la misma inhabilitación, por el de calumnias. Por lo que ahora sólo solicita uno.

«Era determinante que Corinna Larsen se ratificase en su declaracion jurada. Lo ha hecho y ha dicho expresamente que tuvo conversación en 2015 –con Villarejo– y que se sentía amenazada por el director del CNI, que es lo que dijo Villarejo en Salvados. Con independencia de que ocurrieran esos hechos o no, las amenazas no están ni judicializadas. Pero no concurre el delito de calumnias», ha indicado el fiscal.

En cambio, ha defendido en su exposición final que sí concurre un delito de acusación y denuncia falsa porque Villarejo imputó a una persona –Félx Sanz Roldán– hechos que constituían una infracción penal. «Es pluriofesivo porque atenta contra el buen funcionamiento de la Justicia y atenta contra la persona afectada», ha indicado.

Ese delito hace referencia a la denuncia que presentó el comisario a raíz de una fotografía publicada en ‘El País’ para ilustrar un artículo sobre los supuestos «tentáculos» de Villarejo en el mundo judicial. En ella se ve le ve bajando de un avión y, según él, de esta forma se destapó una operación antiterrorista llevada a cabo en Melilla de la que volvían.

El fiscal ha argumentado al respecto que Villarejo entendía que esa fotografía que publicaba El País había sido filtrada por Sanz Roldán, pero que lo mantiene sin tener la «certeza» de que sea así. «No ha podido asegurar que tuviera indicio acreditado para inferir eso», ha indicado para luego apostillar que el que fuera jefe de los espías españoles ha negado en su testifical los hechos.

En relación a la posible animadversión que pudiera haber entre Villarejo y Sanz Roldán, el fiscal ha explicado que por la declaración de otro de los testigos (y que aparece junto al comisario en la foto), el que fuera director del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), el comisario José Luis Olivera, se deduce que ambos no se conocían, si acaso por los medios de comunicación.

ABOGACÍA DEL ESTADO ELEVA A DEFINITIVAS

A pesar de la modificación de Fiscalía, la Abogacía del Estado sí que ha elevado a definitivas sus conclusiones y ha mantenido la acusación por calumnias a Sánz Roldán e injurias al CNI y denuncia falsa. Lo sostiene argumentando que en la reunión con Larsen es el propio Villarejo quien pregunta a la examate de Juan Carlos I si le han amenazado. «Y esta dice que hay amenazas pero por las preguntas de Villarejo», ha indicado.

En este sentido, ha señalado que las palabras de Sanz Roldán a Corinna Larsen en 2012 debieron entenderse en su contexto, porque entonces ella llevaba escolta para evitar el acoso de paparazis, y ha incidido en que no hubo amenaza de muerte por parte del jefe del CNI ni por parte del propio servicio secreto.

Por su parte, el abogado de Villarejo, Antonio García Cabrera, ha solicitado al juez una sentencia absolutoria de su cliente y ha incidido en que la Abogacía del Estado no tiene la legitimidad para personarse en la causa en representación de Feliz Sanz Roldán.

Además, ha tratado de desmotar la acusación del delito de calumnia señalando que dado que el propio Sanz Roldán no ha podido decir que viajó a Londres en ejercicio de su cargo, entonces no puede haber calumnia. Con todo, ha insitido en que Villarejo no calumnió porque en la vista «ha sido capaz de probar que dijo exactamente lo que le decía» Corinna Larsen en 2015.

En cuanto al delito de denuncia falsa, ha explicado que quien comete ese hecho debe ser consciente de que la denuncia es falsa, y ha explicado que Villarejo está amparado por la verdad subjetiva que le lleva a denunciar a Sanz Roldán. «Es normal que siendo agente encubierto no le guste que publiquen esa foto», ha añadido.

VILLAREJO, VOLTAIRE Y LOS REFRANES DE LA KGB

Tras las intervenciones de las partes, el juez Jesús de Jesús ha ofrecido la posibilidad a Villarejo de tener un último turno de palabra, y éste lo ha aprovechado para denunciar que tras cuatro años en preventiva se lo han quitado todo menos la convicción de que hay justicia en España.

«Los jueces son honorables e independientes», ha dicho, aunque luego ha apuntado que según le habían trasladado antes del juicio de este viernes, por cuestiones de estado debía ser desacreditado en esta vista por miedo a lo que pudiera llegar a declarar en el resto de causas que aun tiene pendientes (sólo en la Audiencia Nacional el caso en el que se le investiga tiene una treintena de piezas separadas).

Tras esto, ha indicado que opina que sus problemas comenzaron cuando decidió denunciar las actuaciones de Sanz Roldán –«una irresponsabilidad mía»– ya que nunca habría tenido problemas si hubiera mirado para otro lado.

Al hilo, ha recordado alguno de sus servicios como agente encubierto –«en Somalia, en Siria, en Irán»–, ha alavado el trabajo de sus compañeros agentes de campo en el CNI, y ha denunciado que fue Sanz Roldán quien organizó su detención. Y eso, ha añadido, a pesar de que él quería que sus archivos fueran a manos del CNI.

Sobre ellos ha explicado que no entiende porque se destruyen si son «historia de España», y ha citado de pasada el 23-F y el 11-M. Y ha añadido que aun no sabe como se le acusa de denuncia falsa cuando ni siquiera se admitió a trámite. «El ciudadano va a acabar pensando que en este país no hay un Estado garantista», ha afirmado.

Por otro lado, ha atacado la testifical de la ex responsable del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) y actual jefa de Gabinete de la ministra de Defensa, Esperanza Casteleiro, para lo que ha parafraseado a Voltaire diciendo que «lo peor del encubrimiento es que se cometen delitos más graves que los que se trata de ocultar».

Para acabar, Villarejo ha tirado del refranero propio de un espía para apuntar que hay una máxima en la KGB, «un pueblo de borregos se merece un gobierno de lobos». «Si me tengo que morir en la cárcel lo haré, pero nadie me va a callar», ha indicado, momento en el que el juez ha señalado que el juicio queda visto para sentencia.