Té verde: los mitos y verdades sobre su milagroso poder para adelgazar

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Esta es la típica infusión que está en prácticamente todas las casas de España. El té verde es una bebida socorrida, saludable y deliciosa. Pero que esté rica y que le guste a todo el mundo no dice nada sobre los beneficios que le aporta al organismo o sus supuestas propiedades como bebida milagrosa para perder kilos en muy poco tiempo. Hay muchos mitos en ese sentido en torno al té verde, y conviene revisarlos antes de lanzarnos a tomar esta bebida de forma desaforada y haciéndonos esperanzas que luego pueden no cumplirse.

Los expertos coinciden en general en que no existen dietas milagrosas ni alimentos especialmente adelgazadoras. Solo hay una forma de adelgazar realmente efectiva, y pasa por llevar una dieta equilibrada y sana, rica en frutas y verduras, y hacer ejercicio físico de forma frecuente. Y a esos dos ingredientes hay que añadirle un tercer factor, que es la paciencia. No es viable, ni siquiera sano en realidad, perder varios kilos en pocos días. Para adelgazar hay que tener en cuenta que hace falta tiempo, varias semanas e incluso meses, antes de empezar a notar los efectos en la báscula y en el espejo.

 

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Nos quita el apetito

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Hay otras propiedades en el té verde que hacen que sea de gran ayuda si nos proponemos deshacernos de esos kilos de más. Uno de ellos, también demostrado mediante experimentos científicos, es su capacidad de suprimir levemente el apetito. Es decir, tomar té verde nos quita el hambre y, por tanto, comemos menos y somos menos propensos a picar entre horas. La consecuencia lógica de esa propiedad es que, de un modo u otro, acabaremos perdiendo peso porque ingerimos menos calorías. 

Y todavía hay más. El té verde, aseguran los expertos, es una bebida idónea para prevenir los elevados niveles de insulina en sangre. Así lo han demostrado una serie de meta-análisis de una serie de ensayos en este sentido. Asimismo, el té verde tiene una serie de propiedades que sirven para regular y reducir la cantidad de grasa presente en las células, lo cual acaba contribuyendo a reducir el índice de grasa corporal de nuestro organismo.