El Papa reivindica la «compasión» como «vacuna» contra la «epidemia de la indiferencia»

El Papa ha reivindicado la «compasión» como «vacuna» contra lo que ha denominado «epidemia de la indiferencia» en el mundo, al tiempo que ha defendido la ejecución de políticas «sostenibles» que combinen «progreso y equidad» para la sociedad.

«Ayudémonos mutuamente a luchar contra el descarte y el desperdicio, exijamos opciones políticas que combinen progreso y equidad, desarrollo y sostenibilidad para todos, de modo que nadie se vea privado de la tierra que habita, del buen aire que respira, del agua que tiene derecho a beber y del alimento que tiene derecho a comer», ha señalado el Papa este mediodía al recibir en el Aula Pablo VI a los participantes en el Encuentro de las Comunidades Laudato si’.

En su discurso, Francisco ha advertido que no puede haber ecología sin equidad y justicia social de modo que ha instado a vencer la indiferencia de los que ponen excusas como «no me concierne», «no depende de mí», «no estoy involucrado».

Y ha añadido a este respecto: «La naturaleza que nos rodea ya no es admirada, sino devorada. Nos hemos vuelto voraces, dependientes de los beneficios y resultados inmediatos y a toda costa».

Así, ha denunciado que la mirada del hombre sobre la realidad es cada vez «más rápida, distraída y superficial» al tiempo que ha lamentado que la sociedad esté «enferma de consumismo». Y ha criticado: «Nos afanamos por tener la última «app», pero ya no conocemos los nombres de nuestros vecinos, y mucho menos sabemos cómo distinguir un árbol de otro. Y lo que es más grave, con este modo de vida se pierden las raíces, se pierde la gratitud por lo que hay y por quien nos lo ha dado».

Francisco ha propuesto al mundo que vuelva a una actitud de «contemplación» que implica» no distraerse con mil cosas inútiles» y del mismo modo «encontrar el silencio». «Para que el corazón no se enferme, hay que detenerse», ha dicho el Santo Padre. Sin embargo, ha constatado que no es una tarea «fácil». Por eso ha defendido que es necesario liberarse «del aprisionamiento del teléfono celular, mirar a los ojos de los que están a nuestro lado y la creación que se nos ha donado».