Ajedrecistas ciegos de Zaragoza aprenden a disputar partidas online durante el confinamiento

Un grupo de nueve ajedrecistas ciegos de Zaragoza ha aprendido a disputar partidas online durante el confinamiento, lo que les ha permitido mantener el contacto habitual y entretenerse durante los más de dos meses que ha durado por el Covid-19.

Todos ellos pertenecen al grupo de ajedrez de la ONCE en Aragón, que cuenta con un profesor que imparte una clase a la semana de forma presencial. Tras cuatro semanas de confinamiento, los componentes del equipo ciegos o con discapacidad visual grave, comenzaron a buscar un sistema tecnológico accesible que les permitiera conectarse a la vez.

“Nos costó un poco que todos pudiéramos conectar, pero cuando lo conseguimos y probamos el primer día fue casi terapéutico”, reconoce Jesús Viber, uno de los ajedrecistas ciegos. “Necesitábamos no sólo el ajedrez sino el contacto con los amigos”, reconoce.

Tras poder pasar la primera tarde, sintieron la necesidad de estar otra vez juntos en torno al ajedrez. Por ello decidieron quedar dos días a la semana de forma virtual, en los que durante dos horas y media juegan partidas y hasta se ponen deberes.

“La idea era tener la cabeza ocupada. Por eso nos asignamos problemas y los resolvemos al día siguiente”, señala Viber, quien reconoce que “el ajedrez es una excusa, pero la amistad está por encima”. De hecho, mientras están conectados se toman sus aperitivos que cada día paga uno.

Para Manuel López, estas reuniones virtuales “han supuesto un gran alivio para reducir los efectos negativos del confinamiento, porque permite mantener el ajedrez y un intercambio social que contribuye a levantar el ánimo en estos momentos”.

Ahora el grupo está pensando incluir a más participantes y seguir practicando lo que más les gusta: ajedrez a ciegas.

INTEGRACIÓN

El ajedrez es un deporte de larga tradición entre las personas con discapacidad visual, por su facilidad para ser practicado de forma integrada en las competiciones con personas videntes.

Para la práctica del ajedrez, los ciegos necesitan sólo algunas adaptaciones en el material de juego. Por ejemplo, el tablero tiene los cuadros negros ligeramente más altos que los blancos para hacerlos diferentes al tacto.

Además, las piezas negras llevan, en su parte superior, una protuberancia que las distingue de las blancas.

Cada casilla del tablero tiene un orificio en el centro, en el que se insertan las piezas a través de un pequeño vástago que éstas tienen en su parte inferior. Mediante este sistema, las manos del jugador pueden tocar todas las piezas sin derribarlas.

Las partidas entre ajedrecistas ciegos se juegan en dos tableros. Cada uno de los jugadores mueve las piezas en su tablero de modo que, al tocarlas, no moleste ni sea molestado por su contrario. Finalmente, los relojes de ajedrez disponen de un mecanismo de voz con auriculares para acceder al tiempo de juego.

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