La Asociación Profesional de Compañías Privadas de Servicios de Seguridad (Aproser) ha lanzado una campaña en favor del uso del dinero en efectivo en el comercio de proximidad, hostelería y restauración, ante el temor que tienen algunas personas de que al emplear billetes y monedas haya mayor riesgo de contagio del coronavirus, algo que no está comprobado científicamente.
En este sentido, Aproser informó este jueves de que la campaña #Reivindicaelcambio lleva por lema “porque hay cosas que no tienen que cambiar, como el cambio”, en referencia a que el fin del confinamiento debe conllevar el uso de monedas y billetes si los usuarios así lo quieren.
Se asegura que el dinero en efectivo constituye “un medio de pago completamente seguro, universal y accesible para todos, que juega un importante papel en nuestras vidas como sinónimo de generosidad, aprendizaje, ilusión y esfuerzo”.
La campaña incluye la difusión de un vídeo que recrea situaciones cotidianas en las que se usan billetes y monedas, al tiempo que se anima a las personas a contribuir a su recuperación económica de España mediante el consumo en las tiendas y comercio de proximidad.
“VALOR REFUGIO”
Aproser recordó que “en tiempos de incertidumbre económica el efectivo históricamente ha tenido un importante valor refugio” y así se ha demostrado también en los últimos meses. Se destaca que el Banco Central Europeo asegura que entre el 13 de marzo y el 10 de abril el valor de los billetes en circulación aumentó en 46.689 millones de euros en toda Europa y cerca de 5.000 millones de euros corresponderían a España, un 10% aproximadamente.
También se incide en que en tiempos de crisis el dinero en efectivo es “muy valioso para el tejido empresarial”, ya que los costes soportados por los bancos, la industria minorista y los consumidores son menores cuando el pago se hace en metálico.
En cambio, cuando el pago se hace por otro medio, hay que sumar costes en materia de ciberseguridad, amortización de las inversiones en TPV o aplicaciones móviles, entre otros. Tal es así que pagar y cobrar con tarjeta de débito tiene de media un coste 2,8 veces mayor para los consumidores y los comercios que hacerlo en metálico.
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