Las residencias de personas con autismo piden a Sanidad “una respuesta específica y adecuada» a sus necesidades»

Los centros residenciales de personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA) de la Comunidad de Madrid carecen de «los recursos sanitarios y del material de protección adecuado para hacer frente a posibles brotes de coronavirus entre sus usuarios y trabajadores», según denunció este miércoles el director de la Federación Autismo Madrid, Luis Pradillos.

Padrillos declaró a Servimedia que el Gobierno regional debe ofrecer «una respuesta adecuada y un protocolo médico específico que tengan en cuenta las particularidades de estos centros y de las personas con las que trabajamos».

«Somos centros de servicios sociales, no sanitarios», manifestó el director de la Federación Autismo Madrid, que explicó que en situaciones normales, «cuando alguno de nuestros usuarios necesita atención médica, acudimos al ambulatorio o al hospital», más allá de que en los centros existan auxiliares o enfermeros.

Sin embargo, debido «al colapso general del sistema ahora mismo es imposible acudir a los centros de salud y la atención telefónica también presenta muchas dificultades». Además, según el protocolo, los síntomas leves no deben ir al hospital, recordó.

En este sentido, puso de relieve que «nosotros trabajamos con adultos jóvenes que muchas veces tienen problemas de comportamiento y déficit cognitivos, por lo que mantenerlos encerrados y aislados no es tarea fácil».

En su opinión, el protocolo de la Comunidad de Madrid «está muy enfocado a las residencias de personas mayores», que presentan menos problemas de cara al confinamiento.

NI TEST NI MASCARILLAS

La residencia Cepri, un centro concertado en el barrio de San Blas de Madrid que atiende a personas con TEA y discapacidad intelectual, ejemplifica esta situación «crítica».

«Ahora mismo aquí conviven 17 personas, de las que tres están en aislamiento por dar positivo y una cuarta ha sido trasladada al hospital. Además, siete trabajadores también se han contagiado y otros nueve están de baja a la espera de que les realicen el test», explicaron a Servimedia desde la dirección del centro, que no obstante mantiene sus servicios «sin muchas dificultades» gracias al personal que antes se empleaba en el centro de día, cerrado desde que comenzó el confinamiento.

“No tenemos material de protección, ni mascarillas ni guantes ni nada. Nos faltan, además, test de diagnóstico, cuando resulta de vital importancia saber si nuestros trabajadores están contagiados o no. Los residentes necesitan un apoyo continuo para lavarse, comer y realizar cualquier actividad, lo que hace difícil mantener el distanciamiento social con ellos», señalaron las mismas fuentes.

En el centro destacan que «hay que tener en cuenta que estos adultos se mueven mucho, así que es muy difícil tenerlos controlados». De ahí la urgencia de contar con test de diagnóstico.

Se da la circunstancia, además, de que los dos auxiliares de Enfermería habituales en la residencia están de baja. «Aquí no hay ni médicos ni enfermeras y de momento no hemos podido contactar con el centro de salud del barrio. Directamente, la línea está colapsada».

Por ello, reclaman un seguimiento sanitario específico para los centros que atienden a personas con discapacidad, ya que las mismas fuentes consideraron que no se han tenido suficientemente en cuenta por parte del Gobierno regional.

Desde Plena Inclusión Madrid y el Comité de Representantes de Personas con Discapacidad de la Comunidad de Madrid (Cermi Madrid) reclaman un protocolo específico para este colectivo.Pradillos indicó que «los equipos de protección individual (EPI) han llegado a cuentagotas y lo poco que tenemos procede de donaciones particulares».

La situación en la residencia Cepri en este sentido sería similar a la de otros centros de la red. Desde esta residencia subrayaron que la Consejería de Sanidad les envió unos lotes la semana pasada, «pero casi todo procede de lo que han conseguido las familias y las federaciones, como Plena Inclusión Madrid o Autismo Madrid».

Asimismo, reclamaron la intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME) para desinfectar los centros y pidieron que las personas con TEA o con discapacidad intelectual institucionalizadas se consideren colectivo de riesgo especial. «Muchos presentan patologías asociadas, en alguno casos problemas cardíacos, y necesitan mucha medicación. Solo pedimos que los centros de personas con discapacidad no se queden los últimos en esta emergencia», concluyeron.

SERVIMEDIA