El catedrático Melchor González Dávila, representante español en la COP25 de Naciones Unidas sobre cambio climático

El catedrático de Química Marina de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Melchor González Dávila, participa como representante español en la Conferencia de las Partes (COP25 Chile) de Naciones Unidas sobre cambio climático, que se celebra del 2 al 13 de diciembre en Madrid. Se trata del máximo órgano de decisión en Naciones Unidas sobre cambio climático, que reúne a 196 países miembros junto a la representación de la Unión Europea.

Es la cumbre más numerosa de este tipo que se celebra cada año para abordar la acción mundial para luchar contra el cambio climático.Melchor Gonzalez Davila

Melchor González Dávila participa invitado por la red ICOS-ERIC, el Sistema Integrado de Observación del Carbono de acuerdo con sus siglas en inglés, que es una Infraestructura de Investigación para generar datos de alta precisión e integrar el conocimiento sobre el ciclo del carbono y los gases de efecto invernadero (GEI) y sus perturbaciones. ICOS realiza observaciones a largo plazo en tres redes: atmósfera, ecosistemas y océanos.

Melchor González Dávila es director del grupo de Química Marina (QUIMA), que desde octubre del año 1995 consideró imprescindible el estudio en el océano del efecto del incremento de la cantidad de dióxido de carbono emitida a la atmósfera por la actividad humana.

Estos estudios continúan hasta la fecha, integrados en el Instituto Universitario de Oceanografía y Cambio Global, lo que ha permitido conocer que, gracias al papel jugado por los océanos como sumidero del exceso de dióxido de carbono emitido, las condiciones actuales de nuestra atmósfera no son tan graves como podrían ser. Sin embargo, ese papel de los océanos no es gratis. Cuando el CO2 se transfiere al océano y se disuelve, la acidez de los mares aumenta. Es por este motivo, por el que es necesario realizar estudios continuados de cómo responde el océano ante el continuo incremento de CO2 emitido.

Si seguimos con el ritmo actual de emisiones y sin medidas que intenten no sólo reducirlas, sino secuestrar el importante exceso de dióxido de carbono existente ya en nuestra atmósfera, a finales de este siglo, el pH de nuestras aguas superficiales alcanzará valores de 7.85 (casi 0.3 unidades menor que a principios de este siglo) y la capacidad de calcificación se habrá reducido en un 40%. Si a eso se le añade un océano más cálido con una temperatura que incrementará en unos 2 grados, con mayor volumen (elevación del nivel del mar) no sólo por la propia expansión térmica de un fluido sino por el deshielo terrestre y en un océano que será menos eficiente en el secuestro de dióxido de carbono, hará que muchas especies marinas no puedan soportar y adaptarse a ese estrés y a esas condiciones químicas.