¿Qué debes tener en cuenta cuando paseas a tu bebé?

Antiguamente existía la creencia de que los bebés no podías salir hasta que cumplían los 40 primeros días de vida. Actualmente, esta norma ha quedado descartada, ya que no tiene ningún argumento científico que la sostenga. Los niños, sin importar su edad, deben salir a pasear. Está demostrado que el aire libre y los rayos del solo tonifican la piel y fortalecen sus huesos. Además, el sol proporciona la indispensable vitamina D.

Sin embargo, muchas veces surgen duda sobre cuándo y cómo pasear con el bebé. Empezando por el momento del día, las veces que debe salir a la calle o hasta qué edad se recomienda usar la silla de paseo. Para ayudar, os dejamos algunos consejos que pueden servir para aclarar estas dudas. Para empezar, os dejamos información para elegir qué silla de bebé comprar este año.

Horario más adecuado

La mejor hora para salir a pasear va a depender mucho de la estación del año. Durante los meses cálidos, se recomienda pasear a primera hora de la mañana o a última de la tarde. El objetivo es evitar las horas de más calor y una exposición excesiva a los rayos solares. Obviamente, está precaución debe extremarse en verano.

Justo al contrario sucede en los meses más fríos. En esa época, lo mejor es aprovechar las horas centrales del día, ya que por la mañana temprano o por la tarde, la temperatura puede ser demasiado baja para que el paseo sea agradable. La hora de la merienda, por ejemplo, es un gran momento para salir un rato.

En caso de que sople algo de viento, siempre que no sea helado, solo hay que proteger la silla para que no afecté directamente al bebé.

Por último, los pediatras recomiendan tener siempre en cuenta los hábitos y la edad del bebé a la hora de salir a pasear. Para los más pequeños, es necesario respetar los horarios de sueño y comida, para que su rutina no se vea afectada.

Cuántas veces al día

No existe ningún tipo de limitación para los paseos diarios. Como hemos dicho, el mínimo es una vez al día durante una hora, pero siempre podemos repetir las veces que queramos.

El gran problema hoy en día es que, para muchos, los horarios laborales se convierten en un impedimento para poder disfrutar de un paseo con su bebé. En caso de no poder dar paseos largos, siempre se puede intentar salir un par de veces al día, aunque sea menos tiempo.

Además, hay algunos trucos que pueden servir para sacar al niño. Por ejemplo, se pueden aprovechar los momentos en los que hay que salir para comprar algo. El efecto, aunque no sea una caminata larga, siempre será beneficioso. Para compensar, los fines de semana se pueden alargar los paseos.

Cuando los niños van creciendo, es muy importante que a los paseos se completen con un tiempo de juegos al aire libre, con otros pequeños.

Edad para la silla de paseo

Entre los especialistas, por no hablar de los padres, existe una gran controversia sobre cuál es la edad más adecuada para dejar en casa la silla de paseo y salir sin ella. Algunos afirman que no deben usarla a partir de los tres años, ya que consideran que eso favorece la autonomía del niño. Otros, en cambio, apuntan que la edad correcta para dejar la silla serían los cinco años.

Sin embargo, la postura más aceptada es que no existe una edad límite para la sillita. De hecho, para muchos es fundamental hasta, al menos, los cinco años, ya que favorece que los niños puedan acompañar a sus padres en los viajes, las excursiones, las compras y, por supuesto, los paseos largos.

Trayectos más seguros y cómodos

Los padres deben elegir trayectos que resulten cómodos y seguros para sus paseos. Conviene, por ejemplo, evitar zonas con mucho tráfico, así como pavimentos irregulares que puedan volcar la silla.

Por otra parte, el elegir una silla de paseo adecuada para la edad y las necesidades del bebé es otro aspecto fundamental. En ocasiones, se presta demasiada importancia al aspecto estético de la sillita, dejando la practicidad en un segundo plano.

Nadie niega que un buen aspecto es importante, pero, antes de eso, hay que fijarse en su seguridad, en que sea fácil de manejar y que no sea demasiado engorrosa para transportarla. Lo peor que puede pasar es que, por su tamaño, no podamos llevarla a ningún sitio con nosotros.

De igual manera, debemos comprobar que la silla incorpore un dispositivo que evite su cierre accidental una vez abierta. Debe ser, igualmente, sólida, flexible y estable, incluir un sistema de frenado eficaz y un eficiente sistema de retención.

Como suele pasar con todos los productos, el precio es otro factor importante. Ante eso, conviene recordar la manida frase de que lo barato puede salir caro. El mejor consejo es apostar por sillas de empresas consolidadas y con experiencia en el sector, como <la marca de sillas de paseo Chicco, una de las más potentes del mercado.