Iglesias, igual que Sánchez antes de ayer: «Me siento muy orgulloso de ser español»

El candidato de Unidas Podemos a la Presidencia del Gobierno, Pablo Iglesias, se declaró este viernes, última jornada de la campaña electoral, «muy orgulloso de ser español», como hizo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hace dos días en un mitin en Gijón; en el caso de Iglesias, lo atribuyó a la masiva participación que vienen registrando las marchas feministas del 8 de marzo.

Lo hizo en el mitin con el que clausuró un autodenominado «encuentro con la gente» en León, segunda escala de su jornada de cierre, que arrancó a las 11.00 horas con un evento similar en Valladolid y concluirá esta noche en el acto de remate de la campaña en el Parque Lineal del Manzanares.

Iglesias, que ya en el acto de Valladolid había reiterado su convicción de que “España son los españoles”, constató en León que España se ha convertido en un significante en política” pero “hay que ver su significado”, porque “algunos tienen la bandera muy grande” pero, cuando Podemos propone mejoras laborales o medidas para luchas contra la pobreza, “entonces se les olvida España” o “miran para otro lado”.

El líder de Podemos criticó a los rivales electorales que han convertido la campaña en “ver quién hace más el payaso o el ridículo” y se mostró convencido de que “a la gente no le gusta que le tomen por imbécil”. Por ejemplo, diciendo que el problema territorial español es Cataluña y no la falta de servicios públicos en el mundo rural.

Desde su punto de vista, la gente “se ha dado cuenta de quién ha preparado la campaña con un programa de gobierno y no con un programa de insultos” o de “vótame a mí para que no gobierne el otro”. Por eso, frente al “planteamiento cínico” de que la política no vale para nada, que le parece “terriblemente reaccionario”, insistió en pedir el voto como único partido al que no se puede comprar.

A esa insobornabilidad vinculó el que, según ha publicado el diario ‘Público’, el móvil de su colaboradora Dina Bousselham estuviera en manos de la “brigada patriótica” del excomisario Villarejo tres días después de ser robado y en las del periodista Eduardo Inda al siguiente. “Nunca más miserables que manchen el nombre de la Policía y la Guardia Civil”, proclamó.