Cosas que jamás deberíamos hacer con el móvil y casi todos hacemos

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El 88% de los españoles almacenamos información importante, confidencial y muchas veces irremplazable en nuestros aparatos como contraseñas, mensajes, fotografías, contactos y otros tipos de archivos. El 27% afirma, además, que guarda información en sus dispositivos que no le gustaría que nadie más viese, según una encuesta elaborada por Kaspersky Lab y B2B International sobre el uso del móvil y riesgos de seguridad.

Enfrentamos el móvil a robos o fugas de datos como  contraseñas del banco y otros asuntos sensibles que guardamos en su memoria. Pueden ser hackeados o incluso, gracias a una incursión que no esperamos, podemos ser espiados en nuestras pequeñas o grandes miserias. Los dispositivos que usan redes WiFi abiertas son particularmente vulnerables a estos ataques. Sin embargo, poca gente toma medidas para reducir el riesgo.

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Dormir con el móvil cerca

12Hay apps que para monitorear la calidad de tu sueño exigen dormirse con el teléfono muy cerca de ti. Y hay despistados que se duerme día sí, día también, con el aparato debajo del culo. Además del peligro de muerte del smartphone por aplastamiento, hay otros peligros que conviene conocer.

Las radiaciones que tienen los smartphones son realmente peligrosas y para nada aconsejables. Esto es así en cualquier momento del día, pero en las horas en que estamos durmiendo, puede conllevar a tener pesadillas, a no conciliar el sueño, a despertarse varias veces cada noche, etc. ¿La razón? Una alteración en el sistema de autorregulación de ciertos procesos, como por ejemplo, el del reloj biológico o los ritmos circadianos.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha indicado que los aparatos electrónicos en general -no sólo los móviles- pueden aumentar las posibilidades de padecer cáncer. Los teléfonos se basan en radiaciones ionizantes y longitudes de onda. Una investigación en Australia demostró que hay una relación importante entre el uso de los smartphones y la esterilidad en los hombres, así como también una reducción de la calidad del esperma. Y en ambos sexos, un aumento de los cuadros de estrés.

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