La ONU avisa de que la adaptación al cambio climático será un 50% más cara y los países reducen un 15% su financiación

El Programa de Naciones Unidas de la ONU (PNUMA) ha alertado de que el impacto del cambio climático se está acelerando mientras crece la falta de financiación para las medidas de adaptación, que supera «al menos en un 50 por ciento lo estimado» por el aumento de necesidades de adaptación sumado a una insuficiente financiación de este tipo de medidas.

Así, el organismo de la ONU alerta de que los países están reduciendo los fondos que dirigen a financiación de la adaptación al cambio climático en los países en desarrollo, al menos en un 15 por ciento desde 2021, a pesar de que los efectos de la emergencia climática se recrudecen, y en contra de lo prometido por los Estados en las Cumbres del Clima.

Así lo expone el nuevo informe sobre la brecha de adaptación 2023 ‘Financiación y preparación deficientes: La falta de inversiones y planificación en materia de adaptación climática deja el mundo expuesto al peligro’. Además, destaca que las carencias financieras de los países en desarrollo superan entre 10 y 18 veces los fondos públicos internacionales.

El PNUMA es claro y asegura que si no se fortalece la adaptación se producirán pérdidas y daños enormes y lamenta esta desaceleración del progreso en adaptación al cambio climático «en todos los ámbitos», a pesar de que las medidas «deberían acelerarse» para compensar los crecientes impactos y riesgos del fenómeno.

El informe se publica a pocas semanas del inicio de la Cumbre del Clima de Dubai (COP28) y concluye que el actual déficit de financiación de adaptación es de entre 194.000 y 366.000 millones de dólares anuales, al tiempo que observa como hay un «aparente estancamiento» en la planificación y la ejecución de medidas de adaptación.

Esto conlleva, en la práctica, según el informe «enorme pérdidas y daños, en particular para las personas más vulnerables». En ese sentido, la directora del PNUMA, Inger Andersen, ha subrayado que en 2023 el cambio climático «volvió a ser más perturbador y mortífero: se batieron múltiples récord de temperatura, al tiempo que se producían estragos causados por tormentas, inundaciones, olas de calor e incendios forestales».

Por ello, advierte de que el «recrudecimiento de estos impactos» indica que es «urgente» que el mundo reduzca sus emisiones de gases de efecto invernadero y multiplique sus esfuerzos de adaptación con vistas a proteger a las poblaciones vulnerables.

«Ninguna de estas dos soluciones se está cumpliendo», sentencia Andersen que recuerda que incluso si la comunidad internacional suspendiese hoy mismo todas las emisiones de gases de efecto invernadero, las alteraciones climáticas tardarían décadas en desaparecer».

De ese modo, en la rueda de prensa para presentar el informe ha instado a «todas las personas encargadas de formular políticas a que presten la debida atención al Informe sobre la Brecha de Adaptación, a que incrementen la financiación y permitan que la COP28 sea recordada como el momento en el que el mundo se comprometió plenamente a blindar a los países de ingreso bajo y a los grupos desfavorecidos frente a las consecuencias devastadoras del cambio climático».

El análisis del PNUMA asevera que los fondos necesarios para la adaptación en los países en desarrollo son superiores a lo que se estimaba: en la actualidad se calcula que oscilan entre 215.000 millones de dólares y 387.000 millones de dólares anuales en esta década.

Además, refleja que los costes modelizados por concepto de adaptación climática en los países en desarrollo se estiman ahora en un valor de 215.000 millones de dólares anuales en esta década y se prevé que aumenten significativamente para 2050.

En definitiva, observa que la financiación de la adaptación necesaria para aplicar las prioridades nacionales de adaptación, con base en la extrapolación de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) y los Planes Nacionales de Adaptación (PNAD) a todos los países en desarrollo asciende a 387.000 millones de dólares anuales.

PROMESAS INCUMPLIDAS

El trabajo saca los colores a los países porque denuncia que a pesar de esta necesidad urgente los flujos de financiación pública multilateral y bilateral para la adaptación de los países en desarrollo disminuyeron un 15 por ciento, por lo que estos fondos alcanzaron los 21.000 millones de dólares en 2021.

Para el PNUMA el descenso es «incoherente» con las promesas realizadas en la COP26 de Glasgow en la que los países se comprometieron a aportar unos 40.000 millones de dólares al año en apoyo financiero a la adaptación para 2025 y alerta de que este hecho «sienta un precedente alarmante».

El organismo multilateral reconoce que cinco de cada seis países dispone de al menos un instrumento nacional de planificación de la adaptación pero a pesar de ello, afirma que los avances para alcanzar una cobertura mundial completa se están ralentizando y el número de acciones en adaptación apoyadas con fondos internacionales para el clima «se ha estancado en la última década».

Por ello, el informe del PNUMA reclama alternativas «innovadoras» y «ambiciosas» de financiación de la adaptación para lograr prevenir pérdidas y daños y favorecer la resiliencia, algo que recuerda que es de «suma importancia» para los países de ingresos bajos y para los grupos más desfavorecidos.

PÉRDIDAS DE MÁS DE 500.000 MILLONES EN 55 PAÍSES VULNERABLES

En el informe se hace referencia a un estudio que demuestra que tan solo las 55 economías más vulnerables al clima han sufrido pérdidas y daños por un valor superior a los 500.000 millones de dólares en las dos últimas décadas.

La cuestión, según advierte el informe, es que estos costes incluso aumentarán «considerablemente» en las próximas décadas si no se adoptan medidas «contundentes» de mitigación y adaptación.

El editor científico jefe del informe de Adaptación Gap 2023 del PNUMA, Henry Neufeldt, ha explicado que los autores del trabajo han calculado que por cada mil millones de dólares que se invierten en medidas de adaptación frente a inundaciones costeras, se reducen 14.000 millones de dólares en daños económicos.

Por ejemplo, en el ámbito agrícola el PNUMA refleja que con una inversión de 16.000 millones anuales en el sector se evitará que 78 millones de personas en el mundo padecieran hambre crónica o inanición a causa de los efectos del cambio climático.

Sin embargo, el PNUMA advierte de que tanto el objetivo de duplicar los flujos de financiación internacional de 2019 en beneficio de los países en desarrollo para 2025 como un posible nuevo objetivo colectivo cuantificado (NCQG, por sus siglas en inglés) de financiación para el clima de aquí a 2030 no lograrán por sí solos subsanar de forma significativa el déficit de financiación de la adaptación ni generar los beneficios mencionados.

Andersen destaca que el Informe de Brecha de Adaptación 2023 identifica siete vías para aumentar la financiación: el gasto nacional y la financiación procedente del sector privado y la comunidad internacional; las remesas, el aumento y la adaptación de la financiación destinada a las pequeñas y medianas empresas, la aplicación del artículo 2.1.c del Acuerdo de París sobre situar los flujos financieros en un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero y, por último, una reforma de la arquitectura financiera internacional, propugnada por la Iniciativa de Bridgetown.

Finalmente, espera que el nuevo fondo de pérdidas y daños constituya una herramienta importante para movilizar recursos, aunque admite que aún subsisten algunos obstáculos. Por ello, incide en la necesidad de que el fondo recurra a mecanismos de financiación más innovadores para alcanzar la inversión necesaria.