La estampa se repite cada año, pero no por habitual resulta menos dramática. El primer gran pico de virus respiratorios y urgencias derivado de las celebraciones navideñas ha vuelto a poner en jaque al sistema sanitario español. Los principales sindicatos del sector han "estallado" ante lo que consideran una falta de previsión intolerable por parte de las distintas administraciones autonómicas.
Bajo el lema "estamos desbordados y miran a otro lado", los profesionales denuncian que la presión asistencial ha sobrepasado todas las líneas rojas, dejando a las Urgencias en una situación de "medicina de catástrofe".
La denuncia es unánime. Las plantillas están bajo mínimos debido a la falta de sustituciones por vacaciones y bajas, mientras que la afluencia de pacientes no deja de crecer. Según los representantes sindicales, las consejerías de sanidad han optado por una política de "parches" que no soluciona el problema estructural de un sistema que, tras la pandemia, no ha recuperado el aliento.
URGENCIAS COLAPSADAS, ESPERAS DE HORAS Y PASILLOS LLENOS
El epicentro del conflicto se sitúa en los servicios de Urgencias. En los últimos días, grandes hospitales de Madrid, Cataluña, Andalucía y la Comunidad Valenciana han registrado tiempos de espera que superan las seis y ocho horas para patologías no leves. La falta de camas en planta es el principal "cuello de botella"; pacientes que ya han sido diagnosticados y tienen orden de ingreso deben esperar hasta 48 horas en una camilla de pasillo porque no hay huecos en las unidades correspondientes.

"No es solo una cuestión de volumen, es una cuestión de dignidad", señalan fuentes sindicales. Los profesionales describen escenas de saturación donde la privacidad del paciente desaparece y la capacidad de reacción del personal se ve mermada por el agotamiento físico y mental. Estamos atendiendo a la gente en condiciones que no son propias de un sistema sanitario moderno, y lo peor es que las consejerías miran a otro lado como si esto fuera una tormenta pasajera", denuncian.
LA ATENCIÓN PRIMARIA SE AGRIETA: "LAS CONSEJERÍAS MIRAN A OTRO LADO...", DICEN LOS SINDICATOS SANITARIOS
El colapso de las Urgencias hospitalarias es solo el síntoma de una enfermedad más profunda que nace en la Atención Primaria. Durante estas fiestas, muchos centros de salud han visto reducidas sus agendas por la falta de personal, lo que empuja a los ciudadanos a acudir directamente al hospital ante la imposibilidad de conseguir una cita en un tiempo razonable.
Los sindicatos recalcan que la falta de refuerzos en los ambulatorios durante la campaña de Navidad es "crónica". Los médicos de familia y enfermeros que se quedan al frente de los centros deben asumir las agendas de sus compañeros de vacaciones, llegando a gestionar más de 50 o 60 pacientes al día. Esta sobrecarga impide realizar un seguimiento preventivo adecuado, lo que acaba derivando en complicaciones que terminan, inevitablemente, saturando aún más los hospitales.
"Estamos atendiendo a la gente en condiciones que no son propias de un sistema sanitario moderno"
LAS RESPUESTAS DEL GOBIERNO NO LLEGAN
Frente a este escenario, las críticas se dirigen directamente a los responsables políticos. Los sindicatos acusan a las comunidades autónomas de minimizar la crisis. Mientras los profesionales denuncian el colapso, muchas consejerías se limitan a hablar de "picos de demanda previstos" y aseguran que los planes de contingencia están funcionando.

Sin embargo, para los trabajadores, estos planes son papel mojado. "Un plan de contingencia sin contratación de personal real es solo un ejercicio de relaciones públicas", critican desde las centrales sindicales. Exigen que se abran las camas que permanecen cerradas por falta de personal, que se incentiven las guardias y que se establezca una planificación real que no dependa de la buena voluntad y el sacrificio de los sanitarios.
Con todo, la sanidad española afronta el nuevo año en un estado de máxima tensión. El grito de auxilio de los profesionales es claro: el sistema no aguanta más recortes encubiertos en forma de no sustituciones. Si las administraciones no dejan de "mirar a otro lado" y afrontan la realidad de los pasillos colapsados, el 2026 comenzará con una sanidad no solo desbordada, sino profundamente herida en su confianza con los gestores.







