Casi cuatro millones de casas vacías en España y la gente sin poder alquilar, ¿cuál es el verdadero problema?

España convive con una paradoja cada vez más difícil de explicar: millones de viviendas cerradas mientras el acceso al alquiler se vuelve una carrera de obstáculos. Los datos apuntan a casi cuatro millones de casas vacías, pero el mercado sigue tensionado y los precios no dan tregua. ¿Está el problema realmente en la falta de vivienda o en algo mucho más profundo que no se está abordando?

La problemática de la vivienda (casas) en España parece tener solución, sin embargo, el camino que hay recorrer para llegar a ella parece ser bastante complejo. ¿Cómo puede ser que encontrar un piso sea una odisea mientras el país acumula millones de viviendas cerradas? ¿Dónde están esas casas vacías de las que tanto se habla cuando los alquileres baten récords? ¿Y por qué, si existen, no alivian la presión sobre quienes buscan un hogar?

España vive una paradoja incómoda. Los precios de compra y alquiler no dejan de subir, la emancipación se retrasa hasta los 30 años y las protestas por la vivienda llenan calles y titulares. Al mismo tiempo, el Instituto Nacional de Estadística (INE) calcula que hay unos 3,8 millones de viviendas vacías, casi el 15% del parque total.

La respuesta no es simple ni cómoda. No todo se reduce a especulación, ni todas esas casas están “esperando” a un inquilino. El problema es más profundo, estructural y, en muchos casos, territorial.

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Muchas casas, pero no donde la gente las necesita

Muchas casas, pero no donde la gente las necesita
Hay casas, pero lejos del empleo, de los servicios y de las oportunidades. Fuente: Agencias

Una de las claves está en el mapa. La mayoría de las viviendas vacías no se concentran en Madrid, Barcelona o Valencia, sino en zonas rurales y municipios pequeños de la llamada “España vaciada”. Galicia, Castilla y León o Extremadura acumulan miles de casas sin uso, mientras la demanda real se dispara en grandes ciudades y áreas turísticas.

Esto genera un choque evidente, hay casas, pero lejos del empleo, de los servicios y de las oportunidades. No es que falten viviendas en términos absolutos, es que faltan donde la gente quiere (o necesita) vivir. De hecho, en las ciudades de más de 250.000 habitantes, las viviendas vacías apenas representan una pequeña parte del total, insuficiente para absorber la presión actual del mercado.

A eso se suma otro factor poco visible, muchas de esas viviendas no están en condiciones de ser habitadas. Casas antiguas, sin eficiencia energética, con problemas de accesibilidad o que requieren reformas costosas. Para muchos propietarios, ponerlas en alquiler implica una inversión que no pueden o no quieren asumir.

Miedo, leyes y desconfianza: por qué no salen al mercado

Miedo, leyes y desconfianza: por qué no salen al mercado
Las medidas aprobadas durante la pandemia, que suspendieron desahucios para colectivos vulnerables, siguen vigentes. Fuente: Agencias

El segundo gran bloqueo es psicológico y legal, sí, aunque cueste creerlo, el tema psicológico tiene un gran peso en la problemática. El temor a los impagos y a los largos procesos judiciales pesa mucho en la decisión de mantener una vivienda cerrada. Aunque los casos de ocupación o morosidad son estadísticamente bajos, su impacto mediático ha calado hondo entre los propietarios.

Las medidas aprobadas durante la pandemia, que suspendieron desahucios para colectivos vulnerables, siguen vigentes y han alimentado la sensación de inseguridad jurídica. Muchos propietarios sienten que el equilibrio se ha roto y que el riesgo de alquilar no compensa, al contrario, lo que puede generar actualmente poner una vivienda en alquiler son problemas legales. El resultado es una retirada silenciosa de pisos del mercado, justo cuando más se necesitan, y es justo este factor el que esta impulsado la crisis habitacional en el país.

También hay motivos menos ideológicos y más cotidianos. Un porcentaje importante de viviendas vacías son herencias bloqueadas por desacuerdos familiares, pisos que están a la espera de una venta o casas reservadas para un uso futuro. No responden a una estrategia especulativa, sino a decisiones personales que, sumadas, tienen un impacto colectivo enorme.

El debate de fondo: oferta insuficiente y soluciones mal enfocadas

El debate de fondo: oferta insuficiente y soluciones mal enfocadas
El gran ausente sigue siendo el parque de vivienda social. Fuente: Agencias

Tanto el Banco de España como la OCDE coinciden en el diagnóstico principal, el problema no se resolverá solo movilizando vivienda vacía. La oferta total es insuficiente frente al número de nuevos hogares creados. Entre 2022 y 2024 se construyeron muchas menos viviendas de las que el país necesitaba, y esa brecha sigue creciendo.

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Las propuestas de imponer impuestos a las viviendas vacías vuelven una y otra vez al debate. La OCDE plantea un enfoque “quirúrgico”, es decir, aplicar recargos solo en zonas tensionadas y de forma progresiva. La idea no es castigar por castigar, sino incentivar que salgan al mercado los pisos que sí podrían aliviar la demanda real. Aun así, incluso esta medida tendría un efecto limitado si no va acompañada de más construcción y rehabilitación.

El gran ausente sigue siendo el parque de vivienda social. España apenas alcanza el 3% del total, muy lejos de la media europea. Para equipararse, harían falta alrededor de 1,5 millones de viviendas de alquiler asequible. Sin ese colchón público, el mercado privado asume toda la presión y cualquier desequilibrio se traduce en subidas de precios.

La existencia de millones de casas vacías no es una solución mágica ni una contradicción absurda, sino el síntoma de un sistema mal ajustado. Falta vivienda donde hay trabajo, sobran obstáculos para alquilar y las políticas llegan fragmentadas y tarde. Entender esto es el primer paso para dejar de buscar culpables fáciles y empezar a exigir soluciones que realmente encajen con la realidad del país. Porque casas hay, pero hogares, cada vez cuesta más encontrarlos.

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