La cesta de Navidad como derecho adquirido: cuándo los trabajadores pueden reclamar su regalo anual

Cada diciembre, miles de trabajadores esperan la cesta de Navidad sin saber si es un simple detalle o un derecho real. Lo que muchos desconocen es que, en algunos casos, suprimirla puede no ser legal. La clave está en la costumbre y en cuándo ese regalo pasa a formar parte de las condiciones laborales.

Cada diciembre vuelve la misma escena en muchas oficinas y fábricas, conversaciones en voz baja, miradas al calendario y una pregunta que se repite más de lo que parece razonable. “¿Este año habrá cesta de Navidad?”. Para algunos es una simple tradición; para otros, un símbolo de reconocimiento que marca el cierre del año laboral. Y cuando no llega, la decepción suele ser proporcional a la costumbre.

Lo curioso es que, aunque muchos trabajadores creen que la cesta está garantizada por ley, la realidad es bastante más matizada. No aparece en el Estatuto de los Trabajadores ni es un derecho universal, pero eso no significa que la empresa pueda retirarla siempre sin consecuencias. En determinados casos, suprimirla puede convertirse en un problema legal serio.

En los últimos años, este tema ha generado debates encendidos en redes sociales y grupos de WhatsApp de empresa. Hay quien habla de “recorte encubierto”, quien lo ve como algo menor y quien directamente amenaza con reclamar. Todo depende de una palabra clave que los tribunales repiten con frecuencia: costumbre.

Publicidad

No es obligatoria, pero tampoco un simple regalo

No es obligatoria, pero tampoco un simple regalo
Si una empresa nunca ha entregado cesta de Navidad, no está obligada a empezar a hacerlo. Fuente: Agencias

La ley es clara en un punto, si una empresa nunca ha entregado cesta de Navidad, no está obligada a empezar a hacerlo. No hay norma que fuerce a ese gesto, por muy extendido que esté en otras compañías o sectores. Por eso, cada año hay trabajadores que descubren, con sorpresa, que no pueden exigir algo que en realidad nunca formó parte de su relación laboral.

El problema surge cuando la cesta se ha entregado durante años de forma regular. Ahí deja de ser un detalle puntual y empieza a percibirse como algo “de siempre”. Muchos empleados explican que no se trata del valor económico, sino de la sensación de pérdida: “No es la cesta, es que nos quitan algo que dábamos por hecho”, se repite en foros y comentarios. Esa percepción colectiva es clave para entender por qué los jueces empiezan a hablar de derecho adquirido.

Cuando la tradición se convierte en un derecho laboral

Cuando la tradición se convierte en un derecho laboral
Cuando desaparece de un año para otro, la reacción no suele ser tibia. Fuente: Agencias

La jurisprudencia ha ido marcando el camino, tanto para trabajadores como para las empresas. El Tribunal Supremo ha dejado claro que una ventaja concedida de forma reiterada puede convertirse en una condición más beneficiosa. En la práctica, esto significa que si la empresa ha entregado la cesta durante varios años, a toda o casi toda la plantilla, y sin avisar de que era algo excepcional, puede haber creado un derecho consolidado.

Muchos trabajadores cuentan que la cesta figuraba implícitamente en la planificación anual, se presupuestaba, se anunciaba con antelación e incluso se organizaban entregas internas. Cuando desaparece de un año para otro, la reacción no suele ser tibia. Hay enfado, sensación de agravio comparativo y, en algunos casos, consultas inmediatas a abogados o sindicatos. No es casualidad que varios conflictos hayan acabado en los tribunales.

¿Puede la empresa eliminarla o sustituirla sin más?

¿Puede la empresa eliminarla o sustituirla sin más?
La cesta de Navidad parece un detalle menor, pero para muchos trabajadores es un termómetro de la relación con su empresa. Fuente: Agencias

Aquí está el punto más delicado. Si la cesta se considera ya una condición más beneficiosa, la empresa no puede retirarla de forma unilateral. No basta con un correo anunciando que “este año no habrá cesta” o con ofrecer un cheque regalo como sustitución sin más explicaciones. Eso, según los tribunales, puede suponer una modificación sustancial de las condiciones de trabajo.

En la práctica, muchas empresas intentan negociar alternativas para evitar conflictos, cambiar el formato, ofrecer opciones o pactar la supresión con la representación de los trabajadores. El problema aparece cuando no hay diálogo. En redes sociales abundan testimonios de empleados que aceptaron la retirada “por no montar lío” y que ahora se arrepienten al saber que podían haber reclamado. La pasividad, en estos casos, puede jugar en contra.

La cesta de Navidad parece un detalle menor, pero para muchos trabajadores es un termómetro de la relación con su empresa. Cuando se mantiene, refuerza la idea de continuidad; cuando desaparece sin explicación, genera ruido, desconfianza y malestar. Por eso, antes de asumir que “este año toca resignarse”, conviene mirar atrás y preguntarse si lo que se pierde era solo un regalo… o algo que el tiempo convirtió en un derecho. Y esa es una conversación que, cada diciembre, vuelve a estar más viva que nunca.

Publicidad
Publicidad