La causa de estas atenciones es la rápida propagación de una nueva variante K de la gripe A (H3N2) subclado K. Esta cepa, con mutaciones en su superficie, está demostrando una alta capacidad de contagio, afectando especialmente a los grupos más vulnerables: niños pequeños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
La situación en España es un reflejo de esta tendencia. La tasa de gripe ha alcanzado los 112,2 casos por cada 100.000 habitantes, una cifra casi diez veces superior a la registrada en el mismo periodo del año pasado. Este aumento acelerado obliga a reforzar las estructuras hospitalarias, un escenario que se repite en países como Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Japón.
¿Qué hace diferente a la variante K de la gripe A (H3N2)?

El virus de la gripe H3N2 no es nuevo, pero su subclado K presenta mutaciones en su cápside externa. Estos cambios son importantes porque pueden dificultar la inmunidad natural que algunas personas tienen por exposiciones anteriores, e incluso reducir la protección brindada por las vacunas estacionales actuales. En términos simples, el sistema inmunológico de muchas personas no la reconoce con la misma eficacia.
Expertos consultados por agencias internacionales advierten que, por ahora, no hay evidencia de que esta variante cause una enfermedad más grave individualmente. El problema principal es su elevadísima transmisibilidad. Un volumen tan alto de contagios en poco tiempo, sumado a la circulación simultánea del virus respiratorio sincitial (VRS) y el SARS-CoV-2, multiplica el riesgo de complicaciones y satura los centros de salud. Esta co-circulación de virus también complica los diagnósticos, haciendo necesarias pruebas para diferenciar entre gripe, COVID-19 y VRS.
Especialistas advierten que los niveles de contagio se mantendrán altos y podrían extenderse hasta la primavera. Cada incremento en los casos aumenta matemáticamente la posibilidad de que más personas desarrollen complicaciones graves, como neumonías, que requieran hospitalización.
Síntomas, grupos de mayor riesgo y prevención ante la H3N2

Los síntomas de esta gripe son similares a los de otras variantes y, significativamente, se parecen mucho a los del COVID-19. Incluyen fiebre alta, malestar general intenso, dolores musculares y articulares, tos seca y fatiga excesiva. Los grupos poblacionales más vulnerables son: por un lado, los menores de cinco años, especialmente los niños muy pequeños. Por otro, los adultos mayores de 65 años. A estos se suman las personas de cualquier edad con enfermedades crónicas subyacentes, como problemas cardíacos, pulmonares, diabetes o inmunodepresión.
Ante este escenario, las autoridades sanitarias insisten en reforzar las medidas de prevención básicas, muchas de las cuales se interiorizaron durante la pandemia de COVID-19. La higiene de manos frecuente con agua y jabón o gel hidroalcohólico es fundamental. Se recomienda evitar tocarse la cara, especialmente ojos, nariz y boca.
Al estornudar o toser, se debe cubrir la boca y la nariz con un pañuelo desechable o con la parte interna del codo, nunca con las manos. La ventilación de los espacios cerrados (escuelas, oficinas, hogares) sigue siendo una herramienta poderosa para reducir la concentración de virus en el aire. Y, por supuesto, se aconseja quedarse en casa si se presentan síntomas, para evitar contagiar a otros.
Sobre la vacunación, la Organización Mundial de la Salud y las agencias nacionales manifiestan que sigue siendo la herramienta más importante. Aunque la eficacia de la vacuna de esta temporada frente a esta variante concreta pueda ser algo menor, la protección que confiere sigue siendo muy relevante. La vacunación reduce el riesgo de hospitalización y de muerte, y ayuda a disminuir la transmisión comunitaria.
Cataluña impone el uso de mascarillas en centros sanitarios

La gravedad de la situación ha llevado a algunas regiones a tomar medidas específicas. Cataluña ha sido la primera en anunciar una acción concreta. La portavoz del Govern, Sílvia Paneque, comunicó que a partir de hoy miércoles 10 de diciembre será obligatorio el uso de mascarillas en todos los ámbitos sanitarios y sociosanitarios de la comunidad.
Paneque explicó la decisión: “Al igual que las vacunas ayudan a salvar vidas, la contención de la gripe a través de la utilización de la mascarilla también es una manera de ayudar a salvar vidas”. Añadió que la experiencia de la COVID-19 respalda esta medida: “La COVID-19 ya nos demostró que la utilización de las mascarillas es una opción preventiva”.
La obligatoriedad, que tendrá una vigencia inicial de 15 días prorrogables, afecta a centros de atención primaria (CAP), hospitales, centros de salud mental, residencias de mayores y centros para personas con discapacidad. Deberán usarla todas las personas a partir de los 6 años, incluyendo pacientes, visitantes y profesionales. Quedan exentas las personas ingresadas en su habitación, quienes tengan dificultades respiratorias agravadas por su uso, los menores de 6 años y aquellos con discapacidad que les impida manipularla.
¿Qué hacer y qué no hacer ante el riesgo por la variante del virus de la gripe A (H3N2)?

Los especialistas recuerdan que la gripe es un virus, por lo que los antibióticos no son efectivos contra ella. Su uso indebido contribuye al grave problema de la resistencia bacteriana. El tratamiento se centra en aliviar los síntomas: reposo, hidratación abundante y medicamentos para la fiebre y el malestar, como paracetamol o ibuprofeno, siempre bajo consejo médico o farmacéutico.
Es crucial buscar atención médica si aparecen signos de alarma: fiebre persistente por más de 3-4 días, dificultad para respirar, dolor en el pecho, confusión o un empeoramiento repentino después de una leve mejoría. El avance del subclado K variante del virus de la gripe A (H3N2) define un panorama sanitario complejo para los próximos meses.
La situación actual refuerza la importancia de la responsabilidad individual y colectiva. Acudir a vacunarse, adoptar medidas de higiene respiratoria y usar el sentido común —quedarse en casa si se está enfermo— son acciones que, sumadas, tienen un impacto enorme en la protección de los más vulnerables y en la preservación de la capacidad de los hospitales.







