Todo lo que pierde Eurovisión con la retirada de España y otros países de la edición de 2026

  • A la retirada de España y RTVE se le han sumado las cadenas de Países Bajos (AVROTROS), de Irlanda (RTÉ) y de Eslovenia (RTVSLO), pero hay más deliberando.

  • El no renunciar a la participación de Israel le supone a Eurovisión un problema de imagen y de audiencia, perdiendo millones de espectadores.
  • La decisión adoptada en la Asamblea General de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) de permitir la participación de Israel en la edición de 2026 del Festival de Eurovisión ha desencadenado una reacción en cadena entre varias televisiones públicas europeas que ha terminado por vaciar parte del mapa tradicional del certamen.

    En cuestión de horas, RTVE confirmó que no sólo retiraba a España de la competición del próximo año, sino que tampoco retransmitirá las galas previstas en mayo de 2026 en Viena. A esa decisión se sumaron las cadenas públicas de Países Bajos (AVROTROS), de Irlanda (RTÉ) y de Eslovenia (RTVSLO), que comunicaron su no participación como protesta tras la confirmación de la presencia israelí. Estas semanas, otras naciones deciden.

    La UER se justificó en que, tras las deliberaciones en Ginebra, los miembros habían respaldado una serie de reformas en las normas del certamen destinadas a reforzar la "transparencia y la confianza" en el proceso de votación, y que, con esas garantías, no sería necesaria una votación extraordinaria para apartar a ningún país. Esto, llevado a la práctica, deja a Israel habilitado para competir en la edición del 70.º aniversario.

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    "El resultado de esta votación demuestra el compromiso compartido de nuestros miembros con la protección de la transparencia y la confianza en el Festival", declaró Delphine Ernotte Cunci, presidenta de la UER, tras la reunión.

    Una de las participantes por Israel con una bandera en Eurovisión
    Una de las participantes por Israel con una bandera en Eurovisión | Fuente: Agencias

    La respuesta de las televisiones que abandonan el certamen está sustentada en la situación humanitaria en Gaza y en la percepción de que la participación de Israel convierte el festival en un escenario con connotaciones políticas que estas emisoras no están dispuestas a normalizar.

    El presidente de RTVE, José Pablo López, resumió así la postura oficial española al anunciar la retirada: "Eurovisión no es un concurso de canciones sino un festival dominado por intereses geopolíticos". RTVE añadió que no se emitirán ni las semifinales ni la final previstas para los días 12, 14 y 16 de mayo de 2026.

    Eurovisión no es un concurso de canciones, sino un festival dominado por intereses geopolíticos

    José Pablo López, presidente de RTVE

    Desde la otra orilla, las autoridades y responsables de medios israelíes reprocharon la retirada y criticaron a las cadenas que han decidido renunciar. Algunos dirigentes israelíes calificaron la decisión de impropia y llegaron a proferir reproches contundentes. De hecho, representantes israelíes han llegado a desear que "la desgracia" cayese sobre quienes se retiraban. Los responsables del canal público israelí KAN recordaron también en semanas anteriores que la intención de Israel era participar y pidieron que el certamen mantuviera su carácter cultural por encima de controversias políticas.

    Eurovisión renuncia a su imagen y a un puñado de audiencia

    De esta manera, queda claro que la UER ha preferido que Eurovisión se ponga en tela de juicio, alejándose de su carácter de festival abierto y comprometido. Y, por qué no decirlo, renunciando a un gran número de espectadores.

    El coste en audiencias es inmediato y cuantificable con datos de 2025. España, que participa de forma ininterrumpida desde 1961, aporta a Eurovisión una de sus mayores audiencias. La emisión de Eurovisión 2025 congregó 5.884.000 espectadores y un 50,1 % de cuota de pantalla, mientras que durante las votaciones el seguimiento se disparó hasta los 6.315.000 espectadores y 59,7 % de audiencia.

    Asimismo, la final de 2025 fue seguida en Países Bajos por alrededor de 3.590.000 espectadores, según los datos difundidos por su cadena pública. Irlanda registró una media cercana a 268.000 espectadores en RTÉ para la final de 2025 y en Eslovenia las emisiones del certamen alcanzaron audiencias medias destacadas en semifinales y picos de seguimiento, con cifras que permiten estimar una pérdida adicional cercana a las centenas de miles de espectadores.

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    El peso de la historia recae sobre Eurovisión y la decisión de expulsar a Israel 
    Cartel oficial de Eurovisión 2026 | Fuente: Eurovisión

    Hace unos meses, la UER difundió que la edición de Basilea alcanzó una audiencia global de aproximadamente 166 millones de espectadores en los 37 mercados participantes, la cifra más alta en años recientes y una marca que reflejaba tanto el impacto televisivo como la interacción en plataformas digitales. La ausencia de más de 10 millones de espectadores en los mercados referidos reduce proporcionalmente la capacidad del certamen para mantener esos registros y modifica la ecuación del alcance europeo del evento.

    Las consecuencias prácticas trascienden las cifras de pantalla. España forma parte del grupo conocido como 'Big Five', responsables de una parte sustancial de la financiación del concurso. Por ello, su salida implica, además de la pérdida de audiencia, mermar la aportación económica directa y un perjuicio en la red de alianzas promocionales que tradicionalmente acompaña la participación de esos países en la organización, la publicidad y la promoción internacional del evento.

    El hipotético efecto sobre ingresos publicitarios, venta de entradas y patrocinio es un riesgo que la UER y la cadena anfitriona —ORF, por estar prevista la sede en Viena— tendrán que calibrar en las próximas semanas.

    Otros países se plantean su participación

    Como hemos mencionado al inicio, a partir del anuncio de las bajas ya confirmadas, otras cadenas han señalado que estudiarán la situación y que comunicarán su postura en los próximos días, en un calendario que la propia UER ha marcado para cerrar la lista final de participantes antes de las fechas marcadas en el calendario contractual del festival.

    La UER ha indicado que espera contar con alrededor de 35 países para la edición de Viena, una cifra que, de confirmarse, implicaría la participación de muchos de los mercados centrales del festival, aunque sin la presencia de emisoras que hasta ahora representaban audiencias relevantes en Europa.

    En paralelo, las reacciones en redes sociales, en la industria musical y en los entornos políticos han multiplicado las iniciativas y las propuestas alternativas: desde llamadas a contraprogramación televisiva hasta la conservación y promoción del Benidorm Fest en España con carácter autónomo, medidas que reflejan la búsqueda de canales para canalizar tanto la protesta política como el ocio y la industria de la música. RTVE ha indicado que mantendrá los eventos propios vinculados al circuito musical nacional, pese a no emitir Eurovisión 2026.

    Las semanas que quedan hasta la celebración del festival serán decisivas para concretar la lista definitiva de participantes, el impacto presupuestario y las estrategias de comunicación que adopte la UER para explicar a patrocinadores, cadenas restantes y audiencia cómo se articulará la celebración del 70.º aniversario del certamen en Viena.

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