El eterno debate sobre la empanada perfecta parece girar siempre en torno a una única y divisiva pregunta: ¿con o sin cebolla? Es la conversación recurrente en cada reunión familiar, la duda existencial que asalta a cualquiera que se enfrente a esta receta tradicional. Lo que pocos saben es que mientras nos perdemos en esa discusión, la verdadera batalla gastronómica se libra en un terreno completamente diferente y mucho más decisivo para el resultado final. Un secreto a voces entre las abuelas gallegas que ahora un reputado chef se ha atrevido a desvelar, cambiando para siempre las reglas del juego.
Y es que mientras gastamos energía defendiendo nuestra postura sobre la humilde hortaliza, estamos pasando por alto el elemento que de verdad eleva o hunde el plato. Porque, seamos sinceros, el relleno puede ser sublime, pero si la cobertura no está a la altura, la decepción es mayúscula. Pues bien, prepárate, porque el verdadero secreto de la mejor empanada gallega no está en el relleno, sino en la masa y, más concretamente, en un ingrediente que tienes delante de tus narices cada vez que la cocinas y que probablemente acabas desechando.
5EL VEREDICTO FINAL: UNA MASA QUE CUENTA UNA HISTORIA

Al final, este método consigue algo maravilloso: que cada empanada sea única y que su masa cuente la historia de lo que lleva dentro. Una masa hecha con el aceite de un relleno de zamburiñas tendrá un delicado aroma a mar, mientras que la de una empanada de picadillo tendrá la potencia del pimentón y el ajo. La masa deja de ser un actor secundario y se convierte en protagonista, en la narradora del sabor. Es la diferencia entre leer la sinopsis de un libro y leer el libro entero.
Así que la próxima vez que te encuentres en medio de la eterna disputa sobre la cebolla, sonríe con suficiencia. Tú ya sabes que el debate real es otro, mucho más interesante y sabroso. Y es que cuando saques del horno esa empanada dorada, con una masa que brilla con el color de su propio relleno, comprenderás que has descifrado el código. Porque en ese momento, la perfección no se encuentra en un solo ingrediente, sino en la conexión total entre la masa y su alma. Y ese, amigo mío, es un secreto que vale su peso en oro.