El buen clima y el calor son sinónimos de ocio, reuniones, viajes y excesos. No hay que sentirse culpable por haber comido más de la cuenta durante las vacaciones, pero sí es importante actuar con responsabilidad al regresar a la rutina. Y es que, cuando el calor se despide y los días comienzan a acortarse, también es momento de replantearse hábitos y volver a una dieta equilibrada.
La vuelta de las vacaciones no solo marca el regreso a la oficina, sino también el intento desesperado de muchos por librarse de esos kilos de más acumulados entre chiringuitos, helados y cenas con amigos. Pero, cuidado: no todo vale. Y mucho menos, dejarse engañar por cualquier dieta que circule por redes sociales.
3Más allá del plato: cambiar el chip para cambiar el cuerpo
Una buena dieta no empieza en la lista del supermercado, sino en la cabeza. Porque para comer bien, primero hay que pensar diferente. ¿Cuántas veces comemos por ansiedad, aburrimiento o estrés? ¿Cuántas otras nos premiamos con comida porque “nos lo merecemos”? Estos patrones no se resuelven con un menú bajo en calorías, sino con un cambio real en los hábitos.
Por eso, el enfoque actual de los centros especializados ya no se limita a contar calorías, sino que busca establecer una relación sana con la comida. Aprender a escuchar el cuerpo, identificar señales de hambre y saciedad, organizar horarios y evitar el autosabotaje son pasos claves para lograr resultados duraderos.
Como bien indican los profesionales de Naturae Nutrición, la planificación es esencial. Dejarse guiar por una pauta establecida, que combine nutrición con actividad física y bienestar emocional, es la única manera de alcanzar un equilibrio real. Y eso solo se consigue si el proceso se disfruta, no se sufre.
