El buen clima y el calor son sinónimos de ocio, reuniones, viajes y excesos. No hay que sentirse culpable por haber comido más de la cuenta durante las vacaciones, pero sí es importante actuar con responsabilidad al regresar a la rutina. Y es que, cuando el calor se despide y los días comienzan a acortarse, también es momento de replantearse hábitos y volver a una dieta equilibrada.
La vuelta de las vacaciones no solo marca el regreso a la oficina, sino también el intento desesperado de muchos por librarse de esos kilos de más acumulados entre chiringuitos, helados y cenas con amigos. Pero, cuidado: no todo vale. Y mucho menos, dejarse engañar por cualquier dieta que circule por redes sociales.
2¿La solución está en la dieta? Solo si es personalizada y realista

Al volver a la rutina, muchas personas cometen el error de lanzarse a cualquier dieta restrictiva sin reflexionar demasiado. Y en ese apuro por recuperar la figura, lo que suele perderse no es grasa, sino agua y masa muscular. Así lo explican los nutricionistas clínicos, quienes advierten que una pérdida brusca rara vez es sostenible o saludable.
En lugar de una dieta basada en eliminar grupos enteros de alimentos o contar calorías hasta la obsesión, los expertos proponen un enfoque mucho más integral: la creación de un plan nutricional ajustado al ritmo de vida, tipo de trabajo, niveles de estrés y patologías personales del paciente. Es decir, dejar de copiar lo que hacen otros y centrarse en lo que uno realmente necesita.
¿El secreto? No hay tal. Simplemente, dejar de ver la alimentación como un castigo o una carrera contrarreloj. Una dieta exitosa es aquella que puedes mantener en el tiempo, que te permite comer con placer, y que se adapta a tus circunstancias sin necesidad de recurrir a productos “milagrosos” o modas pasajeras.